Sumando Voces
Una vez más, el oriente del país y particularmente Santa Cruz, sufre el embate de los incendios forestales. De hecho, en la víspera la Gobernación de aquella región declaró “alerta roja” para atender la emergencia de cuatro incendios activos, dos de ellos en reservas forestales. Entre tanto, el Gobierno central admitió que surgieron dos nuevos incendios, pero aseguró que otros tres fueron prácticamente controlados.
Pero, ¿cuáles son los efectos de estos incendios? El investigador de la Fundación Tierra, Gonzalo Colque, quien acaba de publicar un estudio sobre el impacto del cambio climático en Santa Cruz, explicó a Sumando Voces que los incendios y el desmonte traen menor humedad, la menor humedad provoca menor circulación del ciclo del agua, menor precipitación y “todo esto provoca un aumento de la temperatura”.
El documento de Colque y otros dos investigadores, indica que, si bien el calentamiento es una problemática global, Santa Cruz registra un ritmo mucho más acelerado, al punto de que, en el peor escenario, podría alcanzar un aumento de la temperatura de hasta 3,2 grados centígrados para el año 2020.
“La temperatura promedio se incrementó en 1,1 °C con respecto a los registros de la década de los 80. El calentamiento de Santa Cruz está por encima del global del mismo periodo (0,6 °C). En el peor escenario proyectado, el aumento de la temperatura del territorio cruceño podría escalar hasta 3,2 °C para el año 2060”, señala el resumen ejecutivo del texto.
El estudio, además, revela que los días de calor extremo serán más frecuentes en el futuro y que, para el año 2060 Santa Cruz tendrá por año entre 14 y 29 días con temperaturas máximas por encima de los 40 grados centígrados. Actualmente, los días con esas características son tres por año.
Colque dijo este jueves que “el problema básico, especialmente de las zonas que tienen grandes extensiones de desmontes continuados, es decir sin rompevientos, sin zonas de bosque, es un cambio de clima inmediato, para empezar esas tierras pierden la humedad que tenían los años previos”, lo que provoca una afectación negativa en el ciclo de las lluvias, provocando menor precipitación.
La investigación concluye que llueve 27% menos que hace 40 años y que la precipitación anual bajó desde 1.446 mm hasta 1.050 mm en Santa Cruz. “Esta variación climática está por detrás de los eventos climáticos extremos de inundaciones repentinas y sequías prolongadas”, señala.
Por otro lado, Colque hace notar que “después que pasen estos incendios, muchas fuentes de agua, ríos, riachuelos, pozos, que usan las zonas campesinas e indígenas para el consumo humano van a estar contaminados con cenizas”.
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, declaró que hasta el jueves por la noche “los tres incendios que estaban vigentes en el municipio de Pailón, San José de Chiquitos y Roboré, habían sido ya virtualmente controlados, ya no representaban peligro”, sin embargo, dijo que la madrugada de este viernes le reportaron otro incendio en San José de Chiquitos, a la altura de Taperas y otro en el kilómetro 120, en la carretera entre Puerto Suárez y Puerto Busch.
La autoridad, incluso, sembró sospechas sobre el origen de los incendios al indicar que pareciera que “esto fuera premeditado”, tomando en cuenta que se está terminando de apagar en un lado y aparece fuego en otro.
Sin embargo, Colque explica que en esta época (entre agosto y noviembre) es usual que haya incendios porque la gente chaquea o mete fuego para habilitar parcelas de cultivo, pero luego el fuego se descontrola.
Es más, asegura que entre el 80 y 90% de los chaqueos y las quemas son autorizados. “El problema no está tanto en el cumplimiento de las leyes, sino en las grandes facilidades que se les ha dado a los solicitantes para desmontes autorizados y para las quemas. Formalmente en esta época hay prohibiciones y suspensiones para las quemas, pero sabemos que eso es difícil de verificar”, indicó.
Agrega que, dependiendo de las zonas, los autores de estas quemas pueden ser los dueños de grandes propiedades, interculturales, menonitas o comunidades, pero en su mayoría, “quienes están haciendo estos chaqueos y quemas son personas, empresas, grupos con intereses económicos que están habilitando tierras para la producción de la soya”.
Explica, por ejemplo, que los desmontes de San Ignacio de Velasco están relacionados con grandes chaqueos en haciendas ganaderas que están en proceso de conversión a la agricultura de la soya, mientras que en la zona de la Chiquitania, por San José, Roboré o San Rafael, hay bastantes asentamientos nuevos de colonias menonitas, mientras que en Guarayos están todos involucrados: Grandes, pequeños, comunitarios, interculturales y menonitas.
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