Invisibles

Reportajes

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Rodolfo Huallpa

Giovana de la Cruz / Piedra en el zapato

Esta investigación se realizó en el marco del taller virtual “El periodismo como ejercicio de defensa de derechos” que realizó la red UNITAS con el apoyo de la Unión Europea y en coordinación con la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y el coauspicio de FUNDAMEDIOS de Ecuador, dentro del proyecto “Sumando Voces Multiplicando Acciones: Las Organizaciones de la Sociedad Civil defensoras de derechos y redes de prevención y protección de grupos específicos en Bolivia”.

Esta es la historia de los invisibles, de quienes tanto la sociedad como autoridades olvidaron que son niños, o muchos de ellos lo fueron, y se hicieron hombres y mujeres en el mundo salvaje de la calle.

Según resultados del Censo de personas en Situación de Calle de 2014,  realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en las nueve ciudades capitales más El Alto, se registra un total de 3.768 personas en  situación de calle (2.751 son hombres y 975 mujeres).

Esta población es predominantemente joven, ya que el 60,4 % es menor de 29 años. El 31,6% corresponde a menores de 19 años.

Piedra en el Zapato realizó una encuesta a 83 niños, adolescentes y jóvenes en situación de calle de las cuatro principales ciudades del país (El Alto, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) para conocer de voz propia la problemática que les significa no contar con documentos de identidad.

De los 83 entrevistados, encuestamos a 62 varones y 21 mujeres que comprenden un grupo etario de los 0 a 21 años.

En la variable identidad un 72 por ciento aseguró que cuenta con algún documento como cédula de identidad o certificado de nacimiento, frente a un 23 por ciento que dijo no tenerlo. Lo que no quiere decir que no existe la problemática de la ausencia de documentos de identidad en esta población ya que un 60 por ciento asegura que no lo porta.

Las personas que aseguraron tener algún tipo de documento de identidad, un 57 por ciento respondió tener cédula de identidad, 14 por ciento certificado de nacimiento y 29 por ciento no quiso responder.

Cuando se les preguntó las razones por las que no contaban con documentos de identidad, un 27 por ciento aseguró que se debe a falta de apoyo de la familia, un 8 por ciento corresponde a extravío y un 5 por ciento a falta de recursos. Un 37 por ciento de los entrevistados no quiso responder.

Es por eso que la temática de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en situación de calle (NNASC) es uno de los problemas sociales más complejos del país, que evidencia el estado crítico de esta población, la cual varía e incrementa su complejidad de acuerdo al tiempo de permanencia en la calle, problemática agravada con la pandemia del coronavirus.

Sin documentos de identidad

En pleno siglo XXI en Bolivia aún existe niños, niñas, adolescentes y jóvenes que no figuran en ningún documento o páginas oficiales, ya que no hay constancia legal de su existencia.

Todas las personas tienen derecho a poseer una identidad oficial, es decir, a tener un nombre, un apellido, una nacionalidad y a conocer la identidad de sus padres. Sin embargo, existe menores de edad que todos los días tienen que enfrentarse a la exclusión y a la discriminación al no estar inscritos en el Registro Civil y no ser reconocidos como miembros de la sociedad.

Este es la historia de José (nombre convencional) quien al igual que muchos niños, nació dentro de una familia desintegrada. Su madre era alcohólica y se dedicaba al comercio de objetos robados en la ciudad de El Alto.

Cuando José tenía sus 13 años quedó completamente solo tras la muerte de su madre, ya que nunca conoció a su padre. Una de las amigas de su madre, quien era una de las personas que elaboran inhalantes para personas en situación de calle, más conocida como “tías”; decidió criarlo.

No pasó mucho tiempo para que la “tía” exija a José compensar con su trabajo los gastos que le generaba.  Es por eso que José se convirtió en vendedor de inhalante o “vuelo”, debido a que las tías no se exponen a comercializarlos para no ser detenidas por la policía, seduciendo con artimañas a los niños y adolescentes nuevos en calle a trabajar para ellas, llegando a endeudarse, deuda que muchas veces pagan con su vida.

