Daniela Leytón Michovich
Si algo parece disonante en los discursos de Sheinbaum es el intento de empatizar con las luchas feministas debido a que sus acciones fueron represivas sobre todo el año 2019. La interpretación de sus demandas tuvo como respuesta ornamental: colocar una piedra con una figura indígena ancestral en una concurrida plaza de Ciudad de México. Esta acción fue ampliamente criticada por las colectivas feministas “las mujeres no quieren ser reivindicadas en piedras, sino con justicia” reclamaron, en un país, que durante la administración de AMLO registró en su primer año 898 feminicidios alcanzando el pico más alto el año 2021 con 981 feminicidios.
El programa para la nueva gestión promete un “gobierno feminista”, su propuesta se caracteriza por una retórica que no detalla acciones significativas más allá de lo que cualquier proyecto de pequeña ONG plantea, sobre todo para la lucha contra la violencia por razones de género, con lo que se pierde de vista un valioso y potencial espacio de acción.
Además, plantea algo tan general como “Erradicar la trata de personas y la explotación sexual de mujeres, niñas, niños y adolescentes” pero este desafío no tiene un link con el gran problema “el crimen organizado”, que se limita apenas a reconocer los programas sociales a jóvenes para prevenir que sean reclutados por estas organizaciones, una continuidad de la propuesta de Obrador.
Esto es tan grave que en el actual programa de Morena, el crimen organizado está asociado discursivamente a partidos de oposición y elude que actualmente estas organizaciones están enraizadas en todo el Estado y juegan un rol importante en el espectro económico con negocios diversificados. Así estas organizaciones prevalecen sus intereses sin importar quién está o no en la administración, mientras la imagen del abrazo de AMLO con la madre del Chapo sigue fresca en la memoria de las y los mexicanos, o quien sabe, tal vez ese era el plan “abrazos no balazos” como afirmó en varias oportunidades el mismo José Manuel.
Por otro lado, Morena se vanagloria de contar con una óptica descolonizadora, de ser así el enfoque de feminismo liberal que aún sostiene la importancia del Estado y su demanda de ingresar en él, dista mucho de la óptica de los feminismos del sur global que plantean, recuerdan y reivindican otras formas de organización social.
A esto se suma el recambio generacional, que parece la nueva carta para convocar el voto a favor ante el desgaste del sexenio de AMLO. Esta administración se caracterizó, entre otras cosas, por impulsar el tren maya, no mostrar resultados de una aparente lucha contra la corrupción. En“las mañaneras” AMLO sin contemplación puso en riesgo la seguridad de periodistas, como en el caso de la filtración de datos de Natalie Kitroeff en un México que registró 37 periodistas asesinados y 5 desaparecidos en apenas seis años.
Finalmente, son apenas seis nombres de mujeres, de una lista de 16 personas que se presentan como tentativos para formar parte del Gabinete de Sheinbaum, lista en la que además el rol de las posibles candidatas tiene un punto en común y es que se trata de espacios habitualmente asignados a mujeres: trabajo social, medio ambiente, cultura, bienestar, turismo, educación, dejando secretarías estratégicas como salud, hacienda y crédito público, por nombrar algunas.
Las feministas le han recordado a Sheinbaum que si ella llegó fue por la lucha de todas las colectivas pasadas y presentes, no necesariamente por un empuje de la izquierda que hasta ahora ha demostrado estar lejos de voluntad de reconocer nuestros derechos. Ojalá que la nueva presidenta esté rodeada de aliadas clave para llevar una gestión en verdad transformadora en el contexto de un Estado machista y un aparato estatal oxidado y pesado.
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Daniela Leytón Michovich es psicóloga política y cientista social (El gato de Schrödinger)
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