Carolina Méndez Valencia
Sin conmoción ni algarabía,
sin cabildos ni letanías
sin aullidos ni indignación
calla hoy el “Cristo Redentor”.
Fue anteayer cuando condensó
la rabia y la indignación mientras ardía la Chiquitanía
y la perpetuidad dictatorial se imponía.
Fue anteayer cuando catapultó a un cívico de camiseta
que dijo que no sería candidato y apareció en la papeleta.
Hoy hay silencio y mucho humo
calor abrasante y olor a muerte
desidia social y autoridades inertes
que además de la danza de la incompetencia
bailan al son de los pactos de conveniencia.
No hay ritual para encantar masas
y el silencio insta a estar cabizbajo
no vaya a ser que en el desparpajo
se vuelva a pedir abrogación de las normas ecocidas
y se cuestione al “modelo de desarrollo” suicida.
El Comité habla bajito apuntando a la coca
porque la soya y el ganado en esta casa no se toca
se limita a llevar víveres a las zonas de bomberos
para no entrar en conflictos de negocios logieros.
Además no hay urnas en lo cercano
para el oportunismo regionalista
que succiona luchas ecologistas.
Que no se entienda como un llamado a cobrar protagonismo
porque milito en el ateísmo de liderazgos moralistas
es nomás un señalamiento a la hipocresía capitalista
que dice defender esta tierra
y luego luego le prende fuego.
Es nomás un señalamiento al intento de desligarse
echándole la culpa al otro porque es más fácil
encontrar al enemigo al otro lado de la vereda
que ver el propio saqueo escondido en la humareda.
Es nomás un señalamiento a la performance
de meter preso al peón
ignorando convenientemente
que la orden vino de un patrón.
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Carolina Méndez es periodista.
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