José a sus 18 años fue víctima del VIH debido a que su pareja hacía pieza, es decir, estaba atrapada en las redes de la violencia sexual comercial.

El virus del VIH a los 23 años le ganó la batalla al llegar a fase SIDA. El joven cuyo nombre no figuró en ningún documento o páginas oficiales del Registro Civil, murió en una de las salas del Hospital de Clínicas de La Paz siendo un invisible.

“El principal problema que atraviesan las personas en situación de calle es el no contar con documentos de identidad. Este documento es la puerta principal para el ejercicio de los demás derechos”, afirma Shirley Alvarado, coordinadora del programa “Yo También Cuento” de la Fundación Alalay.

Otros datos de la encuesta realizada por este medio donde los entrevistados podían responder en más de una opción, da cuenta que el mayor perjuicio que les genera no tener documentos de identidad tiene que ver en el acceso a un trabajo (71%), seguido del acceso a salud (60%), acceso a la educación (31%) y un 8 por ciento que respondieron otros como la imposibilidad de realizar viajes, beneficiarse de bonos sociales o cuando tienen conflictos con la ley.

Las instituciones privadas que trabajan con esta población son el puente que permite a los chicos salir de la calle y dependiendo a cada caso poder volver al hogar, llegar a un albergue o muchas veces lograr independizarse. Sin embargo, todas aseguran que el talón de Aquiles radica en la obtención de documentos de identidad.  

El incumplimiento de ese derecho es uno de los problemas con los cuales se enfrentan los educadores de calle. La importancia de esta garantía la confirma el Comité de los Derechos del Niño (2017). Esta instancia plantea que la falta de documento de identidad tendrá efectos negativos en la protección de otros derechos: el acceso a la educación, a la salud, a la justicia, a la herencia, a la reunificación familiar y a los servicios sociales.

En la Observación General N.° 21, el Comité de los Derechos del Niño (2017) recomienda que “se debe apoyar activamente a los niños en situaciones de calle para que obtengan documentos de identidad legales”. Considerando que generalmente los NNAJSC son sumamente móviles y “carecen de medios para conservar un documento de identidad en un lugar seguro, sin perderlo, sin que sufra daños o sin que sea robado” (párr. 41).

Esta problemática de la población en situación de calle crece a pesar de que nuestro Estado cuenta con una avanzada legislación como la Ley 548 del Código Niño, Niña y Adolescente que tiene la finalidad de garantizarles el ejercicio pleno y efectivo de sus derechos, para su desarrollo integral.

Continúa a pesar que el artículo 60 de la Constitución Política del Estado señala que es deber del Estado, la sociedad y la familia garantizar la prioridad del interés superior de la niña, niño y adolescente, que comprende la preeminencia de sus derechos, la primacía en recibir protección y socorro en cualquier circunstancia. Sin embargo, en la vida en calle, esto solo queda en el papel.

“Ellos no están porque quieren en calle, pasaron traumas muy fuertes que les hizo creer que la calle es un lugar más seguro que su propia casa”, nos dice Lily Fluharty, Directora de la Fundación Ancla de Esperanza en Santa Cruz.

Sin acceso al Sistema Único de Salud

“Ninguno lo ha usado (SUS) porque los chicos en situación de calle no tienen documentación y uno de los principales requisitos que te piden es que tengas tu carnet de identidad y los chicos ni certificado de nacimiento tienen. Entonces el SUS para los chicos en situación de calle no ha sido beneficioso”, asegura Vanessa Bermudez, responsable del área de Niñas, Niños, Adolescentes en Situación de Calle del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz.

Respuestas similares nos dieron otros educadores de calle con quienes nos entrevistamos a lo largo de esta investigación.

