Hemos decidido tener menos wawas

Opinión

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Sumando Voces

Esther Mamani

¡Imposible, no podemos ser tan pocos!, ¡Han debido contar mal! Y así otras frases se leen y escuchan luego de que el Instituto Nacional de Estadística de Bolivia (INE) revelara los datos preliminares del reciente Censo de Población y Vivienda. Somos 11.312.620 millones de habitantes, las proyecciones calculaban cerca de 13 millones. ¿Qué pasó?

Por fuera de cualquier debate técnico o político, esta cifra nos dice que tenemos menos hijos o hijas. En términos políticos siempre se espera más habitantes, en términos de educación sexual y reproductiva podemos  deducir que las mujeres bolivianas tienen mayor dominio en cuanto a ser o no ser madres.

Según el INE, en Bolivia las mujeres tienen 2,1 hijos en promedio. La tasa de fecundidad ha bajado desde los años 60, cuando la cifra era de 7,5 hijos. Estos números fueron cruzados con los resultados de las Encuestas de Demografía y Salud en busca de una mayor precisión.

Hay un mayor control de la vida reproductiva, que es igual a un dominio mismo de sus vidas. Hay más mujeres invirtiendo su tiempo en otras actividades por fuera de la crianza como el desarrollo de sus carreras profesionales.

Terminar los estudios escolares, ingresar a la universidad, realizar prácticas preprofesionales y entregarse de lleno a un trabajo implica tiempo. Para miles y miles de mujeres en nuestro país eso está vetado, pues con la maternidad las tareas de cuidado y crianza de sus familias recaen en sus espaldas. Así, muchas renuncian a sus sueños.

Las mujeres y adolescentes milenials o de la generación x, y o z expresan con más contundencia y frecuencia que no desean tener hijos. Aunque los datos del INE son escasos también indican que las mujeres tienen hijos a mayor edad. El panorama completo del censo de marzo de 2024 los tendremos en abril de 2025.

Otra información alentadora sobre fecundidad es la del Ministerio de Salud. Los embarazos en adolescentes pasaron de 82.416 a 32.660 en los últimos nueve años. Menos adolescentes y niñas siendo madres siempre va a ser una buena noticia.

Bolivia empieza a tener una tasa de reemplazo poblacional. Eso significa que las y los bebés que nacen ahora reemplazan a sus madres y padres, pero no hay un excedente en número.

“Las proyecciones de crecimiento fueron mayores, 350.000 más, que las realmente observadas a través de los certificados de nacimiento”, dijo el director del INE, Humberto Arandia, cuando presentó su primer informe. Estos datos de fecundidad tienen coherencia con una tendencia global, eso también hay que apuntarlo.

Todo lo expuesto no debe hacernos pensar que la Educación Integral en Sexualidad (EIS) está resuelta. Aún hay hospitales públicos donde las mujeres deben presentar un permiso de sus esposos, concubinos o incluso padres para acceder a métodos anticonceptivos.

Aún hay debates abiertos en torno a la  objeción de conciencia de médicos y médicas. Aún hay rostros incómodos y molestos cuando se habla de planificación familiar y de ser mujeres sin ser madres.

Aún persiste la creencia de que una mujer tiene más valor si ha gestado y criado que cuando elige no hacerlo. La desatinada declaración del ministro de Gobierno contra una legisladora de oposición es una prueba de que cataloga a las mujeres como válidas solo si han tenido hijos.

Aún tenemos autoridades con esas miradas tan reduccionistas y arcaicas. El cuerpo de la mujer es un territorio autónomo y libre de las opiniones de cualquier hombre blanco y con privilegios.

Y bueno, pese a todos esos “aún hay”, en Bolivia las mujeres están ejerciendo su derecho a no tener hijos o tener menos que implica un mayor control sobre su vida reproductiva.

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Esther Mamani es periodista, workaholic, especialista en género

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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