Captura de pantalla Radio La Mega, donde se trató el tema de pasivos ambientales en Potosí
El consultor internacional en sostenibilidad, Jack Matijasevic, advirtió sobre el grave riesgo ambiental que representan cuatro diques de colas en Potosí, cuya falta de mantenimiento y control podría derivar en un colapso con consecuencias devastadoras para la región, tal como sucedió en una población de Llallagua, donde dos personas murieron producto de una mazamorra.
Uno de los casos más preocupantes es el dique de colas de San Miguel, ubicado en el barrio de Cantumarca de Potosí, señala Matijasevic, quien explica que ese depósito de desechos mineros de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) fue vendido a una empresa china para su tratamiento durante la gestión del exministro de Minería, Cesar Navarro, pero hasta la fecha sigue sin remediación. “Sus aguas (contaminadas) bajan hasta la comunidad de Cantumarca (en época de lluvias) y, durante la época de estío, los polvos llevan aires infectados de todo tipo de minerales a a esta comunidad”, indicó durante el programa Buen Día, de radio La Mega.
Otro punto crítico son los diques de Laguna Pampa y Laguna Pampa II, que debían ser clausurados en junio de 2024, según la sentencia constitucional 1064/2023. Sin embargo, estrategias jurídicas han postergado su cierre, dejando expuesta a la población a una contaminación continua.
El especialista también recordó el desastre de 1996, cuando 250.000 toneladas de desechos tóxicos fueron vertidas en la cuenca del río Pilcomayo, afectando a miles de familias en Chuquisaca. Dijo que, en ese entonces, se intentó llevar el caso a la justicia, pero el poder político y económico frenó el proceso, y que lo mismo puede ocurrir ahora si no se actúa de inmediato.
Además, señaló que el dique de San Antonio de Potosí, que debía cerrar en 2014, sigue operativo sin auditorías ni medidas de mitigación. Para Matijasevic, es urgente realizar una inventariación de los pasivos ambientales y establecer responsabilidades claras.
“Comibol es la mayor responsable de estos pasivos ambientales. Cuando entregó las minas a los cooperativistas, les transfirió también los pasivos ambientales, pero estos dicen que no es su responsabilidad”, explicó.
Pero, el caso más grave es el colapso de la laguna artificial K’enko. La madrugada del domingo 16 de marzo, una mazamorra cayó sobre la comunidad Andavilque, en Llallagua, Potosí. Los comunarios lograron rescatar a dos personas que quedaron atrapadas en el lodo, pero otras dos fallecieron. Las pérdidas fueron enormes y aún hay riesgo de nuevos colapsos, denunciaron.
La mazamorra que cubrió el 70% de la zona, dejando varios heridos, más de 500 animales muertos y 40 casas dañadas. Pero, más allá de que el mismo se atribuya a un desastre natural por las intensas lluvias, varios actores apuntaron a un desastre provocado por la minería, pues aseguraron que no rebalsó una laguna, sino un dique de colas a cargo de la Comibol.
Frente a esta situación, el consultor propone la creación de un fondo de compensación ambiental para resarcir a las comunidades afectadas, así como la implementación de controles más estrictos para evitar que se repitan estos desastres. También alertó sobre el avance de la minería ilegal en distintas regiones, lo que genera nuevos pasivos ambientales sin regulación alguna.
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