Después de 13 años de periodismo independiente al servicio de la sociedad y la democracia, Página Siete publicó el jueves 29 de junio su última edición, debido a la falta de recursos económicos para seguir operando. Así lo anunció Raúl Garáfulic, presidente del directorio del periódico, quien explicó que los gastos superaron los ingresos y que se agotaron todas las instancias para conseguir capital de trabajo.
Garáfulic destacó que una combinación de circunstancias adversas llevó al cierre del periódico. El partido de Gobierno bloqueó sistemáticamente la pauta publicitaria para el diario, presionando incluso a empresas privadas del sistema financiero para que no publiquen sus avisos en Página Siete. Además, el oficialismo desplegó una estructura de hostigamiento público por redes sociales contra el periódico, que hasta el día de hoy está impune.
El presidente del directorio también mencionó que Página Siete enfrentó auditorías y multas recurrentes de diversas instituciones estatales, mientras sus competidores de línea oficialista recibían un trato privilegiado. El acoso judicial infundado llevó al bloqueo de cuentas bancarias y al embargo de bienes de Garáfulic, limitando su capacidad de acción.
Además de las presiones del poder, el cierre del periódico independiente se vio agravado por otros factores. La pandemia de COVID-19 cambió los hábitos de lectura de la población, generando una fuerte caída en la venta de periódicos impresos y disminuyendo los ingresos. La crisis económica del país también redujo el presupuesto publicitario de muchas empresas, afectando el flujo financiero del periódico. Asimismo, el aumento del precio internacional del papel y otros insumos de impresión debido a la guerra en Ucrania representó un golpe adicional.
A pesar de los esfuerzos de Página Siete por captar suscriptores digitales, su crecimiento resultó más lento de lo esperado, lo que dificultó la compensación de las pérdidas sufridas en otros ámbitos.
Ante el cierre del periódico, César Muñoz, en representación de Human Rights Watch, expresó su solidaridad con los trabajadores y señaló que esta medida reduce las fuentes de información y la pluralidad en el debate público, representando una pérdida para la democracia. Su mensaje en Twitter resaltó la importancia de mantener una prensa independiente y diversa.
Mery Vaca, exdirectora de Página Siete, compartió su pesar por el cierre del periódico, destacando que este no solo fue su trabajo, sino también su mayor pasión periodística. Vaca enfatizó que la independencia y el pluralismo no eran una retórica, sino una realidad palpable, como han atestiguado sus colegas, quienes escribieron una sentida nota a los lectores, evidenciando la importancia y el legado del periódico en el panorama informativo.
El expresidente de Bolivia, Carlos Mesa, lamentó profundamente el cierre de Página Siete y señaló que este hecho representa una pérdida para la democracia, el periodismo independiente y la ciudadanía en general. Mesa destacó la relevancia y el papel destacado que el periódico ha tenido en la historia de la prensa nacional.
El cierre de Página Siete pone de manifiesto los desafíos que enfrenta la libertad de prensa en Bolivia, con presiones políticas y económicas que afectan la pluralidad y la independencia informativa. La sociedad y la democracia se ven privadas de una voz crítica y objetiva en el debate público, lo que constituye una preocupación para el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos.
