Editorial Sumando Voces
Bolivia celebra este octubre 41 años de la recuperación de la democracia y, pese a la edad adulta, este sistema no satisface a la mayoría de los bolivianos. Según la reciente encuesta de UNITAS, realizada por Ipsos Ciesmori en junio en las 10 principales ciudades del país, el 77% de los consultados se declara insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia.
La encuesta también indaga sobre las características del sistema político que preferirían los consultados. El resultado indica que el 46% (la mayoría) está de acuerdo con que “una democracia fuerte requiere de una sociedad civil fuerte”; 26% dice estar de acuerdo con que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”, mientras que el 24 por ciento se identifica con la frase: “A la gente como yo nos da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático”.
Los datos son preocupantes y también pueden ser peligrosos si es que la gente está pensando en que es mejor vivir bajo algún sistema autoritario que en uno democrático.
Convengamos que la democracia es el mejor régimen de gobierno para un país porque permite la elección de representantes mediante el voto, garantiza la libertad de expresión, los derechos y libertades, la alternabilidad en el poder, la separación de poderes, el estado de derecho, entre otros valores. Entonces, ¿por qué la gente se declara insatisfecha con la democracia?
La respuesta puede estar en la misma encuesta porque la mayoría de los consultados aplaza a las instituciones estatales, percibe amenazas a los líderes sociales y las ONG, e identifica al Gobierno y a los partidos políticos como la fuente de esas amenazas.
El 82% percibe amenazas en contra de los líderes sociales, dirigentes y defensores de derechos, mientras que el 67% considera que existen amenazas en contra de las ONG. En ambos casos se identifica al Gobierno y a los partidos como los responsables de esas amenazas.
Esto quiere decir que son los actores políticos quienes debilitan la democracia y, por tanto, la gente se declara insatisfecha con esa democracia vapuleada y no con el sistema en sí mismo.
En la democracia boliviana, hay políticos que desconocen los resultados electorales, hay un poder que restringe derechos y libertades, hay líderes políticos que no respetan la alternabilidad, la separación de poderes es una entelequia y el estado de derecho está venido a menos. Este es el tipo de democracia que no satisface a la gente y no así la democracia como sistema.
Ante esta percepción ciudadana, lo que queda es recuperar la esencia de la democracia, haciendo que sea una garantía de derechos y libertades, para que la gente vuelva a creer que es el mejor sistema de gobierno para regir los destinos del país. Los ciudadanos tenemos voz y voto para que eso suceda.
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