Todo un equipo trabajando en la sofocación del fuego. Foto: Gobernación Santa Cruz
Con datos de ANF y El Deber
Pese a que esta semana llovió en algunos puntos del oriente boliviano, los incendios no dan tregua. Según el reporte del Comité de Operaciones de Emergencia Departamental (COED) de Santa Cruz, a través de su Sistema de Alerta Temprana e Incendios Forestales, en aquel departamento hay 59 incendios activos este jueves, mientras que en Pando se reportan llamas incontrolables ante la impotencia de la gente.
Entre tanto, la población de Roboré, en la Chiquitania, amaneció con lluvia y esperanza de que el fuego pueda ser apagado.
“Se registran 59 incendios activos, de los cuales 16 son complejos de incendios bajo observación 45 y en combate 14”, informó este miércoles el coordinador de Emergencia de la Dirección de Gestión de Riesgo de Santa Cruz, Dionisio Castro.
Detalló que los municipios más afectados siguen siendo Concepción, San Ignacio de Velasco, Urubichá, San Rafael, Ascensión de Guarayos y Puerto Suárez.
De acuerdo Castro se mantiene la superficie afectada en 7.205.865 hectáreas. Pese a los datos del COED y a la información de Fundación Tierra, el gobierno insiste que son 6,9 millones de hectáreas quemadas.
Asimismo, con información del Sistema de Estación Meteorológica y la Unidad de Alerta Temprana señaló que se ha registrado la mayor cantidad de acumulación de lluvia en la capital de Santa Cruz de la Sierra, de 22 milímetros de acumulación. Y se hace la verificación de lluvias menos intensas en otras zonas del departamento.
La precipitación pluvial en Santa Cruz de la Sierra duró cuatro horas según el reporte que facilitó Castro.
Pando en llamas
Entre tanto, el diario El Deber informó que en Pando las llamas alcanzan magnitudes extremas, arrasan con viviendas y acaban con el sustento de cientos de familias.
Solo en el municipio de Puerto Gonzalo Moreno, uno de los más afectados, unas diez comunidades están siendo asediadas por los incendios.
Portachuelo es una de ellas, donde este martes los pobladores vivieron un infierno, indica el reporte. Llamas de más de 20 metros de alturas envolvieron la comunidad y arrasaron con al menos ocho casas de hojas de motacú. Pobladores intentaron combatir el fuego con baldes y mangueras, pero sus esfuerzos fueron vanos ante la magnitud del fuego. En medio del caos, se escuchaban gritos de auxilio y llantos de impotencia. Algunos corrían, tratando de salvar lo que podían: colchones, ropa u otras pertenencias. El centro de salud también tuvo que ser evacuado debido al imparable avance del fuego.
“Solo Dios puede salvarnos”, exclamaba un comunario, a punto de quebrarse en llanto ante la angustia por la gigantesca nube de humo y el crepitar del fuego que avanzaba hacia la comunidad. “¡Necesitamos ayuda! ¡El fuego ya llegó a la casa de doña Mechi!”, gritaban los vecinos en medio del desastre.
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