Jorge Nestor Noya (izq) posa con uno de sus clientes con un jaguar muerto. Foto: Revista Nómadas
Una red criminal de caza de animales, que fue desmantelada en Argentina, también operaba en Bolivia, trayendo clientes extranjeros para que maten jaguares y otros animales, según la investigación periodística de la revista ecologista Nómadas.
La red que estaba encabezada por Jorge Néstor Noya, ahora preso en Argentina, habría realizado unos 30 viajes a la selva boliviana para cazar animales, los que luego eran taxidermizados para ser enviados a los clientes en otros países, por costos de hasta 50 mil dólares.
Se trata de la empresa Caza & Safaris Argentina, cuyos integrantes están imputados en Argentina, mientras que en Bolivia la activista Lisa Corti y el guardaparque Marcos Uzquiano abrieron una causa en la Fiscalía, aunque no avanza.
Uzquiano dijo conocer del ingreso de esta empresa en 2023 al Área de Manejo Integrado San Matías, para cazar jaguares. “Se tomó conocimiento de que por intermedio del Club de Caza: Caza & Safari Argentina, el señor Jorge Néstor Noya, durante la gestión 2023, promocionó y (ha) ejecutado la realización de acciones relacionadas con la cacería ilegal de jaguares en el área protegida ANMI San Matías del departamento de Santa Cruz. El señor Luis Villalba Ruiz fue una de las personas que perpetraron el hecho denunciado, como cazador y biocida, habiéndose corroborado la muerte (biocidio) de al menos cinco individuos de esta especie”, dice parte de la demanda presentada por Uzquiano ante la Fiscalía Especializada en Delitos de Narcotráfico, Medioambiente, Pérdida de Dominio, Financiamiento del Terrorismo y Legitimación de Ganancias Ilícitas del departamento de Santa Cruz.
La revista Nómadas afirma que Noya trajo a turistas cazadores a Bolivia en más de 30 oportunidades desde la década del 80.
Entre tanto, en Argentina, Noya está acusado de delitos de asociación ilícita, provisión ilegal de armas de fuego, maltrato animal y depredación de la fauna silvestre. Junto a él, hay otros seis imputados, dos de ellos por ser jefes de esa organización criminal y, el resto, como miembros.
La empresa de Noya, según la investigación, promocionaba sus viajes de caza en España y otros países, traía a sus clientes a Latinoamérica y, para el caso de Bolivia, los transportada desde Brasil hasta la selva en avioneta. El paquete incluía las armas para matar a los animales en Argentina, Bolivia, Paraguay y hasta en África.
En los operativos realizados en Argentina se incautaron 7.951 taxidermias, que es el procedimiento de disecar animales para conservarlos con apariencia de seres vivos. “Ahí están los jaguares que también habían sido cazados en el oriente boliviano y especies autóctonas de Argentina, cuya caza está prohibida. Este proceso de taxidermia se realizaba —según la investigación— en talleres ilegales en Argentina y luego esos “trofeos” eran enviados a los países de los clientes cazadores”, sostiene Nómadas.
La investigación periodística está firmada por el periodista Iván Paredes.
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