Políticas públicas y las causas para enfrentar las causas de la violencia y discriminación NNA’s

Opinión

|

|

Rodolfo Huallpa

En uno de mis últimos trabajos junto a un grupo de profesionales, realizamos un diagnóstico sobre protección en la infancia en municipios de Cochabamba, entre rurales y urbanos. Se pudo identificar varias causas que repercuten en la sociedad para que la violencia se replique hacia la mujer y principalmente los niños, niñas y adolescentes (NNA’s). En el estudio se utilizó una metodología que parte desde la voz de los NNA’s para identificar las causas de los problemas ligados a violencia, para luego analizarlos con los cuidadores (principalmente padres y madres) y, las autoridades, tanto de la comunidad como dependientes del Estado.

Las voces de las niñas en el área rural mostraron que ellas se levantan junto a la madre para cocinar y limpiar; tienen miedo de ir al baño en las escuelas, desconfían de todos y solo confían en la madre y poco en el padre… la educación que reciben es diferente de los niños. Sienten temor a estar solas y desprotegidas… a que las violen cuando la gente se emborracha. No deja de sorprender encontrar a adolescentes con niños en brazos expresando con dificultad que ahora son madres. Claramente tienen las mujeres menos acceso a información a diferencia de los varones.

Los varones, por su parte, generalmente se levantan más tarde; normalmente cocinan solo si es que no están la mamá o las hijas. Mencionan que no les gusta que les peguen los profesores, que es normal que la mamá o el papá los castiguen físicamente. Mencionan que las jornadas en el campo son extenuantes, hablan del gran temor de aplazarse porque pueden golpearlos o ser botados de la casa.  Sienten miedo de las fiestas porque los adultos se emborrachan y pelean, pegan a sus madres.

En el área peri urbana, los NNA’s son abandonados en su mayoría casi todo el día y parte de la noche desde muy pequeños; por la mañana generalmente van a escuela y, por la tarde, deambulan con sus hermanos menores que no pasan de la edad preescolar. La naturalidad con la que expresan que no están solos “sino con sus hermanos pequeños” asombra y conmueve a cualquier adulto que comprende lo que es el abandono, y ven a niños de menos de 10 años cuidando a NNA’s mucho menores que ellos.

Cuando se consultó a los cuidadores varones y mujeres por separado en función a lo identificado por los niños y niñas, lo primero que saltó en todos los municipios es la minimización de la violencia física como forma de educación principalmente de los cuidadores. En ninguno de los lugares se identificó esta problemática como importante… de la misma manera minimizados los temores que sienten las niñas sobre el uso del baño, sobre los perros en las calles, sobre los borrachos y las chicherías etc.

Fue revelador escuchar a los adultos justificando cómo ellos habían aprendido con mano dura y que así deben enseñar a sus hijos para ser personas de bien (común para todos los municipios). Nuestro rol no fue cuestionar su actuación, sino intentar comprender qué es lo que lleva a que la violencia se desencadene de la manera en la que se da en las comunidades y barrios.

Los adultos aceptaron que se emborrachan, sobre todo en fiestas; que tienen que trabajar muy temprano y retornan tarde. Que unos de los cuidadores viajan otras ciudades o al campo por periodos largos para poder traer el sustento a la casa. Que existe machismo, traducido en infidelidades, violencia y abandono que cada vez son menos las familias compuestas por padre y madre. Los adolescentes, así como los progenitores, mencionaron que se juntan muy jóvenes y tienen hijos y que luego se frustran y eso genera violencia, abandono y alcoholismo. 

Identificamos muchas causas en cada uno de los municipios, algunas comunes para todas, como la falta de oportunidades relacionada a la pobreza, la violencia, el alcoholismo, el abandono, el embarazo adolescente y la falta de educación sexual, el machismo entre otras.

Ahora bien, un estudio publicado por la Universidad Católica apoyado por una ONG Internacional menciona que “83% de las niñas, niños y adolescentes son castigados física y psicológicamente, por la práctica del castigo físico como método educativo y disciplinario. Tres de cada diez niños son víctimas de maltrato psicológico, seis de cada diez, de maltrato físico y 4 de 10 son víctimas de violencia sexual, muchos de estos casos quedan sin ser denunciados”.

En el Código Niño, Niña Adolescente CNNA, menciona la creación del Sistema Plurinacional de Protección Integral, SIPPROINA como una instancia para la creación de políticas públicas integrales para la infancia. El estudio expresa que de las percepciones recogidas de los funcionarios sólo 20% de los encuestados conocen y aplican un enfoque de derechos, 41% ve a los NNA’s como sujetos vulnerables y 39% asumen la mirada evolutiva.

De acuerdo al estudio, prima en el SIPPRONA la “cultura de denuncia” bajo el supuesto de que existe una relación inversamente proporcional entre la cantidad denuncias y la reducción de la violencia. Para el Sistema de Protección, la denuncia formal es el único mecanismo mediante el cual éste puede iniciar un proceso legal contra el agresor y en defensa de la víctima.

Existiendo según el estudio una contradicción del SIPPRONA “porque reconocen una serie de dificultades inherentes al sistema, que influyen negativamente para la resolución de los casos; tales como la excesiva burocracia, el escaso personal, las deficiencias de equipos mal capacitados, la sobre carga laboral, la rotación de personal, la falta de recursos, la coordinación interinstitucional es aún incipiente y en muchos casos hasta deficiente”.

Hablando específicamente de políticas públicas para combatir la violencia desde ámbitos como el hogar y la escuela, no se encuentran propuestas claras en varias áreas como la reforma al sistema judicial para que casos como el de denuncias por violación y abuso sexual sean procesadas adecuadamente. Pese a proponerse un sistema de protección denunciativo como ya se expresó.

 “La falta de presupuesto en las instituciones, la poca cooperación y contradicción entre instituciones que trabajan para la niñez y adolescencia,  los servicios ineficientes y sumamente punitivos centrados en la ley y no centrados en la prevención, ni restitución de los/as afectados, el personal poco capacitado y una sociedad que se relaciona íntimamente con la niñez ( personal del SIPPROINA, padres y madres de familia, profesores, directores de escuelas)  con pensamientos, actitudes y comportamientos adultoscentristas y machistas, son los ejes centrales del problema.”

Los hechos y datos lo demuestran. Persisten las prácticas tradicionales de maltrato físico y psicológico hacia niños y niñas; la cultura patriarcal y adultocentrista persiste, generando un porcentaje de vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Mientras el sistema siga contando con funcionarios que desconocen la protección integral y el enfoque de derechos, las políticas públicas seguirán la línea adultista y patriarcal que incluye la planificación, priorización de temáticas y por supuesto los presupuestos asignados.

Carlos Villarroel

Trabaja en desarrollo desde hace 19 años, fue gerente en Save the Children Internacional por 10 años. En la actualidad es parte del directorio del DNI – Bolivia y trabaja como consultor independiente.  

Comparte:

Noticias

más leídas

En el quinto día de bloqueo, más comunidades se suman a la medida en defensa de Tariquía

Rumbo al FOSPA: Las ciudades reciben lluvia y equilibrio climático de la Amazonía, pero ¿cómo retribuyen?

La mosca que cazó al águila (sobre María Corina Machado)

Paradojas de lo indígena en Bolivia

Tres fuerzas legislativas deciden retomar las judiciales con una Ley Corta, pero el Vice prefiere recurrir al TCP

Mujeres: trabajar para decidir

Paradojas de lo indígena en Bolivia

Violencia. Sustantivo femenino