La Celes se representa sola

Opinión

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Sumando Voces

Esther Mamani

Doña Celestina Mamani Calizaya merece de su nieta todas las flores, elogios y aprobaciones. Dejé de creer en la religión, pero nunca en sus rezos. A sus palabras me encomiendo. La Celes, como le decimos desde el amor y respeto, nació hace más de 80 años en un valle paceño rodeada de quesos, frutas y un padre, el abuelo Nicolas, que siempre cumplió sus caprichos.

La mamá Juanita, su madre, fue más dulce que la chancaca, pero Celes estaba destinada a tener un carácter imponente y poderoso. Desde luego el tiempo ha mermado su cuerpo y corrompido su energía. Tengo miedo al mundo cuando ya no esté.

Hago esta introducción sincera para contarles de la Celes y sus pasiones políticas. En tiempos electorales fue muy práctica recibiendo banderas de uno y otro partido político para ponerlas en un ladrillo salido de su casa. “Que me estén dando, yo sé de quién voy a poner”, decía.

En 2006 la familia se enteró de un nuevo integrante. Siempre se refería a él como “mi hijo”. Ahora fuera del poder presidencial ella dice “se ha juntado con personas malas”. Es de las madres que ve los errores de sus hijos. Pero ¿por qué ese presidente era su hijo amado? Ya hemos leído suficiente sobre las identidades indígenas. No les dije: La Celes es una chola con todas las letras: coca en bolsita, diente de oro y tullmas que siempre están aunque sus trenzas sean delgadas.

El ciclo de Evo Morales y los movimientos sociales de base indígena fueron un antes y después incluso para esta nieta de apellido Mamani Mamani. Pereció el sueño rapidamente. Como el protagonista de la famosa serie Breaking Bad nuestro personaje viró al lado oscuro. La diferencia es que el personaje de ficción confesó que hizo decenas de maldades por egoísmo y ego. El otro, en cambio ¿sabrá lo que es la autocrítica?

Como miles, la Celes se sintió identificada y luego no. Vio decenas de q’aras (de piel clara) hablando de los movimientos indígenas y las luchas a seguir, no se sintió identificada. El sindrome del salvador o salvadora blanca que cree que los indígenas necesitan un manager que les conduzca sus propias reinvindicaciones es cuento viejo, pero vigente.

Se imaginarán lo que diría la Celes. De hecho ella tiene animaversión a las figuras políticas blancas y aquellas pertenecientes a logias. “No nos quieren”, me dice. Frente a ella esta nieta no está para debates. Pero podía preguntar ¿por qué? “No les gustamos”.

El color de piel es un factor de privilegio, pero también es verdad que las mujeres y hombres blancos no son racistas y discriminadores por ese solo hecho de nacimiento. Donde está la diferencia es en aquellos que nos hablan de las luchas indígenas, de los pesares del destino, de los retos y de los llamados a la acción. ¿por qué hablan a nombre de quienes no representan? ¿Cómo me puede hablar del frío o del hambre quien siempre tuvo abrigo y comida?

Vaya cuestión altiplánica. Habrá que resolverlo empezando por dejar que sean las y los indígenas quienes lideren sus luchas. Están, estuvieron y estarán, pero debe ser en todos los escenarios. Desde los foros internacionales que hablan de los derechos de pueblos indígenas con hombres blancos al frente hasta las pequeñas marchas donde las indígenas como la Celes no están en la cabeza. 

Ser blanco y actuar como blanco, ser indígena y actuar como indígena no ocurre siempre. Es ese imaginario de cómo nos vemos y cómo actuamos. La Celes desde niña fue una agraciada chola. Al final se ha representado sola. Nuestra matriarca es respetada por todo nuestro entorno y cualquiera que la conoce. Su gusto por los debates que toquen temas políticos y su devorar noticias han hecho de ella el escenario ideal para las charlas de actualidad.

Buscando un norte inclusivo, la construcción de nuestras diferencias hace un país donde cada quien tiene su lugar de lucha y no debería usurpar otros espacios. Sería igual a tener élites que se arriman al grupo étnico que les conviene más no al que pertenecen. ¿Les suena? La Celes se representa sola y las veces que ha conformado colectividades fue entre sus pares por ese sentido de identificación.

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Esther Mamani es periodista, workaholic, especialista en género

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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