Marcha de Indígenas en defensa de sus territorios. Foto: Adan Chavarria
Una marcha indígena se ha levantado en defensa de sus territorios y en repudio a los incendios que ya han arrasado con más de 10 millones de hectáreas en toda Bolivia. Los indígenas son uno de los grupos más afectados por esta situación, pues las casas y cultivos de muchos de ellos se quemaron por completo, lo que los dejó a la deriva y desplazados en lugares ajenos a sus tierras.
La marcha se inició el viernes 18 de octubre y se dirige a San Ignacio de Velasco, donde realizarán un cabildo. El pedido de los marchistas es claro: Pausa ecológica y respecto a los indígenas chiquitanos y a las áreas forestales protegidas.
Desde hace más de cuatro meses iniciaron los incendios en Santa Cruz y distintos puntos del país, y la inacción de las autoridades, sumada al factor climático (sequía y vientos), generaron que el fuego se extienda a gran velocidad consumiendo más del 10% de bosques y pastizales de Bolivia. Muchos pueblos indígenas fueron evacuados y ahora temen el futuro cercano, pues avisoran escasez de alimentos y hasta de semillas.
La población de distintas comunidades se suma a la marcha mientras avanza con banderas y pedidos de freno al ecocidio que se vive año tras año. Los marchistas, la mañana del lunes, llegaron hasta la comunidad indígena de San Javierito, donde fueron recibidos por el Cabildo Indigenal. Después se reunieron en el frontis de la parroquia San Francisco Javier, donde los dirigentes expresaron sus demandas.
Entre ellas está la intervención a los asentamientos ilegales en el área protegida de Bajo Paraguá, acciones inmediatas para apagar los incendios forestales que afectan a las comunidades, soluciones para enfrentar la sequía y la crisis de recursos hídricos en la zona, planes de acción post-incendios y medidas de conservación ambiental, protección del territorio ancestral del Alto Paraguá y el respeto al área protegida del Bajo Paraguá.
Pero también exigen que se reduzcan los precios de los productos de la canasta familiar y se construyan caminos que faciliten la conexión entre comunidades, como el tramo Carmen de Ruiz-Campamento, de acuerdo al reporte de Fernando Kenning de Radio Juan XXIII.
Los testimonios de los marchistas evidencian una profunda preocupación por la falta de acción gubernamental frente a los problemas que los afectan. “Ancestralmente, los chiquitanos somos los guardianes de nuestro territorio”, afirmó uno de los líderes comunitarios. A pesar de los desafíos, la marcha sigue firme, con cada vez más personas uniéndose a la causa, de acuerdo a los videos publicados en redes sociales. “Hay más apoyo, más gente que quiere reclamar sus derechos. Queremos que las autoridades nos escuchen”, añadió Juan de Dios, cacique de la comunidad de Candelaria.
A lo largo del recorrido, los indígenas han reiterado su compromiso con la protección de sus tierras y su cultura, y aseguran que no descansarán hasta que sus demandas sean atendidas. Para ellos, los incendios no solo arrasan con el bosque, sino que «matan la vida» en todas sus formas: la fauna, la flora y el espíritu de las comunidades que habitan la Chiquitanía.
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