No se entrometan en asuntos internos de los bolivianos

Opinión

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Sumando Voces

Carlos Derpic

La Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP) ha organizado, con dineros del Estado, un seminario titulado “Nueva Arquitectura Financiera Regional. Desafíos para una mejor integración en un mundo de cambios”, al cual han asistido, como invitados de honor, los ex presidentes de Argentina, Alberto Fernández (el guitarrero desplazado por la jefa Kirchner, que ahora enfrenta el negociado de los seguros en su país); España, José Luis Rodríguez Zapatero (el que llegó a la presidencia gracias al atentado del 11 de marzo de 2004, perpetrado en su país por los islamistas que repudiaron, de ese sangriento modo, el apoyo del gobierno español a la invasión norteamericana a Irak) y de Colombia, José Ernesto Samper (el que admitió en 1998 que el narcotráfico financió su campaña presidencial). Además de ellos, estuvieron la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, el excandidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami, quien ejerce como coordinador del Grupo de Puebla y el economista, asesor político y académico español Alfredo Serrano Mancilla (autor del libro “Evo Operación retorno”, Secretario del CELAG y columnista de Página 12).

¡Flor de invitados que se trajo la EGPP! Y no podía ser de otra manera. Al fin de cuentas, todos tienen derecho de reunirse con sus amigos y amigotes, allegados y admiradores y alguaciles y alcauciles.

¿Qué temas trataron en el seminario? Todavía no hay mucha información al respecto, pero se sabe que trataron el de la integración latinoamericana, que debe ser fortalecida con la creación de nuevos mecanismos.

Pero, lo que sí se difundió fue las referencias que Samper hizo en relación a la candidatura futura de Evo Morales a la presidencia del Estado, puesto que el expresidente fugado añora fervorosamente, como se puede observar a diario.

El expresidente colombiano, entre otras cosas, dijo: “Yo creo que es absurdo y no creo que en este momento sea bueno recurrir a medidas de carácter legal o artificios legales para impedir que una persona de tanta importancia que le da tanto a Bolivia sea, la palabra sola duele, proscrita del sistema democrático boliviano”. Un poco más adelante, agregó: “Nosotros esperamos que los bolivianos, más concretamente, el partido del gobierno del MAS encuentre los mejores espacios para sostener su proyecto político y que esos espacios incluyan a los protagonistas de esos procesos políticos que en este momento están liderando la etapa de calentamiento electoral”.

Se nota, a las claras, que el evento fue realizado para aupar al ex presidente Morales y todo estaría muy bien si no fuera por el hecho de que las mencionadas opiniones y deseos del ex presidente colombiano, se han producido de manera pública y constituyen intromisión en asuntos que atañen a los bolivianos y a nadie más (y, en particular, a los masistas hoy enfrentados en una dura batalla por “la silla”).

La EGPP es una institución del Estado boliviano, no una ONG privada que puede invitar a quien quiere y en cuyos eventos se puede opinar en tal o cual sentido. Por otro lado, se trata de expresidentes o excandidatos presidenciales que, por ello mismo, deberían cuidar sus expresiones cuando están en un país que no es el suyo y no deberían abordar temas internos.

Si quien dijo eso hubiera sido alguna autoridad de un país que no es del grupo de Puebla, ya estaría la Cancillería convocando a su embajador a aclarar lo sucedido. Pero no, como son los “amiguis” del grupo de Puebla, hay que mirar para un costado.

Quede claro que no es la primera vez que sucede esto. Desde el ascenso del MAS al gobierno se ha visto la intromisión descarada de cubanos y venezolanos (en algún caso un agregado militar de Venezuela, interviniendo en un evento laboral) en asuntos internos de Bolivia.

Más allá de que el expresidente Morales tiene todo el derecho de presentar su candidatura a la presidencia del Estado en las elecciones de 2025, porque la “opinión” de los auto prorrogados del Tribunal Constitucional Plurinacional, en sentido de que no puede hacerlo nunca más, es incorrecta e inconstitucional, los miembros del grupo de Puebla no pueden inmiscuirse en asuntos internos de Bolivia.

Para concluir, una pregunta: ¿la intromisión es mala sólo si incurren en ella los adversarios del MAS y no es intromisión, sino “sano consejo” cuando la hacen los cuatachos poblanos?

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Carlos Derpic es abogado

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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