Derechos sexuales y reproductivos, entre la legalidad y barreras

Opinión

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Walberto Tardío

Walberto Tardio Flores

Los derechos sexuales y derechos reproductivos en Bolivia constituyen un campo de debate complejo, en el que convergen avances normativos, desafíos estructurales y dilemas socioculturales. Si bien el marco jurídico boliviano reconoce estos derechos como fundamentales, su implementación efectiva enfrenta múltiples obstáculos, que van desde la falta de coordinación interinstitucional hasta las barreras culturales que limitan su ejercicio pleno.

La salud sexual y reproductiva es un pilar esencial de los derechos humanos. La Constitución Política del Estado (2009) garantiza estos derechos para mujeres y hombres, lo que se ha traducido en una serie de políticas y normativas orientadas a su protección. Sin embargo, persisten desafíos en la implementación de medidas que aseguren el acceso equitativo a servicios de salud sexual y reproductiva. Un ejemplo de ello es la necesidad de definir con mayor precisión las acciones entre el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales. La fragmentación en la ejecución de políticas públicas limita la eficiencia en la provisión de servicios, generando desigualdades en el acceso a la atención médica especializada.

La educación integral para la sexualidad es otro de los ejes fundamentales en la consolidación de estos derechos. En Bolivia, la Ley de la Juventud (2013) establece la obligación del Estado de garantizar la educación en sexualidad y salud reproductiva, mientras que el Código Niño, Niña y Adolescente (2014) especifica que el Sistema Educativo Plurinacional debe proporcionar información suficiente y formación oportuna sobre sexualidad integral. A pesar de estos avances normativos, la implementación de estas disposiciones ha sido limitada y, en muchos casos, sujeta a resistencias de sectores conservadores.

Desde 2014, el Ministerio de Educación ha incorporado la temática de educación sexual en la currícula educativa de los niveles Inicial, Primaria y Secundaria. Asimismo, en 2017 se estableció la prohibición de expulsar a estudiantes embarazadas del sistema educativo, una medida clave para evitar la deserción escolar. Sin embargo, la educación sexual sigue siendo abordada de manera fragmentaria y con un enfoque que no siempre responde a las necesidades de la juventud. Es necesario que la educación integral para la sexualidad sea abordada desde una perspectiva científica, libre de prejuicios y con un enfoque de derechos humanos.

A nivel regional, el Consenso de Montevideo ha establecido medidas prioritarias para garantizar la salud sexual y reproductiva, reconociéndola como un derecho humano fundamental. Bolivia ha mostrado avances en la implementación de estas medidas, destacándose la promulgación de la Ley N° 1152 en 2019, que amplió los servicios del Sistema Único de Salud (SUS) en esta área. También se han registrado avances en la implementación de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), de acuerdo con la Sentencia Constitucional 0206/2014, que permite el aborto en casos de violación, incesto o riesgo para la salud de la madre. No obstante, las barreras socioculturales y la falta de capacitación del personal de salud dificultan el acceso efectivo a estos servicios.

Uno de los indicadores más relevantes en la evaluación del ejercicio de estos derechos es la tasa de embarazos adolescentes. Aunque Bolivia ha logrado reducir significativamente esta cifra en los últimos años, aún se registran altos niveles de embarazos en adolescentes, especialmente en zonas rurales y comunidades indígenas. En 2015, se reportaron 82.416 embarazos en adolescentes, mientras que en 2023 la cifra descendió a 32.660. A pesar de esta tendencia a la baja, persisten desafíos en el acceso a métodos anticonceptivos y a la educación sexual, especialmente en contextos conservadores donde persisten tabúes sobre estos temas.

Otro aspecto preocupante es el aumento de casos de VIH, especialmente en la población joven. Hasta febrero de 2024, Bolivia registró 39.952 casos de VIH, de los cuales el 40% corresponde a personas de entre 20 y 29 años. Este dato refleja la necesidad de fortalecer las campañas de prevención y garantizar el acceso a pruebas diagnósticas y tratamientos oportunos. La información y la sensibilización juegan un papel clave en la reducción de nuevas infecciones, por lo que se requiere una mayor inversión en programas educativos y campañas de concienciación.

El rol de la sociedad civil ha sido crucial en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos. Organizaciones como la Plataforma Boliviana de Adolescentes y Jóvenes por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos han trabajado en la difusión de información y la promoción del acceso a servicios de salud en contextos rurales. Sin embargo, estas iniciativas requieren un mayor respaldo del Estado y una articulación más efectiva con las instituciones públicas para lograr impactos sostenibles a largo plazo. El ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos en Bolivia requiere una estrategia integral que combine la implementación efectiva de políticas públicas, la educación basada en evidencia científica y el fortalecimiento de los servicios de salud. Es fundamental que el Estado garantice el acceso equitativo a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente para poblaciones vulnerables. Asimismo, se debe reforzar la educación integral para la sexualidad como un pilar esencial para el desarrollo de una ciudadanía informada y con capacidad de tomar decisiones autónomas sobre su cuerpo y su vida.

En este sentido, es imperativo fortalecer la coordinación interinstitucional y la participación de la sociedad civil en la formulación e implementación de políticas públicas. La salud sexual y reproductiva no debe ser un tema sujeto a coyunturas políticas o ideológicas, sino un derecho fundamental que debe ser garantizado para todas las personas. Solo a través de un enfoque integral, basado en la equidad y la justicia social, se podrá avanzar hacia un país donde todas las personas puedan ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos.

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Activista y estudiante de Derecho Ciencias Políticas y Sociales.

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