Inundación en Tipuani. Foto: Facebook Somos Tipuaneños
Una vez más, el municipio paceño de Tipuani está inundado. El desborde del río que atraviesa la localidad cubrió calles, plazas y viviendas enteras, dejando a cientos de familias atrapadas entre el agua, el lodo, la basura y las aguas servidas. Los vecinos denuncian que esta situación se repite cada temporada de lluvias y que el problema se agravó desde que aumentó la actividad minera en la región hace un par de años.
Según reportes locales, al menos 250 personas resultaron afectadas y más de 400 viviendas sufrieron daños por el ingreso de aguas servidas y el colapso de muros y cimientos. Imágenes difundidas en redes sociales muestran casas parcialmente cubiertas por el agua y vehículos atrapados en medio de las corrientes.
“Hay vehículos que se han quedado atrapados y la gente trata de sacarlos”, relata un vecino mientras muestra las calles anegadas de su barrio.

Pese a la magnitud del desastre, los habitantes aseguran que no han recibido asistencia inmediata ni del Gobierno central ni de la Gobernación de La Paz. En medio de la desesperación, algunos pobladores enviaron mensajes directos, mediante videos subidos a redes sociales, al presidente Luis Arce.
“Señor presidente, mire lo que ha pasado. Todo se ha colapsado, las casas se están cayendo. Queremos que nos ayuden, aquí sufrimos”, clamó una vecina en medio de llanto, en un video grabado en la plaza de Tipuani, donde el agua todavía cubre parte del lugar.

Los pobladores atribuyen la catástrofe a la alteración del cauce natural del río por parte de las cooperativas mineras que operan en la zona. Denuncian que las empresas desvían el curso del río para facilitar sus trabajos, debilitando el terreno y generando taludes inestables.
“Todo esto es por la minería. Con tanta tierra removida, se desbordó un talud y el río se metió al pueblo”, explican los vecinos en los videos.
Aunque en mayo de este año Tipuani ya vivió una emergencia similar —o incluso más grave—, hasta ahora no se implementaron soluciones estructurales. Mientras tanto, las maquinarias de las operadoras mineras siguen trabajando río arriba, removiendo sedimentos y modificando el cauce, mientras las familias intentan rescatar lo poco que les queda llevando todo en sus brazos o en camiones.
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