Hernán Cabrera M.
Por lo menos 10 jóvenes profesionales hijos de amigos y parientes han decidido marcharse de la Bolivia plurinacional en la búsqueda de opciones laborales en otros países. “No hay trabajo y si hay pagan una miseria en las empresas privadas”, son algunos de los argumentos esgrimidos al explicar la radical decisión, que deja a los que se quedan con el sabor amargo y las lágrimas en los ojos, y los que se van, lo hacen ilusionados por encontrar la oportunidad de la vida.
Me permito dirigirme a los cientos de miles de jóvenes de este país, que con seguridad, una mayoría ha decidido enfrentar los retos con los medios con que dispone y en medio de tantas dificultades. Un aliento de esperanza y de impulsos para esos corazones y espíritus jóvenes, que esperan algo más de sus mayores y especialmente de sus autoridades.
Pero lo haremos desde algunas provocaciones que nos ofrecen los libros y sus autores, como cobijo que siempre nos dan la creación literaria y la reflexión filosófica.
Miguel de Cervantes, en el Quijote de la Mancha, nos lanza este desafío importante, que tiene varias enseñanzas:
“La libertad, mi querido amigo, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Cada uno es artífice de su aventura”.
El camino, la opción la tiene cada uno en sus manos y en su voluntad para seguir adelante.
La juventud es una fuerza poderosa y creativa, que debe afrontar los retos, sin miedo, con imaginación.
Ustedes jóvenes son los creadores de su propia aventura. Asuman, y no le echen la culpa a nadie de sus errores o fracasos.
Si bien la sociedad y las autoridades no brindan las condiciones necesarias, pero cada uno tiene que abrir las puertas y para ello la ruta a recorrer es la educación, su formación, su curiosidad e interés por capacitarse, formarse.
No quedarse cruzados de brazos.
Otra frase importante para compartir con ustedes es la arenga del capitán Harb en el libro “Moby Dick” de Herman Melville:
“¡Cualquier cosa menos abandonar! ¡Para eso os habéis enrolado, marineros, para tratar de dar caza a esa ballena blanca por todo el mundo, por toda la tierra, hasta que arroje su negra sangre y flote panza arriba! ¿Qué decís a eso, marineros? ¿Me echaréis una mano para llevar a cabo esta tarea? Porque creo que tenéis coraje…”.
Qué nos dice esta reflexión, pues muchas cosas y tomen nota:
El capitán Harb hizo lo imposible, surcó mares, venció tempestades en el mar, luchó contra el malestar de su tripulación, el hambre, el pesimismo, pero siguió adelante hasta conseguir su gran objetivo: dar caza a la ballena blanca, a la enorme ballena, que la llamó Moby Dick.
Así es su vida, así deben ser sus impulsos: nunca desistir, nunca renunciar, nunca mirar la vida derrotados, ni dejarse vencer por las tentaciones y los vicios, como las drogas.
Y para ello solo deben tener esa palabra poderosa: CORAJE. Verán que lo podrán conseguir y cuando lo hagan, sentirán una plenitud en su interior y podrán gritarle al mundo que ustedes pueden.
Lo que hagan no lo hagan por sus padres, ni familiares, ni por sus enamoradas, háganlo por ustedes mismos. Por cada uno de ustedes, sin rendir cuentas a nadie.
Les cuento de dos adolescentes que pese a los problemas y la descalificación que por ser mujer no podían asumir sus desafíos y sufrieron bastante, pero a pesar de ello, nunca perdieron la fe y la confianza en ellas mismas.
Ana Frank, fue una niña que se ocultó en el desván de su domicilio. Estuvo tres años escondida, pero luego la denunciaron y junto a su familia, los nazis la llevaron a los campos de concentración. Ella cada día escribía en su diario sus reflexiones y sus problemas, pero nunca nunca bajó la cabeza y nos legó uno de los libros más hermosos y lleno de vida.
El Diario de Anna Frank: “Quiero seguir viviendo después de mi muerte”. Ella sigue presente y ustedes lo deben asumir que pueden vencer los obstáculos que se les pueda presentar.
Aquí va otro caso. Ustedes habrán escuchado de Frankenstein, de quien se han hecho películas, series, dibujos animados, etc y saben quién lo inventó: Una joven de 20 años. La inglesa Mary Shelley que nos dejó otro libro eterno: Frankenstein o el moderno Prometeo, escrito en 1818.
Con ambos ejemplos, la invitación es a que sean emprendedores de sus propias vidas, que crean en ustedes mismos y sus enormes potencialidades, que si hay una puerta cerrada o un camino lleno de piedras, ustedes los pueden abrir, no a patadas, pero sí con su poder creativo y el camino aunque esté lleno de piedras lo pueden recorrer y llegar a la meta final.
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Hernán Cabrera es periodista y Lic. en Folosofía
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