Rescate de los cuerpos en Santa Ana de Yacuma. Fotos: Fiscalía
ANF
“Estamos muy tristes y muy dolidos” se lamenta Miguel Rea Mendoza, presidente de la Subcentral del pueblo indígena Movima, porque la familia de ocho indígenas tsimanes que murieron aplastados por el desplomado puente Rapulo en Santa Ana de Yacuma fueron enterrados en bolsas, en una fosa común en el cementerio que durante la pandemia fue habilitado para los muertos por Covid.
Miguel no entiende por qué la fiscalía, a través del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), no identificó los cuerpos de los ocho miembros de la familia del corregidor de la comunidad Turindi, Nelson Vie Cuata, quienes murieron sepultados por la enorme loza de cemento del puente Rapulo que se desplomó el miércoles en la noche.
“Han puesto en bolsas, eso vamos a consultar porque aquí está la fiscalía. Eso nos duele a nosotros, deberían por lo menos haber identificado cuerpo por cuerpo y hacerlo con el forense. Eso nos duele en el alma que se haya procedido así”, comenta Miguel Rea en declaraciones a la ANF.
La indignación es mayor porque fueron enterrados en un cementerio fuera del anillo de protección del municipio de Santa Ana de Yacuma, uno que fue habilitado durante la pandemia para los fallecidos por Covid-19.
“El cementerio donde se entierra la ciudadanía de Santa Ana de Yacuma está dentro del anillo de protección, este otro fue habilitado cuando sufríamos la pandemia del Covid, ahí los llevaron a enterrar a los hermanos tsimanes. Eso nos pone sumamente mal, nos pone tristes”, relató Miguel Rea.
Según contó el representante indígena tampoco se celebró una misa antes de que sean enterrados, recientemente lo hicieron, en la que participaron la Subcentral Movima y el Cabildo Indigenal, pero “ya no estaban presentes los cuerpos”, lamenta.
“Cómo es posible que ni siquiera se los haya identificado cuerpo por cuerpo, sobre todo que se los haya enterrado de esa forma. Vamos a hacer la representación, tendrán que responder porque ha estado la fiscalía del municipio”, protestó, al comentar que los ocho indígenas, entre hombres, mujeres y niños, fueron totalmente aplastados mientras dormían.
El miércoles en la noche, la fatalidad atrapó a la familia del corregidor de la comunidad Turindi del pueblo indígena tsimane, Nelson Vie Cuata, cuando fueron aplastados por la enorme loza de cemento del puente Rapulo que se desplomó partiéndose en dos.
Los ochos miembros de la familia Vie Cuata, cuya principal actividad es la pesca y la agricultura, viajaron durante tres días en su embarcación que le denominan peque peque por el río Rapulo hasta Santa Ana de Yacuma donde comúnmente los indígenas venden sus productos.
La comunidad Turindi está asentada en el territorio del pueblo Movima, al igual que Yaco Brasil, Aguas Negras, Villa Fátima, San Juan del Remanso, habitan a orillas del río Rapulo, prolongación del río Maniqui que pasa por el municipio de San Borja.
El dirigente Movima no quiere pensar que exista discriminación contra los indígenas, aunque “en el fondo yo lo veo así, otra gente de estrato social le hubieran dado otro trato, esa es la verdad. Siempre hay esa discriminación porque son indígenas”, afirmó a esta agencia.
Contó que era una familia indígena “humilde y pobre”, vendían sus productos para generar ingresos económicos. Consultado el por qué dormían debajo del puente, Miguel dice que siempre lo hacían a pesar de que los movimas tienen una infraestructura donde podían quedarse.
Sin embargo, dijo que pedirán a las autoridades municipales y nacionales una investigación porque el colapso del puente dejó un saldo de ocho indígenas muertos, toda una familia; asimismo, que se indague sobre la seguridad del puente.
Finalmente, pedirán que las autoridades planifiquen la construcción de albergues transitorios, cerca del río, donde los indígenas que llegan a vender sus productos se queden a guarecer antes de volver a sus comunidades y no estén expuestos al frío, la lluvia o a otro tipo de accidentes como el que ocurrió la pasada semana.
Los movimas acompañarán a los únicos dos sobrevivientes a su comunidad, que tiene a más o menos 30 familias. Llamó a la solidaridad del país para colaborar con esta comunidad que perdió a su corregidor y a toda su familia.
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