Santa Cruz pierde niños en la favela

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Rodolfo Huallpa

Giovana de la Cruz / Piedra en el zapato

En la capital cruceña el panorama no es menos desolador que en las demás ciudades. El clima en Santa Cruz es uno de los factores que más beneficia para que se vea a simple vista a los niños, niñas y adolescentes en situación de calle; mismos, ubicados en los semáforos, rotondas, avenidas principales, sectores comerciales entre otros.

Pero también existen niños y adolescentes ocultos en el espacio boscoso en la denominada ‘favela’, ubicada en el cordón ecológico del río Piraí, a la altura del cuarto anillo y avenida Busch, considerado uno de los puntos más peligrosos ‘tomados’ por personas en situación de calle, que, en su mayoría, están inmersas en las drogas.

De acuerdo a reportes de la Policía, vecinos y autoridades departamentales, este sitio concentra un promedio de 100 personas adictas a las sustancias controladas, proveedores e indigentes. Estos lugares, muchas veces son inaccesibles para la Policía y la sociedad civil debido a su alta peligrosidad.

En este peligroso lugar donde no existe presencia del Estado, crecen niños que de acuerdo al tiempo de permanencia en la ‘favela’, se hacen menos niños.

“Nos dimos cuenta que estábamos perdiendo contacto con los chicos que estaban dentro. Los niños que salen de la ‘favela’ ya no quieren jugar, ni hablar con nosotros, están tan metidos en el consumo (drogas) que son como pequeñas luces apagadas”, asegura Lily Fluharty, Directora de la Fundación Ancla de Esperanza.

Lily Fluharty, de nacionalidad estadounidense, es más conocida por la población en situación de calle como la hermana Lily, asegura que a pesar de la situación en la que estén estos niños, no hay casos perdidos ni puntos sin retorno, es por eso que buscan estrategias para continuar manteniendo ese lazo con los niños de la ‘favela’.

Cuando este medio visitó este temido lugar vimos a una patrulla de la Policía en el ingreso al sector y a pocos metros tres niños montados en una carreta con caballos consumiendo droga. La hermana Lily nos dice que es recurrente ver la patrulla de la Policía por el lugar, pero ello no cambia el panorama de lo que se vive en esa zona.

Pocos son los muchachos que salieron de la ‘favela’ y no volvieron, los pocos que lo lograron no quieren hablar de ello, asegura Lily. Lo poco que le contaron es que cuando están en consumo ven al mismísimo diablo rondando por el lugar.

Muchas veces la Policía, Fiscalía y Defensorías realizan operativos en el sector, lo lamentable es que horas después todo vuelve a la normalidad.

“Lo más difícil es sentir que estamos perdiendo niños. Conocemos el motivo por el que salieron de sus casas y vemos que ellos conforme pasan los años dejan de soñar y eso dificulta la manera de ayudarles”, asegura Fluharty.

Al acompañar a Lily a un recorrido por afueras de la ‘favela’ encontramos a dos muchachos durmiendo cerca de un puesto de venta de pollos.  Inmediatamente nos vieron reconocieron a la gringuita. Uno de ellos le reclamó por qué no había venido el día de sus cumpleaños, sin embargo, Lily si vino, pero no lo encontró porque estos niños por el grado de consumo de drogas pierden la noción del tiempo, a tal extremo que recién ese día, Carlos (nombre convencional) se dio cuenta que el 4 de enero cumplió 15 años.

En Santa Cruz, cada grupo de niños, niñas y adolescentes de distintos sectores de la ciudad tiene una realidad diferente. Hay sectores donde los chicos limpian vidrios, piden dinero y con eso viven el día a día. Sin embargo, hay zonas más complicadas como la de la ‘favela’ donde es muy difícil llegar a los niños, porque “no se conoce aún con claridad lo que viven en ese espacio boscoso”, relata Lily.

Otra de las características de esta población en la capital cruceña es que se dedican a cuidar autos, limpiar vidrios, principales actividades económicas para poder sustentarse, dinero que no necesariamente utilizan para alimentación y vestimenta sino en su mayoría para la compra de drogas.

La mayor parte de la población en situación de calle en la capital cruceña por no decir toda, tienen la adicción al consumo de drogas comenzando por la clefa, seguida de la mariguana e incluso en algunos sectores como la favela pasta base de cocaína.

Niños y adolescentes en situación de calle en la ciudad de Santa Cruz (Foto: Fundación Ancla de Esperanza)

Uno de los factores que tanto instituciones como la Gobernación identificaron para que la población de niños, adolescentes y jóvenes aumente en calle son los juegos en red, debido a que la adicción que tienen por estos juegos en línea los lleva a salirse de casa, pasando varias horas e incluso quedándose a dormir en estos negocios.

Otro de los problemas que se ve en Santa Cruz es la presencia de la comunidad ayorea, donde los niños son sometidos a la mendicidad y lastimosamente estos menores al interactuar con la población en situación de calle en el espacio público, se van quedando en calle y algunos se convierten también en consumidores de clefa.

“Hay mucho niño ayoreo que ya es parte de la población en situación de calle. Esta mezcla que hay en el espacio público no solo de niños ayoreos sino también de madres con hijos que salen a vender está en crecimiento”, asegura Vanessa Bermudez, responsable del área Niñas, Niños, Adolescentes en Situación de Calle del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz.

De acuerdo a Bermudez, la crisis económica agravada por la emergencia sanitaria del nuevo coronavirus, ocasionó el crecimiento del comercio informal, situación que obliga a las madres a sacar a sus hijos a la calle al no tener con quien dejarlo en casa.

“Esto complicó totalmente el panorama porque hay una línea muy delgada para que un niño que está en la calle se convierta en situación de calle”, alerta Bermudez.

Otro de los problemas que enraíza la permanencia de la población en situación de calle en el espacio público es el asistencialismo, es por eso que el 2016 la Gobernación cruceña realizó la campaña denominada “Tu dinero me retiene en la calle”, con el objetivo de socializar los problemas que acarrea este accionar paternalista, esto sin el afán de coartar el derecho que tienen al trabajo.

“Los niños tienen derecho a trabajar desde los 14 años, sin embargo, a los chicos menores el darles una moneda les causa un gran daño porque se les hace más fácil la vida en calle y no querrán salir de ella”, advierte Bermudez.

En Santa Cruz a la fecha existe nueve centros de acogida que trabajan con niños en situación de calle. Es por eso que tanto establecimientos privados como públicos recomiendan que la ayuda de la gente debe ser a través de estos espacios.

Por otro lado, Lily Fluharty asegura que otra manera de ayudar a la población en situación de calle es a través del respeto porque asegura que son víctimas del desprecio de mucha gente.  

“Lo que ellos demandan de la gente es respeto, una palabra de ánimo, de decirle que puede salir de esa situación. En la calle a los chicos no les falta comida, dinero, pero sí les falta amor para creer que son valiosos y cuando ellos crean eso se darán cuenta que pueden encontrar algo mejor que la calle”.

Actividades que la Fundación Ancla de Esperanza realiza con niños y adolescentes en el espacio público.

Nota original publicada en: https://piedraenelzapato.com/santa-cruz-pierde-ninos-en-la-favela/

Esta investigación se realizó en el marco del taller virtual “El periodismo como ejercicio de defensa de derechos” que realizó la red UNITAS con el apoyo de la Unión Europea y en coordinación con la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y el coauspicio de FUNDAMEDIOS de Ecuador, dentro del proyecto “Sumando Voces Multiplicando Acciones: Las Organizaciones de la Sociedad Civil defensoras de derechos y redes de prevención y protección de grupos específicos en Bolivia”.

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