Foto: Captura de pantalla de la transmisión en vivo.
Con el propósito de compartir experiencias y fortalecer el camino hacia un desarrollo sostenible e inclusivo, se celebró en Sucre el evento “Hermandad entre Pueblos de la Abya Yala para la Transición Ecológica Justa”, con la participación de organizaciones indígenas y campesinas de Bolivia, así como delegaciones de Colombia y Perú. Los participantes compartieron sus avances significativos en torno a la justicia ambiental, la equidad social y la defensa del territorio.
El evento tuvo como sede la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, donde autoridades académicas, líderes comunitarios, organizaciones de la sociedad civil y representantes internacionales reflexionaron sobre los avances, desafíos y propuestas concretas para una transición ecológica justa en América Latina. Bolivia se destacó como anfitriona y protagonista, compartiendo una amplia variedad de experiencias desde diferentes regiones del país.
Desde Chuquisaca, Hilarión Choque, representante de turismo comunitario en el pueblo Presto, de la provincia de Zudáñez, expuso el trabajo de turismo comunitario en el área protegida El Palmar, donde hay varios atractivos turísticos, una muestra de cómo la conservación ambiental puede ir de la mano con la generación de ingresos y la valorización del patrimonio natural y cultural. «Tenemos tres comunidades centradas en el emprendimiento, para ayudar a las familias de escasos recursos. Preservando nuestro medio ambiente y aprovechando todos sus recursos naturales», expresó.
Por su parte, el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) presentó su experiencia en el norte amazónico boliviano, donde ha acompañado durante 27 años la consolidación de derechos territoriales y el fortalecimiento organizativo de pueblos indígenas y campesinos, como el Bloque de Organizaciones Campesinas e Indígenas del Norte Amazónico de Bolivia (BOCINAB). Este bloque articula demandas comunes en defensa de la Amazonía y aglutina a 15 organizaciones indígenas y campesinas.
La Fundación Acción Cultural Loyola (ACLO) también presentó la experiencia de la comunidad guaraní de Trampitas, en el sur de Bolivia. Ubicada en el municipio de Entre Ríos, Tarija, esta pequeña comunidad integrada por once familias ha luchado por su dignidad territorial y el reconocimiento como nación guaraní, en un contexto marcado por la migración, la exclusión y la falta de acceso a recursos básicos. «Es nuestra comunidad muy chica, vivimos entre familiares, pero el Municipio no nos conoce, nosotros vivimos como si no fuéramos personas ahí», expresó Maura Antezana, Mburuvicha de Trampitas.
A través del acompañamiento de ACLO, la comunidad identificó necesidades comunes, recuperó saberes ancestrales y adoptó nuevas tecnologías como sistemas de riego y prácticas agroecológicas. La búsqueda de autonomía económica impulsó iniciativas como Cuña Murata, un emprendimiento liderado por mujeres que, a partir del tejido de la palma, fortalecieron su independencia alimentaria y financiera, generando ingresos y visibilizando el rol protagónico de las mujeres en la transformación de su territorio.
Aunque Bolivia fue el núcleo del encuentro, las experiencias internacionales enriquecieron el diálogo. Desde Colombia, Caritas compartió cómo mujeres campesinas en la Amazonía han impulsado sistemas de ahorro y crédito solidario que fortalecen su autonomía y participación ciudadana.
Bibiana Rodríguez, de Caritas Colombia —institución de la Iglesia Católica—, enfatizó la importancia de ver la transición ecológica no solo como una cuestión técnica o ambiental, sino como un proceso cultural, político y profundamente humano. “No hay dos crisis separadas, una social y otra ambiental, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas de la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”, afirmó, citando la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco.
Como Comunidades Resilientes para una Transición Ecológica Justa, señalan que para lograr esa transición, deben trabajar de manera conjunta entre los territorios. Se debe aspirar a respetar los derechos a vivir en armonía con el propio territorio, derecho a vivir de la tierra y del propio trabajo.
Mientras tanto, en Perú, el Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) destacó el proceso de articulación de mujeres indígenas de los pueblos Quechua, Awajún y Shawi, quienes lograron incidir en políticas públicas y construir redes de apoyo entre comunidades. «Ellas nos han enseñado mientras más somos, más fuertes somos, ellas participan en la toma de decisiones de sus organizaciones. También se logró construir un protocolo de atención y prevención de la violencia familiar para desnaturalizar la violencia en las comunidades, por ejemplo, los casos de violencia sexual van a la justicia ordinaria», explicó Luna Lucía, del CAAAP Perú.
Este evento internacional no solo visibilizó los logros de Bolivia en la defensa del territorio y la justicia climática, sino que también tejió puentes con procesos similares en países vecinos. Como conclusión, los participantes reafirmaron su compromiso con la protección de la Madre Tierra y la construcción de modelos de vida que respeten la dignidad humana, los saberes ancestrales y la participación activa de mujeres, jóvenes y pueblos indígenas.
Vea aquí la transmisión del evento:
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