¡Que se venga el 2025…!

Opinión

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Sumando Voces

Hernán Cabrera M.

Sobran los analistas apolípticos en Bolivia que no dan ninguna esperanza rumbo al 2025, el año intenso y con grandes retos que vamos a vivir los más de 10 millones de bolivianos, que estamos batallando día a día para superar cada problema que se atraviesa en el camino, teniendo al frente a autoridades nacionales, departamentales y municipales que no están a la altura de esos retos y de las respuestas que necesita la gente.

Pero esos analistas ya nos han pintado la noche más obscura aún, más tenebrosos los días que arrancarán el próximo 1 de enero de 2025: la crisis económica se profundizará, la inflación será el doble, los problemas sociales y económicos se harán más fuertes, la polarización será al rojo vivo, los precios de los productos de la canasta familiar se elevarán al cielo, el oficialismo y la oposición no se darán tregua, el MAS en sus dos vertientes destruirá al país y se destruirán a sí mismos.

Según estas voces del pesimismo y la desesperación, más allá que sí hay una crisis económica, que los líderes políticos se jugarán el todo por el todo rumbo a las elecciones de agosto de 2025, que la guerra sucia preelectoral estará más cochina y hediendo en el MAS entre arcistas vs evistas, ¿no creen que ya está bueno seguir autoflagelando a este pueblo valiente, hermoso, pobre, diverso, trabajador y más grande que todo ese ejército de analistas económicos, politólogos, que hacen su turismo por los medios de prensa y programas digitales de las redes sociales para querer imponer sus opiniones y que extremos en una vorágine o en un laberinto del fauno, sin poder salir de él, hasta que llegue un salvador, un mesías, como así ya se creen algunos, siendo el caso Evo Morales que según él es el candidato que salvará a Bolivia, o Tuto Quiroga que busca emular a Javier Milei para patear el tablero político electoral?

A pocos días de iniciar el año del bicentenario, que desde ya se han programado un montón de actividades conmemorativas en homenaje a los 200 años de Fundación de la República de Bolivia, que, sin duda, hay que festejarlo como se debe, pero bajo la esencia del mensaje del libertador Simón Bolívar, quien decía que tenía un “amor inconmensurable por Bolivia”, y nos legó esta Patria, esta República para luego irse a su país a morir lentamente. ¿Tienen los masistas, opositores y esos analistas ese amor que reclamaba Bolívar?

Tampoco vamos a caer en el excesivo optimismo presidencial que desde su mirada Bolivia marcha muy bien y que el 2025 será el año de grandes realizaciones y logros, aunque la realidad sea otra. Monterroso decía en el cuento más corto: “Desperté, sin embargo, el dinosaurio continuaba ahí”. Parafraseando al escritor guatemalteco, lo mismo diríamos para el gobierno.

Como podemos observar los dos extremos están ahí, pero lo que sí, el pueblo se arma de valor, busca alternativas para sobrevivir, no rompe esquemas ni violenta el orden democrático, solo un sector viene haciendo de las suyas: los cocaleros del Chapare que bloquean cuando quieren, que protegen a un delincuente como Morales, que no puede salir del trópico de Cochabamba porque pesa una orden de aprehensión fiscal por sus delitos de abuso sexual; pero la mayoría de los bolivianos alzan la frente y la dignidad para enfrentar los problemas que se presentarán cada día de los 365 días del año del Bicentenario: el 2025.

Mientras continuarán los mensajes del desastre, del abismo, de la desesperación que incluso los sacerdotes en sus homilías, aprovechando la paciencia y el dolor de los asistentes a sus misas, lanzan sus advertencias: “Estamos pasando un momento muy complicado, cada día escuchamos las noticias que la misma comida está elevándose en el precio, en los mercados cada vez, cada día, ustedes se encuentran con cosas más caras y no hay quien responda de esto, a quién quejarse, a quién decirle ‘frene un poquito esto’; no hay nadie que diga algo ni la autoridad local, ni las nacionales”, denunció el arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue.

Lo peor es quedarnos  indiferentes, apáticos, anónimos frente a la realidad, y la historia ha dado claras muestras de la participación social en los grandes cambios que se han producido en esta Bolivia. Es hora que tomemos partido por la vida, por la democracia, por las leyes, así como nos pide el intelectual italiano que vivió gran parte de su vida encarcelado y desde allí enviaba sus artículos, anotaciones, como éste que nos pide estar vivo y no ser indiferente:

«Soy partidista, estoy vivo, siento ya en la consciencia de los de mi parte el pulso de la actividad de la ciudad futura que los de mi parte están construyendo. Y en ella, la cadena social no gravita sobre unos pocos; nada de cuanto en ella sucede es por acaso, ni producto de la fatalidad, sino obra inteligente de los ciudadanos. Nadie en ella está mirando desde la ventana el sacrificio y la sangría de los pocos. Vivo, soy partidista. Por eso odio a quien no toma partido, odio a los indiferentes».

¡Que se vengan los nuevos 365 días del 2025 y nos encuentre vivos, fuertes y altivos!

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Hernán Cabrera es periodista y Lic. en Filosofía

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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