Sociedad enferma, Estado cómplice y violento

Opinión

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Sumando Voces

Hernán Cabrera M.

El 2022 fue declarado el año de la revolución cultural y de la despatriarcalización, con el objetivo de luchar contra la violencia hacia las mujeres, niños y niñas, por lo que se iban a reforzar las políticas de prevención en beneficio de este sector en situación de vulnerabilidad, según el gobierno.

Fue acto fastuoso, lleno de discursos, de simbolismos, de mujeres con letreros, etc. Pero la violencia contra la mujer aumentó cada vez más; los feminicidios no paran; los huérfanos de mujeres asesinadas son cada vez más; las adolescentes y niñas son violadas por padrastros, hermanos, tíos, amigos.

¿Habrá cambiado en algo desde el 2022 esta crítica situación de la violencia contra la mujer en el Estado Plurinacional? ¿Se acabarían con declarar tal año el de la Despatriarcalización las mujeres golpeadas, las mujeres asesinadas, las mujeres violadas? ¿Quién falla en Bolivia para que cada año terminemos en números rojos y vergonzosos en relación a la violación de los derechos de las mujeres? ¿Falla el Estado y sus instituciones y sus autoridades? ¿Fallan las leyes “para garantizar una vida libre de violencia”, el código de Niña, Niño y Adolescente, contra la trata y tráfico de personas, contra la discriminación y muchas otras que están ahí vigentes, pero que falta mucho para su total implementación?

¿Falla la sociedad y las familias? ¿Fallan los medios de prensa, el uso de las redes sociales que informan y amplifican un hecho de feminicidio? ¿Falla el sistema escolar y universitario que no preparan ni forman a los estudiantes para afrontar los riesgos que implica vivir en sociedades caóticas, violentas, sucias, superficiales? ¿Fallan los movimientos y organizaciones sociales que están apegados al poder, recibiendo prebendas, pero sin exigir acciones más contundentes para proteger a las mujeres y niñas de sus entornos? ¿Fallan las religiones que en algunos casos se encierran en sus dogmas y dan como natural que la mujer llegue con moretones?

¿Falla el sistema judicial que libera a violadores, pedófilos, agresores y que tiene un cúmulo de casos sin sentencias? ¿Fallan los municipios y gobernaciones que solo se limitan a pequeñas oficinas de atención y contención de los casos de violencia contra la mujer, pero sin encarar campañas efectivas y masivas de cumplimiento de las leyes? ¿Fallan las juntas vecinales que prefieren estar marchando de apoyo a su alcalde, sin importarles políticas municipales claras hacia las mujeres?

¿Falla la FELCV que cuando una mujer es golpeada, debe atravesar un vía crucis para sentar su denuncia: presentar certificado forense, abogado, timbres, etc?

¿Fallan las mujeres o son culpables ellas de que las maltraten, violen y asesinen?

El caso de la madre e hija asesinadas en La Paz por una deuda económica desnuda totalmente el estado de vulnerabilidad en el que se encuentran las mujeres en el Estado Plurinacional y despatriarcalizado. No son solo estadísticas, datos que se suman a la larga lista de feminicidios en Bolivia; sino que es un hecho que nos golpea a todos, porque una mujer golpeada, violada y asesinada no es un asunto lejano ni privado. Nos delata como sociedad enferma y un Estado violento.

Si una sociedad enferma que es cómplice, protege al violador, al agresor, al pedófilo y que no reacciona, ni si indigna y un Estado violento que cobija a un sistema judicial corrupto; que encubre a violadores y golpeadores en el poder; que con discursos y promesas cree que disminuirán estos hechos, que ponen a Bolivia entre los primeros países de la región con altos niveles de violencia contra la mujer y feminicidios.

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Hernán Cabrera es periodista y Lic. en Filosofía

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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