Uno de los principales problemas de las guardas es la falta de agua. Foto: Colectivo Urbano
ANF
Las mujeres asalariadas, en particular las guardas, que trabajan en las minas del Cerro Rico de Potosí, lo hacen en las peores condiciones y sin el respeto a sus derechos laborales, denunció la directora de la fundación Solidaridad con las Mujeres (Musol), Ibeth Garabito.
Indicó que las guardas son las trabajadoras más vulnerables a quienes la gran mayoría de las cooperativas mineras les ofrecen sueldos que están a la mitad del salario mínimo nacional, sin derechos laborales ni seguro de salud y a tiempo completo, y las ubican en casuchas carentes de servicios básicos. Y cuando reclaman sus derechos son maltratadas sicológicamente por sus empleadores y las autoridades no hacen nada al respecto pese a que este problema viene de hace muchos años.
“En el caso de las guardas, se ve que hay todo tipo de vulneración de derechos, las condiciones laborales no son nada dignas, porque se supone que el empleador al contratar a una serena o guarda y llevarla a vivir al Cerro, tendría que dotarle por lo menos de los servicios básicos como energía eléctrica, agua potable, servicio de alcantarillado, pagarle un sueldo digno también, porque prácticamente las señoras van a vivir ahí y están las 24 horas”, dijo Garabito a ANF.
Indicó que en el Cerro Rico solo hay energía eléctrica industrial y muchas trabajadoras sufren por la falta del servicio, y a las que logran conectar les cortan la luz cuando la cooperativa no paga a Sepsa (Servicio Eléctrico de Potosí S.A.).
“No todas tienen el servicio de energía eléctrica, algunas de ellas tienen incluso que comprarse lámpara solar, pero no la mayoría, entonces se sufre mucho por la falta de este servicio”, apuntó.
Pero indicó que el tema más delicado es la falta de agua potable que no llega a ninguna parte del Cerro, por lo que las trabajadoras están a expensas de la voluntad de sus empleadores que muchas veces solo les dotan de bidones de 100 o 200 litros para 15 días o un mes. “Las señoras tienen que estar mendigando agua, este es un problema que desde hace años lo hemos ido visibilizando, pero lastimosamente nadie hace caso”.
A esta situación precaria se suma que al menos un 90% de las trabajadoras recibe un salario por debajo del mínimo nacional, donde hay mujeres que ganan 1.000 bolivianos, en promedio, y los empleadores argumentan que eso debe a que las guardas ganan aparte con la picha, que es el rebusque de mineral que queda del transporte de las volquetas o en los buzones.
“Hay casos donde puede ser que saquen buena picha, pero una mayoría hace una picha de 3.000, de 5.000 bolivianos en tres meses, entonces no compensa”, refiere Garabito.
Dijo que la picha tendría que constituir un bono de compensación por las horas extras que trabajan las mujeres, debido a que el trabajo de guarda, que generalmente cumplen los serenos, es de 8 a 12 horas, , sin embargo, “ellas están ahí las 24 horas, y si hay alguna pérdida en el tiempo que puedan salir, tienen que asumir los costos de la pérdida”.
Además, ellas no tienen días feriados ni fines de semana libres, “prácticamente están todo el mes, los 30 o 31 días, y no tienen seguros ni a corto ni a largo plazo”.
“Últimamente con el seguro de salud (SUS) algunas se han afiliado y por lo menos tienen algo de atención, pero como trabajadoras por parte de sus empleadores no hay nada”, remarcó.
Garabito dijo que para esta gestión están replanteando que sus acciones como Musol no solo vayan a exigir los derechos laborales, sino las condiciones mínimas para ejercer un trabajo digno, por lo que están trabajando para que intervengan en esta problemática las autoridades municipales, de la Gobernación, del Ministerio de Minería y del Ministerio del Trabajo.
“Generalmente, llegamos al Ministerio de Trabajo cuando están vulnerando los derechos laborales, como por ejemplo el no pago de sus indemnizaciones, el no pago de salarios, pero ahora hemos visto que para solucionar el problema del agua también tiene que intervenir el Ministerio de Trabajo, velando por las condiciones dignas laborales”, apuntó.
Musol se enfoca en trabajar con mujeres mineras jefas de hogar solas, ya sea por viudez o porque son solteras, consideradas las más vulnerables del rubro en el Cerro Rico de Potosí.
Según un estudio realizado por Musol, en el Cerro Rico había 180 guardas, de los cuales el 90% era mujeres. Además de las guardas, están las mujeres jornaleras que desarrollan trabajos de wincheras y yampiris, de las cuales no existen estadísticas sobre la cantidad.
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