Mujeres en política: Consideran que falta dar el salto de la paridad formal a la paridad real

Democracia

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Mery Vaca

De izq a der: Claudia Arce Cuadros, Amparo Ballivián, Tania Sánchez y Jacqueline Garrido.

El proceso electoral boliviano enfrenta una serie de amenazas, sin embargo, la conformación de los binomios y la difusión de las listas de candidatos ha dejado establecido cuál es el lugar que ocuparán las mujeres en este momento político. Si bien la paridad formal está garantizada por ley, ha quedado claro que las mujeres aún no han podido dar el salto a la paridad real y sustantiva, que implicaría la toma de decisiones y la presencia en los liderazgos y los binomios, coincidieron las panelistas del más reciente programa Sumando Voces en Directo.

Estuvieron en el citado programa la directora de la Coordinadora de la Mujer, Tania Sánchez; la directora de Ciudadanía, Jacqueline Garrido; la investigadora de la misma institución, Claudia Arce Cuadros; y la exministra y expresidenta de la Aduana, Amparo Ballivián.

Ballivián intentó postular a la Presidencia para este proceso electoral, pero finalmente decidió no hacerlo porque su primer objetivo era buscar la unidad de la oposición. Sin embargo, dijo que alguien con más experiencia en política que ella le comentó que para poner en marcha una candidatura se necesitan cuatro P (persona, programa, partido y plata). Ella señala que le faltaron la plata y el partido porque su currículum es destacado y mucha gente le dijo que su plan era de los mejores.

Durante el programa se presentaron los resultados del estudio de Ciudadanía titulado La Democracia en los Ojos de la gente, en el que se puede advertir que en Bolivia la presencia de la mujer en los órganos legislativos llega y en algunos casos supera el 50%.

Sin embargo, las participantes indicaron que no sucede lo mismo con los órganos ejecutivos, donde la presencia es mayoritariamente masculina, empezando desde el gabinete de ministros del Órgano Ejecutivo Central, las alcaldías y las gobernaciones.

También se difundieron datos de la Coordinadora de la Mujer que indican que, de las 94 listas plurinominales presentadas para estas elecciones, 37 están encabezadas por mujeres, frente a 57 lideradas por hombres, lo que demuestra que aún existe un sesgo en esta materia.

Claudia Arce considera que en un contexto de debilidad institucional, pese a existir normas que respaldan el binomio paritario, el TSE prefirió pedir a la Asamblea la aprobación de una ley en ese sentido “como si no estuviera ya instituido”. La ley del binomio paritario no fue considerada y, junto a otras normas destinadas a blindar el proceso electoral, siguen esperando su tratamiento en la Asamblea.

Tania Sánchez recuerda que la lucha de las mujeres permitió incorporar la paridad y la alternancia en la Constitución y las leyes, pero “aún disputamos esta paridad formal versus la paridad sustantiva, también en los espacios eh legislativos”.

Pero, donde las cosas están peor en los espacios ejecutivos y en candidaturas para presidente, alcaldes y gobernadores, “lo que todavía nos está diciendo que la democracia sigue teniendo un rostro más masculino”, señala.

Eso implica que “el poder real”, que tiene que ver con las decisiones estratégicas y el liderazgo continúa concentrado en los varones porque “los partidos políticos son todavía estructuras profundamente machistas en los que se limita la participación de las mujeres”.

Explicó que, incluso, se pone en duda hasta la moralidad de las mujeres que participan en política indicando que “seguro está abandonando a su familia”.

De hecho, hasta la fecha solo hay una mujer candidata a la presidencia (Eva Copa) y una a la vicepresidencia (Mariana Prado), aunque ambos casos siguen en evaluación por las negociaciones emprendidas por varios partidos para confirmar un bloque denominado popular.

Para Amparo Ballivián se trata “no es solamente de reclamar nuestros derechos, sino ejercerlos”, por lo que considera que es preciso trabajar para interesar a más mujeres que se animen a entrar en la política.

Jacqueline Garrido recurre a los datos de una encuesta de valores que pronto será publicada en la que se puede advertir que la mayoría considera que hombres y mujeres tienen las mismas condiciones y capacidades para participación en política, “sin embargo, hay todavía un porcentaje de personas que dice que las mujeres no estamos con la capacidad de participar en el ámbito público”.

Y esto tiene que ver con la idea de que “las mujeres debemos quedarnos en casa, cuidar a los niños antes de salir a las calles a marchar o antes de expresar nuestra voz en el ámbito público”.

Esto tiene que ver, también, con la mayor exposición pública de los hombres, sobre todo en los medios de comunicación, añade Garrido.

Sánchez considera que la paridad y la alternancia son una herramienta “para democratizar el poder y redistribuirlo”, por lo que no es un fin en sí mismo. De hecho, destaca que en los niveles locales, son las mujeres las que asumen la representación, como en juntas escolares, OTBs, juntas de agua, pero luego ya no se les permite estar en otros espacios.

Ballivián confirma que hay discriminación en la política, pero considera que hay que sobreponerse. “¡A ver, que me pasen un papelito en la Asamblea diciéndome qué es lo que tengo que hablar, lo rompo en sus narices y yo voy a decir lo que yo creo”, señala.

El otro dilema de la participación femenina en política tiene que ver con la agenda. La pregunta es si las mujeres encarnan la exigencia de derechos para las mujeres cuando llegan a la política o se someten a la agenda del partido.

Precisamente, ante este dilema, la Coordinadora de la Mujer impulsó un proceso participativo para que las mujeres elaboren una agenda que sea tomada en cuenta por los partidos, la que incluye la justicia económica y sociedad de cuidado, la justicia ambiental con justicia de género, justicia social y una sociedad sin violencia, derechos sexuales y reproductivos, además de democracia paritaria e intercultural.

Ballivián considera que hay tres temas particularmente importantes para las mujeres: la igualdad con los hombres en remuneración, la reducción de la mortalidad materna “que es altísima” y la disminución de la informalidad “es el 85% de la población boliviana y el 80% de ese 85% son mujeres”.

En el panel hubo coincidencia de que en materia de participación política, hay muchos desafíos por sortear y que la paridad es parte del proceso, pero no un fin en sí mismo.

Puedes ver el programa completo aquí:

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