Cae el índice de democracia al nivel más bajo en la era del MAS y ven que el 2025 es “la prueba de fuego”

Desarrollo

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Mery Vaca

Este es el índice de la democracia de Bolivia. Fuente: Tje Economist Intelligence Unit.

El prestigioso Índice de Democracia 2023, publicado por The Economist Intelligence Unit, ubica a Bolivia con el nivel más bajo desde que el MAS llegó al poder en 2006. Aquel año, Bolivia registró un índice de 5,98 y este 2023 cayó a 4,20, sólo por encima de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití si se toma el parámetro de la región.

A lo largo de este período de 16 años, comprendido entre 2006 y 2023, Bolivia alcanzó su nivel máximo en 2008, cuando obtuvo una puntuación de 6,15 en el índice de democracia.

Al respecto, la socióloga María Teresa Zegada considera que el país tendrá su “prueba de fuego” en las elecciones del 2025, para saber si pasa al autoritarismo, se mantiene como una democracia híbrida o asciende a una democracia defectuosa.

El Índice ubica a los países en cuatro tipos de democracia: Democracias plenas, democracias defectuosas, democracias híbridas y autoritarismos. Bolivia está actualmente en la categoría híbrida, pero muy cerca de los autoritarismos, como son Cuba, Nicaragua y Venezuela.

“Es bien preocupante la situación de Bolivia porque está al borde de los autoritarismos”, expresa Zegada, quien considera que el avance de Bolivia dependerá de que haya elecciones imparciales, transparencia del Órgano Electoral y respeto a los derechos civiles, que tiene que ver con la judicialización de la política y el copamiento de los poderes públicos por parte del partido gobernante.

“Realmente hay un riesgo, el 2025 es una prueba de fuego en el caso de Bolivia para ir hacia un autoritarismo o para mantenerse donde está, o incluso ascender si se garantizan estas variables”, explica la especialista en política.

Las variables que mide el índice de la democracia son cinco: procesos electorales y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles.

Precisamente por eso, es importante el papel que jugará el Órgano Electoral en los próximos comicios, tomando en cuenta que la parcialización registrada el 2019 derivó en una crisis política que supuso, también, una caída del índice de democracia.

“En el caso de Bolivia hemos tenido nuestro peor momento el 2019 de parcialización evidente del organismo electoral, con la renovación de autoridades se logró neutralizar algo, pero en los últimos años se ha caído otra vez en esta misma irregularidad. Hay la percepción ciudadana de que el Órgano Electoral no es imparcial y que está al servicio de los intereses de una de las fracciones del partido de Gobierno. Eso puede ser un elemento que invalide la posibilidad de que Bolivia entre en un ámbito más estable de democracia”, dijo Zegada.

Contexto global

Sin embargo, Zegada sugiere mirar el contexto global porque caso contrario “entraríamos en un negativismo total”. Explica que a nivel general hay un declive de la de las democracias. “Estados Unidos, por ejemplo, ha pasado a las defectuosas, Chile también. Democracias bien consolidadas hasta ahora están experimentando estos movimientos”, indica.

Por otro lado, expresa su preocupación de que a nivel mundial se esté dejando de lado el respeto a los derechos humanos y se esté dando paso a autoritarismos con el justificativo de las guerras o el incremento de la criminalidad, como en México, Ecuador o El Salvador.

Coincidencia

El Índice de la democracia de The Economist es coincidente con la percepción ciudadana, que fue recogida por una encuesta encargada por UNITAS, en la que el 77% de los bolivianos consultados se declaró insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia boliviana, mientras que sólo el 21% de los consultados dijo estar satisfecho o muy satisfecho con el sistema político que rige los destinos del país.

La encuesta fue realizada entre el 10 y el 26 de junio de 2023, con una muestra de 2.000 personas mayores de 18 años, un margen de error de +- 2,19%, en las nueve capitales de departamento y El Alto. El estudio fue ejecutado por Ipsos Ciesmori, por encargo de UNITAS y contó con el apoyo de Centro Internacional para la Ley sin Fines de Lucro (ICNL).

Aunque diversos analistas consultados indicaron que la insatisfacción tiene que ver con los operadores y no con el sistema como tal.

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