Esta es la reunión de la Federación de Ayllus Originarios Indígenas del Norte de Potosí que decidió bloquear las rutas. Foto: FAOI NP
“Ese enorme territorio es uno de los sitios con mayor expulsión de población, tal como le dice el Censo del 2024. Ese territorio es de donde son los jóvenes que mueren en las minas (al menos 60 este año), ese territorio es el que no tiene caminos pavimentados, sino trochas que en tiempo de lluvias son prácticamente intransitables, de las mujeres y wawas de ese amplio territorio se llenan las calles de las ciudades del eje en navidad y vacaciones para pedir limosna. En ese amplio territorio sobreviven en extrema pobreza más del 50% de su población, la mayoría mujeres, ancianas y ancianos y las wawitas”.
Este párrafo extraído de un artículo escrito por la antropóloga Elizabeth López Canelas describe la otra cara de los ayllus que habitan el norte de Potosí y que estuvieron en el centro de las noticias por los enfrentamientos en Llallagua donde murieron seis personas, entre ellas, cuatro policías en la primera quincena de junio.
Las noticias hablan de narcotráfico, contrabando y violencia. Y, sí, todo eso es cierto, según diversas fuentes, sin embargo, también es cierto que una gran mayoría de los indígenas vive en la precariedad, en un Estado que desde el 2009 se llama plurinacional, pero que está ausente.
López explica que se trata de la nación Charkas, donde están ubicados los ayllus Layme, Pocoata, Chullpa, Jukumari, Chayantaka, Sikuya, Aymaya, Kharacha y Panacachi.
“En esos territorios se realiza la gran festividad del Tinku a la que todos quieren ir, en esos territorios se encuentra el yacimiento de Amayapampa y Capacirca (no sé si acordarán que ahí hubo una masacre), además del famoso yacimiento de Mallku Khota con tierras raras y oro, que el gobierno supuestamente nacionalizó”, describe la antropóloga, que es originaria de la zona.
Y, sí, son los ayllus que hasta principios del año 2000 estaban enfrentados con los Qaqachacas, del sur de Oruro, por lo que todos ellos son conocidos como los ayllus guerreros.
Un ejército del inca
El antropólogo Ramiro Molina Rivera se remonta a la época precolombina para explicar que los Qhara Qhara y los Charkas eran una confederación de reinos, que actuaban como el ejército del inca, en su objetivo de conquistar los valles.
Explica que estos ayllus tienen relación con un gran centro comercial que es Challapata, donde confluyen las rutas del contrabando desde hace 20 o 30 años.
Molina tiene sus recuerdos anclados en los 80 porque hizo su tesis de doctorado para la universidad de Columbia en la zona, atravesando el ayllu de los Qaqachacas, mientras acompañaba en sus viajes a los llameros. Y en los 90, porque le tocaría hacer un estudio sobre la hostilidad existente en la zona, con la finalidad de encarar un proceso de paz.
Esa guerra dejó muertos y heridos en ambos bandos, que entonces disputaban sus límites. Pero, finalmente se firmó la paz a principios de los 2.000. Esa paz, sin embargo, está carcomida por las actividades ilícitas.
De hecho, Molina recuerda que la antropóloga británica, Denise Arnold, hizo su tesis doctoral en la marka Qaqachaqa, cuyo territorio poco a poco se fue cerrando por los poderes ilícitos.
“Ha hecho su tesis doctoral en Qaqachaca en los 90, y las fronteras de los qaqachacas se han ido cerrando, al punto que no podía entrar. Al final, se descubrió que había narcotráfico, que se estaba produciendo cocaína”, expresa Molina.
Las economías ilegales
Citando los titulares de los medios, la antropóloga López reniega porque se acusa a los ayllus “como si se tratase de una masa amorfa, que solo es visible ahora para fines absolutamente políticos”.
Señala que, desde hace años se ha evidenciado que la zona es un enclave del narcotráfico, pero “me pregunto si tenía que armar todo ese show para ahora entrar con patada voladora a quemar esos viveros, ¿por qué no lo hicieron antes? ¿Por qué no llamaron a la Federación de Ayllus del Norte de Potosí a tocar el tema?, ese y otros temas. ¿Por qué se quiere estigmatizar una región tan abandonada, tan empobrecida, tan ajena?”.
Luego de la muerte de los policías, la fuerza antidrogas informó sobre el hallazgo de 63 viveros de marihuana en la zona.
Y, entonces López hace la pregunta clave: “¿Es raro acaso que un territorio ajeno al eje central, al Estado central, se convierta en la cuna de las economías ilegales? No, no tiene nada de raro, acaso no saben los del gobierno que así como le dicen a ciertas zonas de esa región “México chico”, igual le dicen a ciertas partes del Ayllu Mayor de Qaqachaqa, al mismo Chapare, a ciertas zonas de Challapata y algunas zonas del Norte Amazónico. ¿Nos quieren hacer creer que acaban de descubrir la pólvora y han dado un duro golpe al narcotráfico?”. Ella considera que el país vive de las economías ilegales, criminales y mafiosas.
“No señores (en masculino) no son los ayllus del Norte de Potosí, son sectores mafiosos, personas concretas que ejercen poder, que tienen la habilidad necesaria para emprender en esas actividades, las que realizan mega fiestas, donde los hermanos y hermanas que no tienen van a mendigar un poco de comida, un poco de trago gratis”, señala López en su artículo publicado en sus redes sociales.
El Estado ausente
Y, ¿dónde está el Estado? “El Estado está totalmente ausente, no quiere meterse. Son cosas ajenas, mucha complicación… hay una tradición de estado-ayllu de cierto grado de reciprocidad de autonomía, los ayllus no molestan al Estado y el estado no se mete”, responde el antropólogo Molina.
Y si es tan ausente, ¿por qué estaban bloqueando para apoyar al expresidente Evo Morales? Molina dice que el MAS está activo en la zona y en parte también porque defiende la autonomía de las comunidades indígenas.
La complejidad del tema, sin duda, no se agota en esta pequeña nota periodística.
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