Aspiremos a más

Opinión

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Sumando Voces

Sandra Verduguez

Cuando fuimos convocados para salir a las calles no lo pensamos dos veces y partimos a gritar golpeando las ollas para exigir que se cumplan nuestros derechos políticos y para evitar que se ignore el clamor de la ciudadanía. Ahí no hubo distinciones y la indiferencia fue aplastada por la fuerza de jóvenes, viejos, hombres y mujeres.

Ahora, nuestros derechos siguen siendo vulnerados y todavía tenemos mucho que decir sobre lo que pasa en el país. Pero nos amenaza el miedo, el conformismo y una apatía que todo lo normaliza de manera peligrosa.

La Constitución Política del Estado nos da derecho a participar. En su artículo 26 dice que todas las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la formación, ejercicio y control del poder político, directamente o por medio de representantes, individual o colectivamente y en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres. Algunos sabemos que a pesar de ser la “norma madre” es la que más se viola; otros ni saben que existe, pero es la que tenemos.

Pero no solo la Constitución Política del Estado se refiere al derecho de participar y controlar los asuntos que nos afectan. La Ley 341 de Participación y Control Social, en su artículo 5 dice que la participación es un derecho, condición y fundamento de la democracia, que se ejerce de forma individual o colectiva, directamente o por medio de representantes; también dice que tenemos derecho a participar en la conformación de los Órganos del Estado y en el diseño, formulación y elaboración de políticas públicas, así como en la construcción colectiva de leyes, con independencia para tomar decisiones.

Si revisamos la historia, en Bolivia los ciudadanos han cumplido un papel crucial en la construcción de la democracia en diferentes momentos. A lo largo de los años, hemos demostrado que tenemos un compromiso activo con la toma de decisiones y con la defensa de nuestros derechos participando en elecciones, manifestaciones, movilizaciones o formando parte de organizaciones de la sociedad civil organizada para defender causas que van desde votar sin presiones hasta la protección del agua.

Sin embargo, aún con el amparo de la CPE o de otras normas, no hemos logrado contribuir de manera definitiva a mejorar el ejercicio de nuestros derechos; cada día vemos en las noticias que otra mujer ha sido víctima de feminicidio, que una menor ha sido violada, que la minería está contaminando el agua que tomamos, que dependemos de la voluntad política para mejorar la preselección de candidatos a altos cargos judiciales o que las autoridades que debieron prevenir el desabastecimiento de agua -valioso recurso para la vida- olvidaron sus compromisos después de las experiencias de 1982 y de 2016.  

¿Estamos haciendo algo al respecto? O simplemente dejamos de escuchar noticias para no entrar en depresión. Ojo, que no veamos el desastre no hace que desaparezca. La indiferencia es peligrosa y la vimos de cerca cuando bolivianos que estaban de acuerdo con la iniciativa del grupo de juristas independientes para reformar la justicia, no se animaron a firmar. El miedo paralizó a muchos, pero la apatía fue la que más adeptos ganó porque sólo se consiguieron 830 mil del millón y medio que se necesitaba.

Hoy nos convocan un sinfín de temas, pero hace falta que se cumplan algunas condiciones para que nuestra intención de participar no se quede en eso, en una intención. Una de ellas es contar con información responsable. Otra es trabajar para tener una mínima cultura ciudadana que nos permita conocer los mecanismos que están disponibles para hacer escuchar nuestra palabra. Las calles nos animan y nos comprometen en momentos definitivos, pero el respeto a las leyes es la base de la democracia. Por eso, es necesario conocerlas.

Tenemos derechos, hagamos que se cumplan y que las autoridades y nuestros representantes -elegidos por nosotros- también lo hagan porque tienen el deber y la obligación de cumplir con las normas.  Aspiremos a más. Tenemos leyes que amparan la participación de los ciudadanos y es nuestro deber involucrarnos en lo que nos toca, desde lo que ocurre en la junta vecinal hasta lo que sucede en la Asamblea Legislativa si queremos vivir de forma pacífica y con la tranquilidad de saber que nuestros derechos están garantizados.

Hay muchas formas de participar y cada uno puede hacerlo desde donde está. Aspiremos a más, la idea no es conformarse con lamentar lo que pasa cada día en el minibús o en el teleférico sin comprometerse.  Se puede encontrar la forma.

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Sandra Verduguez es Comunicadora social, integrante de Observación Ciudadana de la Democracia (OCD).

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