El Sistema Único de Salud (SUS) al 29 de enero del 2021 registró a 4 millones 936 mil 277 personas, con la sola presentación de su cédula de identidad y adscribirse a su centro de salud de primer nivel.

La directora de Gestión Nacional del Sistema único de Salud, María Bolivia Rothe, asegura que en cumplimiento a lo establecido en la Ley 1152, para ser atendido por el SUS se requiere de forma imprescindible la presentación del documento de identidad.

“No hay manera de afiliar a un sistema de salud a alguien que no tenga un documento de identidad puesto que la historia clínica lo requiere”, señala la autoridad del Sistema único de Salud.

Y contradictoriamente a lo señalado por educadores de calle respecto a que la atención en los centros hospitalarios del sistema público se dificulta para la población en situación de calle al no acceder al registro del SUS ante la ausencia del carnet de identidad, la autoridad en salud lo niega.   

“La ley y la constitución política del Estado nos manda atender a todo el mundo, absolutamente no se puede rechazar la atención en salud por más que no tengan carnet de identidad. Cuando una persona en situación de calle acude a un centro de salud no se le niega la atención sino se busca los mecanismos para atenderla, ese es el proceder”, enfatiza Rothe.

De acuerdo a los datos recolectados por nuestra encuesta, un 78 por ciento asegura que el no contar con documentos de identidad perjudica su derecho de acceso a la atención en salud.

Una pequeña luz de esperanza se abre cuando la directora de Gestión Nacional del Sistema único de Salud nos señala que quizá más adelante se pueda trabajar en carnetizar a esta población con la ayuda del Servicio General de Identificación Personal (SEGIP), pero primero, asegura que se debe salir de la pandemia.

“Si los chicos van solos al hospital no los van atender o no los atenderán de buena manera; es por eso que tienen mucha vergüenza de ir al hospital. Sin embargo, hemos encontrado lugares donde sí pueden recibir un buen trato aunque tengamos que pagar el servicio”, relata Lily Fluharty, Directora Fundación Ancla de Esperanza.

Esta afirmación se respalda con las respuestas de la población en situación de calle quienes en un 34 por ciento aseguran que cuando tienen problemas de salud acuden a una institución u organización sin fines de lucro, un 30 por ciento se automedica y solo un 16 por ciento dice acudir a un centro de salud.

Estos datos no quieren decir que la población encuestada que se automedica y se genera complicaciones en su estado de salud, no recurra a las instituciones u organizaciones sin fines de lucro que trabajan con ellos, para el acompañamiento a un centro hospitalario, debido a que por sí solos, no lo hacen por la auto estigmatización que tienen ellos mismos.

Unidos para que vuelvan a soñar

Una vasta bibliografía elaborada por las instituciones que trabajan con la población en situación de calle establece que para ayudarlos se necesita la protección del Estado, verdaderas políticas públicas integrales, intersectoriales, donde nadie se haga al loco con argumentos de que no es su competencia o responsabilidad o negando la presencia de Niñas Niños y Adolescentes en Situación de Calle en nuestras ciudades.

Además, señala que se necesita acompañarlos desde un enfoque de derechos, tomado en cuenta sus historias, capacidades y habilidades desarrolladas.

“Con un carnet los chicos se sienten como personas. Es muy impactante cuando los chicos reciben su carnet por primera vez, ellos sienten que han logrado algo grande, saben que las puertas de la salud, educación, trabajo se abrieron y empiezan a soñar”.

Lily Fluharty, Directora Fundación Ancla de Esperanza.

Recuerda que nuestros niños, adolescentes y jóvenes en situación de calle necesitan de una sociedad que los mire como personas y no como problema; que ya no les dé el papel de invisibles sino los defienda y exija se trabaje por ellos.

Lea también los cuatro capítulos que acompañan este reportaje que cuenta la historia de los invisibles de las cuatro principales ciudades de nuestro país.

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