Grupos de choque dentro del Legislativo, duras peleas entre diputados del oficialismo y la oposición y el desbande de legisladores opositores hacia el oficialismo han marcado el accionar de la Cámara de Diputados la semana pasada, generando una ola de críticas de diversos sectores de la sociedad respecto al espectáculo que ha generado el primer poder del Estado.
Sin embargo, pasada la efervescencia del momento, algunas preguntas emergen hacia el debate público. ¿Cuál será el futuro del Legislativo en un escenario donde el MAS y también las bancadas opositoras están fragmentadas? ¿Acaso era mejor el Legislativo cuando el MAS tenía dos tercios de votos y la oposición ni siquiera tenía derecho al pataleo? ¿Qué quiso decir el voto ciudadano del 2020 cuando no le dio a ningún partido los dos tercios de votos?
El analista político Paul Coca considera que esta situación no se va a solucionar, al contrario, avizora más problemas en la medida en que se acercan las elecciones primarias en las que se definirán las candidaturas presidenciales y se viene la necesidad de aprobar normas para la aplicación de resultados del censo, entre ellas, la redistribución de escaños parlamentarios.
“El Legislativo no va a tener un nivel de mejoría sino de conflictividad. El arcismo está usando movimientos sociales, ya lo hemos visto cómo han intentado tomar el Legislativo, y el evismo va a mostrar su fuerza en carreteras, frente a eso hay una oposición fraccionada”, indica. Y lo dice porque existe una abierta lucha por la candidatura del MAS entre Evo Morales y Luis Arce.
En el pasado las cosas eran diferentes, aunque no necesariamente mejores. Coca recuerda que el gobierno de Evo Morales “no necesitaba pactos, todo se aprobada con facilidad y si había disidentes eran una minoría que no afectaban al resultado final de la votación”.
Ahora, la correlación de fuerzas ha cambiado. En las elecciones del 2020, ningún partido obtuvo dos tercios de votos, ni siquiera el MAS, que ganó la presidencia con 55% de los sufragios, y las cosas empeoraron cuando la bancada oficialista se dividió entre arcistas y evistas.
“La gente votó por un Parlamento equilibrado, no le dio a nadie los dos tercios, eso obligaba a que todos lleguen a acuerdos en el Legislativo, pero la actitud del grupo arcista es querer hacer lo mismo que el evista, de imponer y comprar conciencias”, indica Coca.
Se refiere a los parlamentarios de Comunidad Ciudadana (CC) que en la última sesión votaron a favor de los créditos que pedía el Ejecutivo dejando en segundo plano la situación de los magistrados autoprorrogados. Según una publicación del propio partido, son 11 los legisladores de CC que votaron con el MAS, a los que el partido de Carlos Mesa llama “traidores”. Antes habían tomado similar camino, algunos parlamentarios de Creemos.
A decir de Paul Coca, los parlamentarios en primer lugar deben “honrar el voto ciudadano, si el votante hubiera querido un oficialista hubiera votado por el MAS y no por ellos, es un aspecto elemental y básico”.
Considera que muchos están aceptando prebendas a cambio de sus votos porque “saben que no van a ser reelegidos, tienen deudas por pagar, favores por cumplir, y muchos han visto como el momento propicio para zanjar esas obligaciones y el arcismo es el único que puede ofrecer cosas a cambio de votos”.
El sociólogo Julio Aliaga considera que este giro se debe a que los jefes de sus partidos, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, respectivamente, no tienen opciones electorales. “Hay un desbande general, desentendimiento, falta de conducción, porque ellos y ellas saben que sus jefes respectivos, Luis Fernando Camacho y Carlos Mesa Gisbert no son ya opción alguna de futuro”, escribió en su cuenta X.
Este lunes, CC se pronunció al respecto. “Lamentamos que estas acciones reprochables del MAS, que generaron la indignación no solo de los parlamentarios de oposición presentes, sino de todos los ciudadanos que pelearon por años defendiendo la democracia, haya contribuido a deteriorar la imagen de la Asamblea Legislativa Plurinacional y desviado la atención del objetivo masista que es la destrucción de la institucionalidad democrática del país para consolidar un régimen dictatorial que ponga en vilo la democracia en las elecciones generales del 2025”, indica un comunicado de CC que fue compartido por Carlos Mesa en sus redes sociales.
Pero, antes de la votación que permitió la aprobación de seis créditos requeridos por el Ejecutivo, la Cámara de Diputados protagonizó un intenso pugilato porque la bancada arcista quería justamente dar curso a los préstamos y dejar para después el tema de la prórroga de mandato.
“La aprobación de leyes no puede legitimarse con fuerza y violencia. Sin debate serio y votación transparente nadie gana, todos perdemos”, escribió en su cuenta X el expresidente Eduardo Rodríguez Veltzé al respecto.
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