Jóvenes de Villa Mercedes, de la Unidad Educativa Católico Mercedes «B», de El Alto, muestran el graffiti elaborado en el marco del proyecto. Foto: Colectivo Rapsistencia.
Thalía Silvana Condori
Wayna Amuyt’aña en Hip Hop (Reflexión Juvenil en Hip Hop) convirtió el arte urbano en una herramienta de sanación, resistencia y conciencia. En barrios en situación de vulnerabilidad de La Paz y El Alto, la juventud se expresó, denunció y construyó esperanza desde el micrófono y el muro.
Entre noviembre de 2024 y mayo de 2025, el colectivo Rapsistencia Bolivia, con el apoyo de CIPCA Altiplano a través del Fondo de Ayuda a Terceros (AF3), ejecutó el proyecto Wayna Amuyt’aña en Hip Hop. La iniciativa se desarrolló en los barrios de Jokoni y 3 de Mayo (La Paz), y Villa Mercedes (El Alto), con el objetivo de empoderar a jóvenes mediante el rap y el graffiti como lenguajes de conciencia, expresión y transformación social.
El proyecto abordó dos problemáticas urgentes que el Estado aún no logra enfrentar de forma efectiva: la violencia de género y la crisis ambiental. Bolivia lidera los índices de violencia física y sexual en América Latina, con más de 250.000 denuncias entre 2018 y 2024. La Paz y El Alto figuran entre las zonas más afectadas. A esto se suma una gestión ambiental deficiente: solo el 60% de los residuos sólidos se recolectan adecuadamente, mientras el resto contamina ríos, calles y pulmones. La falta de políticas públicas sostenidas en educación preventiva y espacios seguros para el arte agrava estas realidades.


Frente a esta ausencia institucional, Wayna Amuyt’aña mostró que la juventud organizada, en alianza con juntas de vecinos, docentes y directores comprometidos, puede generar propuestas concretas de sanación y conciencia.
Se realizaron talleres sobre noviazgos violentos y educación ambiental centrada en el cuidado del agua.
Se co-crearon nueve canciones y seis murales que reflejan vivencias, denuncias y sueños de infancias, juventudes y personas adultas que en su juventud nunca recibieron este tipo de actividades.
Cada barrio cerró con un festival comunitario donde se presentaron los productos artísticos y se entregaron certificados a participantes y aliados estratégicos.
Participaron artistas como Voces en Unión, Sinergia, AMUS, Rubick, Jessica Velarde, Laboratorio Artístico Wayruro (teatro), Tamboras Disidentes (batucada), Noelia (poesía) e Illimani Crew (breakin).
La iniciativa tuvo un impacto directo en 112 personas entre infancias, adolescentes, adultos y personas con discapacidad; y un impacto indirecto de entre 560 y 1,120 personas, incluyendo familias, docentes y vecinos.
El proyecto fue concebido y ejecutado por activistas y artistas del colectivo Rapsistencia, entre ellos:
Pandora MC – lideresa del proyecto, promotora de justicia social a través del Rap, YKO – coordinador de Graffitis y arte urbano, CAREL – responsable de logística y facilitadora de talleres de rap, Noelia Quenta y Ximena Vargas – apoyo logístico y comunitario, Junto a un equipo de voluntarios comprometidos con el arte como herramienta de transformación social.
Wayna Amuyt’aña no solo dejó canciones y murales: sembró procesos de liderazgo, organización y memoria colectiva. En contextos donde la violencia y el abandono son cotidianos, este proyecto demostró que La Kultura Hip Hop puede ser refugio, escuela y trinchera.
La juventud no solo participó: se reconoció como protagonista de un cambio que ya está en marcha. Y aunque los muros puedan desgastarse con el tiempo, las voces que los pintaron seguirán resonando en cada esquina que se atreva a soñar.
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Thalía Silvana Lipa Condori, de la organización Las Amaz Crew
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