Carlos Derpic
La noticia se conoció el jueves 23 de mayo pasado. “El líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, pidió que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) lo indemnice con alrededor de 2 millones de bolivianos por su inhabilitación como candidato a senador en las elecciones de 2020”, se leyó en todos los medios bolivianos, que transcribieron el petitorio correspondiente: “Solicitamos respetuosamente se proceda a la calificación y consecuente indemnización económica a favor de Juan Evo Morales Ayma por un total de Bs 1.912.933,59 por concepto de lucro cesante y daño emergente a ser pagado por el Tribunal Supremo Electoral”. Según un reporte de ABI, Morales señaló que la inhabilitación en 2020 le costó daños económicos y personales como traumas y otras afectaciones emocionales.
Bajo esa premisa, Wilfredo Chávez, abogado de Morales, argumentó que se debe dar cumplimiento de la Sentencia Constitucional Plurinacional 0087/2021, difundida el 7 de mayo de 2021.
Dicha sentencia revocó la resolución de la Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de La Paz, que había negado la tutela a Morales por la inhabilitación de que fue objeto. Eso supuso en el fondo que el Tribunal Constitucional Plurinacional le concedió la tutela, disponiendo asimismo que “La calificación del daño y consecuente indemnización económica a favor del ciudadano Juan Evo Morales Ayma, a ser analizada y dispuesta, respectivamente, por la Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, considerando como parámetro los gastos judiciales, así como el lucro cesante y daño emergente ocasionados por las autoridades demandadas, a consecuencia de la indebida e ilegal restricción de los derechos señalados en este fallo constitucional”.
Sin duda alguna, la sentencia constitucional referida, como varias otras, deja de lado la realidad de los hechos y se sume en elucubraciones de todo tipo para justificar la revocatoria. Olvida, por ejemplo, que Morales fugó de Bolivia en noviembre de 2019 y fracasó en su intento de hacer arder Bolivia para retornar como “mesías”, lo que le llevó a inventar un “golpe de estado” y tildar al gobierno constitucional transitorio de Jeanine Añez como “de facto” o “dictadura”, lo que, a su vez, ha dado paso a atropellos y vulneración de derechos de la Sra. Añez y varias otras personas. Por su fuga, no podía candidatear en 2020 como senador
Un detalle que no debe perderse de vista es que el supuesto fin que se perseguiría con el pedido de indemnización, sería que nunca más el TSE intente proscribir a un indígena rebelde y antiimperialista como su defendido, según dijo el abogado de Morales, versión que, ante las críticas surgidas desde la sociedad e incluso desde el entorno de Morales (Carlos Romero, hombre fuerte de Morales dijo que Evo no dijo nunca que quería una indemnización), mereció una aclaración en sentido de que la indemnización se utilizaría “para un fin social”.
Morales, en una nueva muestra de la impostura que le caracteriza, escribió en su cuenta de “X” (antes Twitter) que están queriendo impedir que enjuicie a los cinco vocales del TSE que lo inhabilitaron en 2020 para ser candidato a senador, callándolo con una indemnización, a lo que cabe preguntar si será su abogado el que lo quiere callar, porque fue él quien solicitó el pago de la indemnización. “No estamos aquí por plata, estamos para hacer justicia, no quiero que nunca más mis hermanos menores, líderes políticos, indígenas sean inhabilitados por el TSE”, escribió Morales.
Uno de los diputados afín a él, Gualberto Arispe, dijo por su parte: “No se puede criticar a Evo Morales indicando que él está interesado por la plata. (…) Él buscó justicia, para sentar precedente y que se procese a los vocales de ese entonces que han inhabilitado (su candidatura en 2020)”.
Lo ocurrido desde el pasado jueves demuestra que lo que se buscó fue arrinconar al TSE con un pedido de indemnización de dos millones de bolivianos, como si Morales hubiera sido electo en 2020, y se pretendió hacerlo cobrando la indemnización ya mencionada. El repudio que el pedido desencadenó trató de enfrentarse con una supuesta inversión del dinero en un fin social y también se habló de una “estrategia jurídica” para enjuiciar a quienes lo inhabilitaron. Como no podía ser de otra manera, no faltaron las amenazas: “guay del que se atreva a inhabilitar al líder espiritual de los indígenas del mundo”.
En su ocaso, Morales no deja de ser el que siempre fue: un personaje abusivo, engreído, soberbio, dueño de la verdad.
No en vano el Evangelio dice “Por sus frutos los conoceréis”.
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Carlos Derpic es abogado.
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