Por Malkya Tudela Canaviri, Erick Chipana Mendoza (video y artes), Cantobena (infografías) y Gladys Patty (diseño y web).
Esta investigación se elaboró en el marco del taller virtual “El periodismo como ejercicio de defensa de derechos”, que realizó la red UNITAS con el apoyo de la Unión Europea y en coordinación con la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia (ANPB) y el coauspicio de FUNDAMEDIOS de Ecuador, dentro del proyecto “Sumando Voces Multiplicando Acciones: Las Organizaciones de la Sociedad Civil defensoras de derechos y redes de prevención y protección de grupos específicos en Bolivia”.
La Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) afirma que el efecto de la modernización con el despliegue de la carretera internacional, en los pueblos chiquitanos y ayoreos, tiene “un margen impredecible”. Pero sí se puede avizorar un “futuro inducido”.
La misma ABC ha definido ese “futuro inducido” como un panorama de impactos significativos por “la expansión de la frontera agrícola y ganadera, incremento en la explotación forestal, actividad turística, asentamientos humanos y actividades comerciales”.
Los estudios prevén que el impacto afectará incluso a las comunidades ayoreode ubicadas a 60 km de la pista, en la Tierra Comunitaria de Origen Santa Teresita. El Plan para Pueblos Indígenas de la ABC contempla varios programas y una importante parte del presupuesto para esta población. Actualmente el pueblo ayoreode es seminómada y altamente vulnerable a pesar de que su territorio está respetado. A Flourish hierarchy chartIslas de bosques
La Chiquitanía es la región de las antiguas misiones jesuíticas, los templos declarados Patrimonio de la Humanidad, la música barroca ejecutada por indígenas, fiestas y costumbres tradicionales conservadas, serranías colmadas de montes, mano de obra apreciada por su trabajo artesanal de la madera, la cerámica y los tejidos y, entre otras cosas, un bosque seco que hace puente entre la amazonía y el Chaco.
Al mismo tiempo, sin embargo, es un espacio de avance del agronegocio, la disputa por tierras fiscales, la deforestación, los incendios forestales, propiedades alambradas, asentamientos informales sorpresivos, escasez de agua para consumo humano, crecimiento descontrolado de las áreas urbanas y, sobre todo, comunidades indígenas que luchan por su sobrevivencia en esas condiciones de desventaja.
El cacique de San José de Chiquitos, Julio Socoré, afirma que las comunidades indígenas son como islas rodeadas de desmontes de propietarios nacionales o extranjeros que han tumbado el bosque para sembrar soya o criar vacas.
La región está tan intervenida que, en agosto de 2020, la noticia de la masiva mortandad de peces en Laguna Concepción, a causa de los agrotóxicos usados por los menonitas, fue motivo de preocupación momentánea en la prensa. Por ahora se desconoce la afectación a las comunidades cercanas y al ecosistema a futuro.
Estos desmontes también se alimentan con los asentamientos informales de pequeños migrantes a quienes el gobierno ha entregado tierras en la región, aunque las comunidades indígenas no saben exactamente dónde.
El cacique de la Asociación de Centrales Indígenas de San Rafael de Velasco, Julio Egüez, explica que en una visita del INRA, para inspeccionar e identificar la ubicación de estos asentamientos, los funcionarios escondían con su cuerpo la pantalla de la computadora para evitar que los miembros de la organización indígena vieran los mapas.
Para los sectores urbanos de los cuatro municipios y para las centrales indígenas, el mejoramiento de la vía impulsará el desarrollo y el turismo, reducirá el tiempo de viaje, incrementará el comercio, reducirá los costos de transporte y traerá otros beneficios económicos.
El agrónomo Mario Paniagua, técnico de Fundación Tierra, explica que existe el peligro de que las comunidades pierdan la posesión de su tierra a la larga.
El ejemplo es la comunidad guaraní 16 de Marzo, ubicada en el municipio de San Julián, al norte de la capital cruceña, zona de monocultivo de soya vinculado al agronegocio. Más del 90% de la comunidad está deforestada y su tierra alquilada a los productores.
La carretera va a beneficiar a quienes tengan mejores condiciones productivas, sea en la agricultura o la ganadería, lo que implica generalmente deforestación. “Van a quedar las áreas comunales, probablemente con un poco de bosque, pero la presión puede hacer que alquilen la tierra. Si pasa eso, cambia las formas de vida de las comunidades, cada vez es menos posible cultivar su tierra y muchos terminan trabajando para estas empresas o migran a los centros urbanos”, dice Paniagua.
Los objetivos económicos están primero, sin embargo, y eso traerá beneficios focalizados en ciertos sectores de la sociedad.
Se prevé más desmontes
En realidad, sí se conoce cuál es el impacto de las nuevas carreteras en el proceso de pérdida de bosques en el mundo. Y los propios estudios de la ABC muestran las afectaciones que habrá en todas las etapas de construcción de la vía. El impacto ambiental en áreas sensibles es particularmente preocupante porque todos los factores son negativos.
A Flourish hierarchy chart
La apertura de caminos, los incendios forestales, las actividades extractivas y la agricultura (en grande y pequeña escala) son causas directas de la deforestación, según el estudio Frentes de Deforestación de WWF. Y en Bolivia, o más precisamente en la Chiquitanía, se añade a esos factores la ganadería.
En los primeros 18 años de este siglo, se calcula que Bolivia perdió el 11% de su bosque. Solo en el año 2017, 463 mil hectáreas. En los incendios de 2019 y 2020, fueron afectadas con el fuego cerca de 6 millones de hectáreas, muchas de ellas con bosques. Si bien los árboles van a reverdecer, los científicos aún no saben la dimensión de los impactos que se deben esperar en esos ecosistemas.
Otros reportes coinciden reportando un nivel alto de pérdida de la foresta. La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) reportó en 2020, luego de 18 años de medición, una deforestación inusitada de la amazonía boliviana.
“Empieza con el asentamiento de una población, luego se da curso a la construcción de carreteras y, a partir de ahí, empiezan más drivers (factores) como la apertura a la minería, la explotación forestal ilegal, la deforestación masiva. A medida que esta área se vuelve accesible, se va fragmentando muchísimo más y se acelera”, explica Marlene Quintanilla, en entrevista por Zoom, ella es la responsable de investigación de Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
En el territorio de los pueblos chiquitanos existen todos esos factores desde principios del siglo XX, y ahora se han acelerado debido a las recientes intervenciones.
El reportaje fue publicado originalmente en el portal del PIEB, en este enlace: http://pieb.com.bo/blog/nota.php?idn=11825