Productores de Tariquía mejoran su economía con crianza de cerdos en cabañas porcícolas

Desarrollo

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Yenny Escalante

Familias en Tariquía. Foto: Cortesía Aclo

Una mujer sostiene a un pequeño cerdo mientras es inyectado. Fotos: Cortesía Aclo

Por muchos años, en las comunidades de Loma Alta y Pampa Redonda, dentro de la Reserva Nacional de Tariquía, en Tarija, la crianza de cerdos se hacía a campo abierto, con métodos tradicionales que implicaban riesgos: pérdida de animales, falta de control sanitario y bajos rendimientos. Hoy, ese panorama comienza a transformarse gracias a la organización comunitaria, al impulso de las mujeres y de dos instituciones que decidieron apostar por una porcicultura más eficiente y sostenible.

Un total de 39 familias de las dos comunidades, ubicadas en el municipio de Entre Ríos, participaron en un proyecto que busca fortalecer la producción porcina tecnificada. La iniciativa fue impulsada por Fundación ACLO Regional Tarija y apoyada por UNITAS, con financiamiento del Fondo de Pequeños Proyectos de Pan Para el Mundo. El objetivo fue mejorar la calidad de vida de las familias mediante el desarrollo productivo sostenible.

Las cabañas construidas para los cerdos.

Gualberto Sánchez, técnico de desarrollo territorial de Fundación ACLO, explicó que el proyecto se denomina “Implementación y fortalecimiento de las bases productivas para emprendimientos productivos en dos comunidades de la Reserva de Tariquía”. “El proyecto consiste en implementar diez cabañas porcícolas y brindar capacitación a otras 29 familias más, alcanzando así a 39 familias en total”, detalló.

Además, precisó que la zona tiene alto potencial para la crianza porcina y el cultivo de maíz, lo cual permite reducir costos de alimentación y mejorar los rendimientos. La producción porcícola en esta zona ya existía, pero era extensiva, a campo abierto. Ahora, con estas cabañas se busca mejorar el manejo sanitario, genético y nutricional del ganado, para obtener lechones de mejor calidad y en menor tiempo.

Cerdos en su cabaña.

Además de la infraestructura, el proyecto incluyó capacitaciones en sanidad animal, nutrición, manejo porcícola, liderazgo organizacional y estrategias de incidencia. “Las cabañas permiten realizar el destete controlado, preparar nuevamente a las madres para la reproducción, y asegurar un mejor crecimiento de los lechones”, agregó.

En cuanto a la comercialización, sostuvo que la mayoría de las familias venden los lechones en peso vivo a comercializadores que se dirigen a la capital departamental, donde existe alta demanda del llamado “chancho a la Cruz”.

Actualmente, cada familia maneja entre cinco y ocho madres reproductoras en sus cabañas. Algunas ya están en operación, salvo dos que tuvieron demoras por el incremento de precios en los materiales. El proyecto también contempló la participación activa de las familias en la construcción de las cabañas. “Los comunarios aportaron con mano de obra, materiales locales como áridos y madera, mientras que desde ACLO brindamos el apoyo técnico y UNITAS financió los recursos clave”, indicó Sánchez.

Una de las locatarias beneficiarias posa junto a un cerdo.

Harlen Berdún, comunaria de Loma Alta, relató cómo se vive el proceso en su comunidad. En esa zona, los comunarios se dedican a la agricultura y la ganadería. Un 50% a 70% de las familias crían cerdos, tanto mejorados como criollos.

Berdún destacó que la zona ya tenía apoyo previo en temas como agua, riego y plantines por parte de otras organizaciones, pero que este proyecto les permitió dar un salto en su producción. “Esta infraestructura que nos han apoyado a construir es muy importante. Mejora la crianza y el engorde de los cerdos, y eso se refleja en un mejor producto para el mercado”, afirmó.

Una mujer tariquieña posa junto en una cabaña.

Además, agregó que hay una alta demanda en la ciudad de Tarija, lo cual abre oportunidades para la expansión de la porcicultura como fuente principal de ingresos. “Queremos entrar con un producto de buena calidad, eficiente, eficaz. Nuestra visión es llegar al mercado con algo competitivo”, finalizó.

El desafío ahora es sostener y escalar el proyecto, y que esas cabañas sean el punto de partida para consolidar un modelo productivo sostenible, pensado desde el territorio y para la vida.

Los días 25 y 26 de junio, en Sucre, Harlen y Gualberto participaron del Encuentro de Intercambio de Proyectos FPP 2022 – 2025 organizado por la Red UNITAS, donde participaron casi 60 representantes de distintos proyectos financiados por el Fondo de Pequeños Proyectos (FPP) de Pan Para el Mundo.

Así se desarrollaron las capacitaciones brindadas por la Fundación Aclo en Tariquía.

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