Daniela Leytón Michovich
Hace poco más de veinte años, varios círculos de pensadores críticos empezaron a sospechar sobre algo que aún no podía nombrarse de forma nítida. Las reflexiones sugerían un movimiento estratégico de las derechas para poder reposicionarse en el espectro político y social. Esto, sería posible a partir de la construcción y potenciación de un nuevo sentido común capaz de convocar a la población, sobre todo la más joven.
Por un tema de espacio reducido, voy a revisar en esta oportunidad algunas características de estas nuevas derechas, dos autores clave y otros pocos secundarios. Si le interesa el tema podemos continuar y profundizar el análisis en artículos futuros.
Estas derechas tuvieron que nutriste del abono de las transformaciones de la sociedad, lo que Semán llama “la sociedad política ampliada”. Para atender este amplio abanico, una de las primeras estrategias de las derechas recientes— identificada por Pablo Stefanoni, el historiador Steven Forti y Éric Sadin— fue la de cambiar la forma de comunicación, tratar de hacerla más cercana a la sociedad, entonces optaron por un “estilo populista” que acepta el etnocentrismo y es nacionalista.
Como movilizadores de estas nuevas narrativas, Semán resalta el uso de las nuevas tecnologías. Podemos pensar aquí en los pod-cast y reels difundidos que muestran a estos actores amables, cercanos e imparables, como se constató con la compra de la red social “Truth” ahora en manos de Trump, luego de que fuera censurado en la plataforma que conocimos como Twitter, hoy “X”.
La potencia discursiva de las nuevas derechas se caracteriza además por ser transversal a cualquier nivel económico, social o cultural es decir que se pueden encontrar seguidores en todas las clases sociales y culturales, por lo que su mensaje puede ser ampliamente aceptado tanto en sectores periféricos populares como en sectores de clase media o alta. Veamos por ejemplo a los “red neck” o como algunos llaman de forma despectiva al sector popular blanco en los Estados Unidos, se trata de fanáticos seguidores de Trump, se distinguen por un estilo conservador y un alto consumo de contenido conspiranoico.
Un tercer elemento clave en las nuevas derechas, es el que proviene de la tributación del miedo. Según Semán, las derechas se aprovechan del agotamiento de la población ante fenómenos como la inseguridad mientras aúpan la mano dura a nombre del miedo, el resentimiento y la nostalgia. Esto resulta evidente, por ejemplo, en la instrumentalización de las identidades para legitimar la xenofobia, como sucedió en los discursos de los seguidores latinos de Trump que alientan la propuesta política anti-migratoria.
Finalmente, las nuevas derechas, consideran que la administración del Estado debe ser oligárquica porque el pueblo no sabe lo que quiere, porque hay un antecedente de corrupción y fracaso. En ese escenario, encantan discursivamente llamando a incorporar y legitimar prácticas racistas, machistas, misóginas y clasistas como una respuesta inevitable.
Las nuevas derechas ganan seguidores en varios países en el mundo y su presencia en la región norte, centro y sud americana no es la excepción. Pablo Semán recordando a Tomás Trapé nos sugiere sabiamente “no vendamos tan barato nuestra orfandad”.
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Daniela Leytón Michovich es psicóloga política y cientista social (El gato de Schrödinger)
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