Gabriela Canedo Vásquez
“Si Manuela viviera, con nosotras estuviera”, con ese lema, mujeres activistas reclaman la judicialización y persecución que recae en ellas debido a un acto de protesta pacífico que llevaron a cabo en la colina de San Sebastián, en el monumento de las Heroínas de la Coronilla, allí donde Manuela Gandarillas junto a otras mujeres valientes, resistieron al ataque de Goyeneche.
Hoy en día, la protesta ha adoptado nuevos repertorios como: las puestas en escena, los performances, y las muestras artísticas entre otros. En mayo de este año, un grupo de feministas realizó una acción de protesta más, como los colectivos feministas suelen llevar a cabo. En esta ocasión el acto supuso poner en el cuello de tres de los personajes del monumento el pañuelo verde, además de colocar la bandera de Palestina sobre otro personaje. Y un par de cartulinas con consignas alrededor del monumento. La protesta era contra la masacre a las mujeres palestinas en particular y contra la violencia hacia las mujeres en general.
Las mujeres activistas eligieron el monumento a las Heroínas de la Coronilla quienes justamente se defendieron del poder colonial. Es un monumento a la valentía y la resistencia de las mujeres, como las que tienen hoy en día, las mujeres palestinas en medio de una guerra, y precisamente por lo que significa ese monumento lo eligieron para realizar su acción de protesta.
El acto llevado a cabo fue pacífico. El mensaje que se quiso dar era claro, las mujeres no somos carne de cañón en guerras coloniales, y expresaba la solidaridad de las mujeres cochabambinas con las palestinas. ¿Creen que con ese acto hubo daño al patrimonio? Ninguno. ¿Fue un acto vandálico? No. Sin embargo, ha sido criminalizado por la alcaldía de Cochabamba, que ha interpuesto una denuncia, alegando que dicha acción de protesta supuso tres delitos: apología del delito, asociación delictuosa y daño al patrimonio. La Fiscalía recibió la denuncia bajo el delito de: “Destrucción y deterioro de los bienes del Estado y la riqueza nacional”. Esta acusación supone que las denunciadas deben defenderse. No hay que olvidar que la Alcaldía finalmente cuenta con un poderoso aparato jurídico y puede abrir e interponer denuncias ante la Fiscalía, las mujeres activistas, son solo ciudadanas de a pie, que ya han sido citadas, y que deben presentar pruebas para desestimar la denuncia y que esta no prospere a una imputación formal. Este supuesto delito contempla la sanción de privación de libertad de uno a seis años.
Lo que llama la atención es que, con esta denuncia, se estaría criminalizando la protesta, y en este caso concreto, una protesta pacífica en la que se utilizó un repertorio simbólico. No se atacó ni violentó a nadie. ¿O acaso es malo protestar contra un sistema que se ha ensañado con las mujeres? ¿Acaso es un agravio protestar por la violencia que sufren nuestras pares en Palestina? ¿Acaso es un delito indignarse por la violencia estructural en el país en el que autoridades nacionales y locales no hacen mucho por luchas contra la violencia que sufrimos las mujeres?. ¿Acaso no será más loable que la alcaldía ponga todos sus esfuerzos en luchar contra la violencia hacia las mujeres cochabambinas, y hacer algo por detener las cifras de feminicidio en vez de estrellarse contra mujeres activistas?. Protestar no es delito.
Las mujeres, en Palestina y aquí, libramos batallas que nos supone siempre luchar, enfrentarnos en desventaja a los poderosos, y esta situación en la que se encuentran estas activistas no es la excepción.
Las Heroínas de la Coronilla resistieron entonces, las mujeres resisten hoy. Que no se utilice el monumento como fetiche, la denuncia que se pretende se convierta en juicio, es un juicio contra Manuela Gandarillas.
–0–
Gabriela Canedo es socióloga y antropóloga
Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.