Líderes indígenas advierten sobre una posible hambruna en el país debido a los devastadores incendios forestales que se iniciaron hace casi cuatro meses y que continúan consumiendo todo a su paso, dejando una huella negra de cenizas y destrucción. Muchos pueblos indígenas han sido desplazados de sus tierras, pues sus casas y sembradíos se quemaron totalmente, ahora ya no tienen un medio de subsistencia.
La presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB), Wilma Mendoza, enfatizó en que los incendios afectan de forma directa a las comunidades indígenas y rurales que dependen de la agricultura y la recolección de recursos naturales para su subsistencia.
«Yo creo que lo que se va a venir es hambruna, todas las mujeres lo dicen, porque lastimosamente se están quedando vacías las comunidades, han perdido no sólo su hábitat de vida, han perdido todo. Si es que volvemos no habrá el alimento suficiente para esas familias, para que nuevamente se queden, y por eso estamos seguros de que esas familias no van a volver a sus comunidades», enfatizó Mendoza a Sumando Voces, y acotó, con la voz entrecortada, que lo que más le duele es ver cómo el apoyo que reciben en estos tiempos tan difíciles se convierte en parte de campañas políticas.
Los indígenas subrayan que la escasez afectará no sólo a las comunidades rurales, sino también a las ciudades, ya que la escasez de alimentos provocará el aumento de precios y la disminución de productos básicos en los mercados. Además, provocará la migración masiva de los indígenas a las ciudades.
En esa misma línea, el joven excacique comunal del pueblo indígena chiquitano San Manuel de Roboré, Daniel Arias, coincidió en que es posible que haya hambruna en las comunidades indígenas, pues la semilla y los sembradíos quedaron reducidos a cenizas. «Estamos a una nada de que lleguemos a ese extremo de la hambruna en la Chiquitanía, porque también estamos perdiendo nuestras fuentes de agua, los ríos han bajado de golpe su caudal», dijo a este medio.
Hablar de este tema le cuesta en estos momentos, pues los incendios continúan carcomiendo los bosques, animales y destierran a la gente de sus hogares.
«Mi comunidad, San Manuel, ha sido muy afectada, ha sido una de las comunidades que ha sido evacuada a otro lugar porque el fuego ha consumido casi toda la comunidad, hemos dejado nuestras casas, nuestros animales, nuestras pertenencias, porque el fuego no nos dio tiempo de sacar nuestras pocas pertenencias, la siembra y la semilla que teníamos se ha quemado. Ahora es lamentable llegar a la Chiquitanía y ver nuestros bosques y nuestra fauna destruida», agrega Arias.
La situación es crítica y las comunidades indígenas, históricamente vulnerables, se encuentran ahora en una situación desesperada, enfrentando un futuro incierto sin medios para subsistir.
Todos los informes, tanto del Gobierno como los independientes, coinciden que se han quemado alrededor de 10 millones de hectáreas, entre bosques y pastizales, pero el desastre continúa y los daños podrían ser más cuantiosos.
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