El Legado del Tata Ernesto Noe Tamo»

Opinión

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Gabriela Canedo V.

La Amazonía se encuentra de luto, pues hace algunos días nos dejó el Tata Ernesto Noe Tamo. De origen mojeño trinitario, el Tata Ernesto fue un líder fundamental en la lucha por el territorio y la defensa de los derechos indígenas.

Nació el 12 de diciembre de 1941 y falleció el 18 de febrero. En un reportaje, relató que creció junto a sus padres en la comunidad de Buen Retiro. Se casó con Carmen Pereira, con quien tuvo siete hijos. Trabajó en su chacra sembrando la gran diversidad de productos agrícolas propios de la dieta del mundo indígena: arroz, yuca, maíz y plátano, hasta que las constantes inundaciones lo obligaron a trasladarse con su familia a Puerto Ballivián, donde se desempeñó como arenero. La edad y el trabajo arduo lo llevaron, posteriormente, a mudarse a la capital del Beni, Trinidad.

La defensa del territorio en la Amazonía supuso la urgente necesidad de organizarse políticamente. El contexto propició la emergencia de un líder pionero como el Tata Ernesto Noe, y con él la del movimiento indígena; puesto que se intensificaba el despojo de la tierra por parte de los ganaderos e ingresaba el extractivismo a través de las empresas madereras.

El Tata Ernesto fue crucial en la creación de la Central de Cabildos Indígenas Mojeños (CCIM), que agrupaba a unas 80 comunidades. En su relato, cuenta cómo, con el tiempo, se propusieron formar una organización aún mayor, convocando a pueblos como los itonamas, chimanes, movimas, sirionos, entre otros. Así, el 10 de noviembre de 1989 fundaron la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), que reunió a quince de los dieciocho pueblos indígenas del departamento.

De ahí en adelante su protagonismo fue crucial en la permanente defensa del territorio. Fue fundador y presidente por mucho tiempo de la CPIB y también ex corregidor del Gran Cabildo indigenal de la Santísima Trinidad.

En 1990 el panorama daba cuenta de que aquel territorio extenso e ilimitado, ya había sido ocupado y cercado por las estancias ganaderas y empresas madereras. Por tanto, a los indígenas, no les quedaba más que hacer frente al poder, a los avasalladores y demandar al Estado, su derecho a vivir en paz en sus territorios, a ser reconocidos como pueblos indígenas y al respeto a su idiosincrasia. Fue así como el 16 de agosto de ese año comenzó la histórica «Marcha por el Territorio y la Dignidad», liderada por el Tata Ernesto Noe Tamo, acompañado por Marcial Fabricano del TIPNIS, Tomás Ticuasu del pueblo sirionó, y Antonio Coseruna del mojeño-ignaciano.

Tras recorrer más de 600 kilómetros en 34 días, la marcha llegó a la sede de gobierno, exigiendo «Territorio y Dignidad». En esa ocasión, lograron la titulación de siete territorios indígenas. Los dos conceptos que dieron nombre a la marcha reflejaron a cabalidad las principales demandas, que hasta el día de hoy son pilares fundamentales en cuanto a sus reivindicaciones. Territorio, como base esencial para su supervivencia material, cultural, comunitaria y política, y dignidad, que implica la autodeterminación y el respeto por su identidad.

El Tata Ernesto, en una de sus intervenciones en el programa «Bolivia Constituyente Plurinacional», enfatizó la importancia de actuar juntos: “Nuestros hermanos queridos, los chimanes, los yuracares, los mojeños, los itonamas, movimas, como somos dieciocho pueblos, que nunca nos separemos, que la unidad de los pueblos indígenas hace fortalecer a la organización, y el Estado boliviano va a escuchar nuestros pedidos, cuando hay unidad”.

El legado del Tata Ernesto radica en su papel pionero en la defensa de la identidad y los derechos indígenas, expresado en la histórica marcha. Además, promovió la unidad de los pueblos indígenas a través de la creación de organizaciones fundamentales para la consolidación del movimiento en la Amazonía. Su liderazgo fue crucial para que el proceso reivindicatorio continuara a través de otros líderes y lideresas, especialmente ahora que la Amazonía se encuentra en vilo y amenazada por el extractivismo aurífero y los incendios.

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Gabriela Canedo es socióloga y antropóloga

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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