El ornitorrinco latinoamericano

Opinión

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Sumando Voces

Gabriela Canedo Vásquez

Es un mamífero, pero tiene garras venenosas; está dotado de pico, pero vive bajo el agua, pone huevos pero sus hijos son lactantes; la hembra amamanta a las crías, pero no tiene ubres. Este curioso animal inclasificable por sus contradictorias características anatómicas es el ornitorrinco. Umberto Eco analiza los mecanismos de percepción del ser humano y la manera de cómo conocemos. Señala que el sentido común, así como contar con un esquema previo del objeto que conocemos, juegan un papel decisivo. Sin embargo, afirma también que tanto el sentido común, como los esquemas previos entran en crisis cuando aparece un animal, que tiene un relieve especial, pues se presenta extraño y parece eludir cualquier clasificación, se parece a un castor, a un pato, a un topo. Es en definitiva, el ornitorrinco.

Este animal y su imposibilidad de clasificación me sugirió reflexionar sobre la crisis taxonómica de los componentes que están emergiendo en la democracia actual en América Latina. Una serie de actores extraños autoritarios que centralizan el poder están surgiendo, creciendo y saliendo victoriosos en elecciones. La reelección indefinida, la cooptación de la justicia, el control de los medios de comunicación y la drástica reducción del ámbito de acción de la oposición, nos alertan que algo está pasando con la democracia en el continente. ¿Cómo podríamos entenderla hoy en día?, ¿lo que vemos que pasa con ella en la región, puede encuadrarse en la experiencia conocida y en un sistema categórico previo, de lo que conocemos como democracia? ¿O se están dando hechos que sobrepasan la teoría?.

El alejamiento de los valores democráticos y de sus principios rectores, a consecuencia de la irrupción de intenciones autoritarias, de la utilización instrumental de las formalidades democráticas, para cambiar artículos, modificar constituciones y posibilitar reelecciones indefinidas, así como la persecución y asedio a la oposición y a voces disidentes. Todo en conjunto no calza con un sistema democrático. A esto se suma, el avance y la manera en la que van ganando terreno liderazgos autoritarios ya sea de derecha o de izquierda. Las estrategias utilizadas buscan la concentración del poder en torno a un liderazgo en detrimento de la institucionalidad democrática.

Preocupa que nuevos actores y fuerzas políticas desleales con el modelo democrático, están emergiendo y traten de implantar sistemas de corte autoritario, personalista, con poderes legislativos y judiciales sin autonomía y con espacios cada vez más estrechos para la oposición y la libertad de expresión. El caso de Venezuela, con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Nicaragua con Daniel Ortega, Bukele en El Salvador, Bolsonaro en Brasil y Milei en Argentina son expresiones claras. La germinación de personajes de mano dura es un llamado de atención al sistema de partidos políticos que sufren una progresiva crisis de representatividad, y pierden contacto con la ciudadanía. Esto produjo en diversos países de la región, estallidos de frustración social. Existe un desencanto con el funcionamiento de la democracia, lo que ha hecho crecer las preferencias por regímenes autoritarios. Es vital contar con el peso y contrapeso que pueden tener instancias como el parlamento, la justicia que son finalmente garantes del equilibrio entre poderes.

Otro de los elementos es que los nuevos actores políticos apuestan por la polarización en vez del diálogo y el consenso. En lugar de solucionar los conflictos pacíficamente los exasperan y se benefician de la utilización demagógica de heridas colectivas, como fracturas históricas, diferencias étnicas y culturales.

Frente a estos personajes antidemocráticos es necesario oxigenar la democracia y crear algo nuevo rescatando experiencias más locales que apuestan por la posibilidad de vivir entre distintos, plurales y buscando el bien común.

Si para Borges, el misterioso ornitorrinco estaba hecho de retazos de otros animales, para Eco, al contrario, son los otros animales los que se forman con partes de él.

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Gabriela Canedo es socióloga y antropóloga

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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