“El genocidio en Palestina y la erosión del derecho internacional”

Opinión

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Luciana B. Miranda

Hace aproximadamente un año escribí a cerca del desplazamiento forzado del que Palestina es víctima y habiendo transcurrido el tiempo, la situación y los motivos que impulsaron un primer escrito, lejos de reducirse, se intensificaron.

“Más de 50.000 muertos”, así lo afirmó un informe publicado por BBC News Mundo, en el mes de marzo, cifra que con seguridad ha incrementado en estos dos últimos meses. Ahora bien, ¿será esa una cifra alarmante? Pienso que cualquiera pensaría que lo es, pero entonces, ¿por qué parece que ya a nadie le parece relevante? Quizás se deba a la prolongación de este conflicto, pues comenzó en octubre de 2023 y entonces todos asumimos un papel de resignación y silencio cómplice, que se tradujo en indiferencia ante este genocidio disfrazado de “defensa.”

La cifra indicada no es más que una de las evidencias de la desproporcional y abusiva intervención israelí, que en la actualidad no puede seguir considerándose un mecanismo de defensa, si es que en algún momento realmente lo fue. Pero ¿por qué escribir otra vez sobre algo que parece caduco e irrelevante? Considero que el invisibilizar y minimizar un conflicto, solo porque lleva mucho tiempo ejecutándose, es un acto de adormecimiento cobarde y, al contrario de aquellos que parecen estar conformes con una masacre de esta magnitud, aún están quienes se indignan por la política de “cero intervencionismos” que ha decidido adoptar la comunidad internacional.

En ese sentido, replantear la verdadera eficacia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) es un tema vigente y que merece ser analizado; ya que, hasta ahora, no ha podido hacer nada que frene eficazmente el ataque israelí. No obstante, eso puede no ser responsabilidad de la ONU como tal, sino de las reglas que no le permiten hacer nada que resulte eficaz frente a un problema como este. Entonces, emerge la cuestión de qué papel juega este organismo internacional si se supone que el motivo de su creación y permanencia es la búsqueda de la paz.

Es necesario recordar que, junto a la creación de organismos internacionales, viene un fuerte compromiso moral de los Estados que forman parte de ellos, toda vez que no existen mecanismos que permitan el uso de la fuerza para hacer cumplir las determinaciones que emanen de éstos. Sin embargo, casos como el de Israel-Palestina, nos permiten comprender que, pese a los compromisos internacionales asumidos, resulta insuficiente toda intención o determinación que tenga la ONU de detener este genocidio.

En síntesis, afirmar que un conflicto es menos importante solo porque lleva mucho tiempo ejecutándose, es el inicio de un ciclo de impunidad irreversible, que, por cierto, nos sirve para observar y reprochar lo que está acaeciendo en el país a nivel institucional y judicial. Asimismo, esta situación debe servir para repensar en el papel que juega la ONU y el compromiso que los Estados asumen al formar parte de ellos; caso contrario, estamos próximos a que toda la edificación del derecho internacional se vea erosionada.

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Luciana B. Miranda Serrano es investigadora y estudiante de Derecho

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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