Carlos Derpic
Según el Diccionario de la RAE, “subterfugio” es una “trampa, engaño u otro recurso hábil que se emplean para conseguir algo o sortear una dificultad”. Otros diccionarios se refieren al mismo término como “excusa o a una salida que permite evitar una situación o escapar de la misma”. Pero, fue el presidente constitucional interino Walter Guevara Arce quien, en una de sus obras, se refirió al subterfugio como el arte de mentir y decir la verdad al mismo tiempo, acepción que no es, en modo alguno, contradictoria con las otras dos señaladas líneas arriba.
Guevara Arce cuenta el caso de una persona a quien, por alguna razón, le pidieron que contase las circunstancias en que murió su padre. En realidad, el padre de esa persona había sido un gran delincuente que fue ahorcado, pero el hijo, que no podía difundir semejante información, dijo que su padre había muerto cuando asistía a un importante acto al cual también asistían jueces, fiscales policías y un cura, para añadir luego que el escaño de madera en que se encontraba parado se deslizó, y ello ocasionó su muerte. Había dicho la verdad, pero al mismo tiempo había mentido.
Una revisión no tan exhaustiva de las noticias que circulan en Bolivia y el mundo, nos muestra la manera en que se hace uso del subterfugio como arma para zafar de situaciones que en realidad no son lo que quienes a ellas se refieren dicen que son.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia fue llamada por Putin “operación militar especial”, misma que fue y es aplaudida por sus hijos a lo largo y ancho del mundo, tilines o no. El abuso de una potencia contra un país pequeño pretende mostrarse como justificado porque, en este último, se estaría incubado el “fascismo”.
El genocidio que el ultraderechista Netanyahu está cometiendo en Gaza, es justificado por muchos como algo legítimo que se orienta a responder a la incalificable agresión de los terroristas que Hamás cometieron el 7 de octubre de 2023. 80% de Gaza destruida, casi 50.000 asesinados (la mayoría mujeres y niños), el cerco que los colonos ejercen para impedir el ingreso de alimentos a la franja pretenden “explicarse” como acciones legítimas.
Los incendios en la Chiquitania y en otros lugares del territorio boliviano, son negados por personeros gubernamentales, quienes dicen que el satélite Tupaj Katari no muestra evidencia alguna al respecto, aunque el humo ha llegado inclusive a los 4100 metros de altitud de Potosí. Por otro lado, se muestra a los tales incendios como producidos solamente por los llamados interculturales, intentando borrar del mapa a algunos empresarios cruceños que forman parte activa del desastre ambiental que se está ocasionando.
El expresidente Morales, de cuya afición por niñas se tiene información de larga data, no se cansa de denunciar al gobierno de Arce y a la Casa Blanca, como autores de las acciones judiciales que se están empezando a desarrollar en su contra, y sus seguidores claman al cielo y amenazan con bloqueos por la persecución a su “comandante” (raro comandante que, a la primera que puede, escapa como ya se ha visto en algunas oportunidades).
La tortura blanda que se ejerce contra personas como la expresidente constitucional interina Jeanine Añez, el gobernador de Santa Cruz, Camacho, y el líder cívico potosino Marco Antonio Pumari se la pretende mostrar en realidad como actos de protección a su integridad, cuando se sabe fehacientemente que hay instrucciones precisas para hacerles la vida imposible.
Una conocida universidad boliviana está poniendo en vigencia un reglamento de evaluación que contempla desquite para todos los exámenes parciales en que resulten reprobados los estudiantes y, por si no fuera suficiente, prevé un redesquite antes del examen final, y sus autoridades juran que, además de ser el único en el país, es un instrumento para mejorar la calidad académica.
Nótese que el subterfugio no sólo está íntimamente relacionado con la mentira, sino también con el eufemismo, que consiste en llamar a las cosas por un nombre que aparenta menor gravedad que la que en realidad tiene un acto.
Subterfugio, mentira, eufemismo, un trío de palabras que explica con extraordinaria precisión hechos lamentables que están sucediendo en el mundo y en el país.
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Carlos Derpic es abogado
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