Las lecciones de las elecciones

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Sumando Voces

EDITORIAL SUMANDO VOCES

Las elecciones generales 2025, en su primera vuelta, dejaron profundas lecciones de democracia y nos señalaron el camino para encarar la situación de crisis a través de la institucionalidad, el diálogo y los consensos.

Pese a que el resultado electoral fue sorpresivo, los valores democráticos se impusieron al final de la jornada de votación, cuando los candidatos, lejos de denunciar fraude, aceptaron los resultados y saludaron a sus contrincantes, algo que no ocurría en las dos últimas décadas. Sin embargo, también es cierto que apenas un día después, regresaron algunos discursos beligerantes, que quedan como un desafío para enfrentar la segunda vuelta aprendiendo las lecciones de la primera.

Las elecciones también nos dejaron lecciones sobre el valor de la institucionalidad que, aún en casos inciertos como éste, es capaz de dar un cauce legal y pacífico a las diferencias. Eso tiene que ver, en gran parte, con el sistema de conteo rápido que funcionó a la perfección y que permitió dar certidumbre a la población la misma noche de la votación anunciando los resultados preliminares. Y también tiene que ver con que estas elecciones hayan sido de las más observadas de la historia, con misiones tanto nacionales como internacionales que estuvieron pendientes de cada detalle.

El Órgano Electoral organizó las elecciones en un marco de desconfianza ciudadana y en medio del asedio de grupos políticos que querían hacer fracasar el proceso, sin embargo, salió más fortalecido y gozando de mayor confianza ciudadana.

Otra de las grandes lecciones dejadas por la votación es que la gente ya no quiere mayorías aplastantes ni aplanadoras congresales. La correlación de Fuerzas de la Asamblea obliga a los partidos a concertar porque ninguno tiene mayoría absoluta y menos dos tercios de votos. Se vienen tiempos de diálogo o, caso contrario, de ingobernabilidad.

Sin embargo, lo que deslució la campaña electoral fue la guerra sucia y la desinformación generada por las propias campañas de los candidatos, según investigaciones realizadas por las dos verificadoras que existen en el país, Bolivia Verifica y Chequea Bolivia.

Antes de la era digital, la guerra sucia se hacía por los medios tradicionales, los que estaban bajo control del Órgano Electoral. Sin embargo, el mundo digital es tan ancho y ajeno que sería imposible algún sistema de control, además de poco saludable porque ese es el espacio de mayor libertad de la ciudadanía. Lo que habrá que hacer es seguir trabajando en valores democráticos para que la ciudadanía censure a los responsables y los candidatos piensen dos veces antes de recurrir a esta práctica.

El desafío ahora es llegar a la segunda vuelta también en paz. En pocos días, la campaña dio visos de una renovada polarización, lo que podría generar tensiones no sólo entre los candidatos, sino entre la ciudadanía. Ante esta situación, los postulantes a la Presidencia deben ser conscientes de la importancia de evitar la guerra sucia, la desinformación y la estrategia polarizadora entre uno y otro bloque. De esa manera, cuando cualquiera de las dos fórmulas asuma el gobierno, le será más fácil lograr alianzas con el circunstancial contrincante.

Los bolivianos y las bolivianas no podemos  permitirnos el lujo de continuar la confrontación porque la dimensión de la crisis nos obliga a dialogar y a concertar porque hablando se entiende la gente.

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