Periodismo en crisis y periodistas en la precariedad

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Editorial Sumando Voces

Mayo es un mes para reflexionar sobre el trabajo de los periodistas, porque se recuerda del día mundial de la libertad de prensa y el día del periodista boliviano. Ambas fechas encuentran al periodismo sumido en una profunda crisis y a los periodistas viviendo en la precariedad laboral.

¿Y por qué nos ocupamos de este sector en particular y no de otros tantos que existen en nuestra sociedad? Porque los periodistas independientes, según varios organismos internacionales, son defensores de los derechos humanos, empezando por el derecho a la libertad de expresión, siempre que hagan suya esa defensa. Esa es la gran paradoja, que quienes están llamados a defender los derechos de la ciudadanía, están siendo vulnerados en sus propios derechos.

Según un estudio del CEDLA, el 44,7% de los periodistas gana por debajo del salario mínimo nacional, que en 2023 estaba en 2.362 bolivianos; ocho de cada 10 periodistas carecen de un contrato fijo; y más de la mitad son periodistas independientes o autogestionarios.

El estudio atribuye esta situación a la crisis del modelo de negocios que estaba sustentado en el monopolio de la venta de publicidad, al control político y manipulación de la publicidad gubernamental, a los cambios tecnológicos que llevan a la gente a informarse por redes sociales y al hostigamiento público en contra de los periodistas.

Y justamente eso revelan los datos del Observatorio de Defensores de Derechos de UNITAS, que indican que el año pasado se registraron 143 violaciones a la libertad de prensa, lo que quiere decir que, en promedio, hubo una cada tres días.

Los actores que más vulneran la libertad de prensa se dividen en dos grupos principalmente: La Policía Nacional y grupos de personas, ambos con 34 registros. Le siguen autoridades del ejecutivo nacional (11 registros), cooperativas mineras (10), autoridades del Órgano Judicial (9), el Ministerio Público (6), entre otros.

En estas condiciones se desarrolla el periodismo en Bolivia, donde se están cerrando medios, otros se están achicando y algunos están apostando a las suscripciones digitales para que sean las audiencias las que financien sus operaciones. A la par, están surgiendo nuevos emprendimientos digitales enfocados a públicos específicos y sobre temáticas determinadas, como el medio ambiente, la equidad de género, la diversidad, los derechos humanos, entre otros.

En otros países del mundo, el modelo de negocio de las suscripciones digitales ya está funcionando y el periodismo ha logrado superar el bache, pero en Bolivia la gente todavía no tiene cultura de pago por la información y eso ahonda la crisis de los medios. El otro factor diferenciador es que, en nuestro país la libertad de prensa está restringida por los aspectos arriba señalados.

Un periodismo fuerte y unos periodistas con sueldos dignos son garantía de una mejor democracia, por eso es importante que la sociedad apoye a los medios y a los periodistas. Ellos, a su vez, serán los defensores de los intereses de la sociedad, siempre que sean independientes, que no se hayan dejado cooptar por el poder y que produzcan contenidos de calidad.

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