El caso tunas

Opinión

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Sumando Voces

Sonia Montaño Virreira

No sé si el ciudadano que ofendió a una mujer por recoger tunas cometió los delitos de discriminación racismo y violencia psicológica. Pienso que pecó del moralismo tan propio de nuestro medio reprochando a la abuela por dar mal ejemplo a su nieto. No pensó que a esa mujer seguramente no le basta ni la renta “dignidad” ni el Juancito Pinto. En fin, actuó como muchos.

Ahora que muchos ilusos creen que después de las elecciones judiciales hemos recuperado el imperio de la ley, espero que el imputado no esté detenido y sea procesado con todas las garantías del debido proceso. Ojalá de paso sirva para que los juristas promuevan el debate en torno a muchas leyes como la 045 que son tan difíciles de probar y tan fáciles de servir para abusar.

Demasiada gente ha participado del festín moralizador con expresiones de odio, por eso quiero sumarme a quienes se han atrevido a desafiar el sentido común imperante criticando la hipocresía y la doble moral, señalando el abuso de autoridad y las razones sociales que subyacen detrás de esos actos reprobados por – en este caso- los dueños del árbol. Algunas personas, las menos pusieron la condición social de la señora en el centro.

Lo que sí sé es que este hecho, amplificado por las redes sociales y varios medios de comunicación, le ha caído como anillo al dedo a quienes practican el populismo punitivo comenzando por el Presidente del Estado plurinacional, el Alcalde de La Paz y otras autoridades. El primero mirando el infinito, siempre con cara inexpresiva, instruyó al ministro de justicia – quien acababa de festinar con los jueces ilegales autoprorrogados- actuar contra lo que consideraba un gravísimo delito de discriminación. En menos de lo que canta un gallo la FELCC detuvo al acusado, mientras la justicia real lo ha imputado creyendo probablemente que con eso formarán parte de la “gente de bien” como suele denominar un vecino presidente a la gente que lo aplaude.

El comportamiento más triste me ha parecido el del alcalde Iván Arias quien, en el marco del populismo vigente, le ha otorgado un puesto a la señora Emilia, la persona que ha tenido la conducta más decente en esta trama al señalar, luego de las disculpas ofrecidas por el acusado, que: “Yo no soy quién, y le disculpo también al caballero de todo corazón, no le puedo tener rencor”. Ella sí entiende que no es quien para castigar.

Es bueno marcar diferencias. Lo de Arce es cinismo puro y duro. Es habitual en él tratarnos como idiotas porque sabe que ante los graves problemas del país puede aprovechar incidentes como el de las tunas para lanzar una cortina de humo. El Alcalde lo que hace al ofrecer un puesto callejero a una persona que probablemente vive en la extrema pobreza es una combinación del “buenismo” y oportunismo pero que sin duda no suple la falta de políticas municipales para las mujeres.

Si el caso en cuestión hubiera servido para anunciar algún programa o proyecto para mujeres como la señora Emilia… Pero sólo sirvió para mostrar que el alcalde puede hacer lo que quiere.Tampoco dijo si apoyaría la terapia recomendada por uno de sus funcionarios, quien suelto de cuerpo dijo que el niño al haber vivido el episodio de violencia, necesitaría una terapia de largo aliento. Ahora los gendarmes o burócratas son psicólogos al paso… A propósito sería bueno que realicemos una terapia colectiva para entender por qué somos capaces de destilar el odio contra el más tonto de los delincuentes- si así fuera el caso- y solo hablamos bajito cuando vemos que lo que hacen los poderosos. ¿No es discriminación poner a tus hijitos en puestos para los que no están capacitados? ¿No viola el código del menor la desaparición de los hijos del innombrable?, ¿No es racismo ver cómo se mueren de parto las mujeres indígenas porque no acceden a la salud?

El salto de carnero del presidente Arce, para quien los delitos que son secretos a voces, no son su problema; la tolerancia que en los mismos días del caso tunas muestra ante la negativa de Morales que sigue inventando artimañas para no responder a la justicia; el ejemplo que Morales da a sus hijos conocidos mostrando que si eres poderoso puedes desaparecerlos, olvidarlos y hacerte dar neumonía para no enfrentar la ley. Eso sí es mal ejemplo le digo también al dueño del árbol.

El sacar tunas con tu nieto es en el fondo un ejemplo de coraje, exponerse a que te griten mientras que los hijitos del poder actúan en las sombras y tienen ministros, abogados, falso testigos, que viven de tapar la verdadera codicia y los monumentales robos cuya interminable lista es infinita. A todos esos les darían un puesto en el mercado para que aprendan.

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Sonia Montaño es socióloga jubilada y feminista por convicción.

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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