Trabajadoras del aseo urbano, mujeres cuyos derechos son vulnerados

Derechos Humanos

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No es fácil trabajar en el aseo urbano y peor aún para las mujeres, que deben combinar esa labor con la maternidad, la lactancia, el cuidado de los hijos e hijas y de la familia.

Si bien la realidad puede variar de una ciudad a otra, por lo general, ingresan a trabajar cerca de la medianoche y luego salen cerca del amanecer, por lo que es un trabajo nocturno, con todo el riesgo y peligro que eso significa.

“Las condiciones en las que trabajamos son lamentables. Prácticamente nosotros arriesgamos nuestras vidas en las calles, trabajamos de noche, entramos a las 11 de la noche y se sale a las 5.30 de la mañana”, cuenta Julia Siles, secretaria de conflictos de la Federación Nacional de Trabajadores de Aseo Urbano de Bolivia (FENTRAB).

Ellas no sólo están expuestas a la inseguridad de la noche, sino que también son víctimas de inestabilidad laboral por embarazo y cuando están dando de lactar es muy difícil que obtengan y los empleadores consideren dar una hora para alimentar a sus hijos como ocurre con las mujeres trabajadoras de otros rubros.

“En el caso del Beni, las mujeres están prohibidas hasta de embarazarse”, dice Maribel Cejas, Secretaria de Prensa y propaganda de la FENTRAB. Cuenta que en una reunión, una autoridad local les habría dicho que “la mujer se embaraza porque quiere y cuando se embaraza debe afrontar las consecuencias”, lo que quiere decir que puede ser echada del trabajo. 

Esta situación es corroborada por el “Informe de análisis cuantitativo y cualitativo sobre la situación actual de las condiciones de trabajo de los derechos laborales de los trabajadores de aseo urbano de Bolivia”, del Programa Urbano de UNITAS.

El citado informe indica que “en el ámbito de los derechos laborales de las mujeres dentro del sector de aseo urbano, se observa un marcado desconocimiento y subsecuente subutilización de estos derechos, siendo sujetos estos últimos a diversos condicionamientos por parte de la gerencia de las empresas”. Luego menciona que “derechos como la hora de lactancia son totalmente desconocidos por las mujeres trabajadoras” y “en múltiples ocasiones se ha evidenciado la vulneración del derecho a la estabilidad laboral de mujeres embarazadas o con hijos e hijas menores de un año, así como de aquellas que son progenitoras de hijos e hijas con discapacidad”.

Cejas explica que muchos trabajadores y trabajadoras del aseo urbano son contratados como “consultores en línea, que es una forma de esclavitud moderna” porque la persona no tiene derecho al trabajo y salario digno.

A esta situación se suman las características del trabajo de aseo urbano. Las mujeres trabajadoras de aseo deben lidiar con la basura, con los gases tóxicos que los desechos emanan y muchas veces no reciben los implementos de seguridad industrial necesarios para protegerse.

“Estamos respirando el gas metano de la basura”, dice Cejas, quien explica que cuando la basura es guardada va generando este elemento tóxico. “El patrón en muchas ocasiones se deslinda de cumplir con la seguridad industrial y el trabajador se tiene que comprar guantes a lo que pueda”, agrega.

Su compañera Julia Siles cuenta que “a veces nuestros patrones nos dan un par de guantes para todo el año y nosotros nos tenemos que acomodar arriesgando nuestras vidas por a trabajar con la basura”.

El informe del Programa Urbano agrega otro elemento: la poca consideración de la gente con los trabajadores de aseo urbano, tanto hombres como mujeres. “Este maltrato se manifiesta en la falta de consideración hacia la naturaleza desafiante del trabajo de aseo urbano, así como en las prácticas irrespetuosas relacionadas con la basura, la conducta de vecinos y choferes que desprecian su labor, y episodios de agresiones físicas e insultos que menoscaban su dignidad”, señala el documento.

“Incluso se han denunciado casos de acoso sexual y otras violaciones a los derechos laborales contemplados en la normativa nacional e internacional, como la Ley 348, con una notoria falta de acción por parte de los inspectores del Ministerio de Trabajo y otras instancias estatales, lo que sugiere una complicidad perjudicial entre estos últimos y los gerentes de las empresas”, indica el informe.

A esto se suma la “disparidad salarial basada en género”, que merma la calidad de vida de las mujeres trabajadoras del aseo urbano.

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