Editorial Sumando Voces
La crisis interna del MAS ha derivado en una guerra de audios, con acusaciones de corrupción de grueso calibre que, de existir un sistema judicial independiente, deberían ser investigadas con seriedad para determinar su veracidad o su falsedad y las responsabilidades que esto conlleva. Pero, esto es Bolivia y no existe ninguna posibilidad de que eso ocurra porque jueces y fiscales están cooptados por el poder político.
Esta semana, el expresidente Evo Morales presentó un audio para denunciar un presunto “negocio familiar” del presidente Luis Arce y su hijo Marcelo Arce Mosqueira en torno al litio y el gas. “Estoy sorprendido del audio que me llegó, un audio de un negocio familiar de Lucho Arcey de sus hijos», dijo el jefe del MAS.
Antes de la presentación de esta supuesta prueba, el diputado Vicente Condori, del ala arcista del MAS, hizo alusión a otro audio en el que se involucra a Evo Morales con el pedido de cercar ciudades el año 2019, luego de su renuncia al cargo.
El legislador dijo que el audio «era verídico». En el citado registro, presuntamente grabado cuando Morales estaba exiliado en México, el exmandatario da la siguiente orden a Faustino Yucra, uno de sus seguidores: «Hermano que no entre comida a las ciudades. Vamos a bloquear, cerco de verdad».
El caso del audio de Morales, por el que estaba siendo acusado de terrorismo, fue desestimado por la justicia, cuando ésta todavía respondía al exmandatario, pero ahora el caso podría ser reabierto a pedido de la oposición o del arcismo. Por su parte, el evismo también ha presentado una demanda penal en torno al audio del hijo de Arce.
Esta guerra de audios denota la encarnizada lucha por el poder entre Evo Morales y Luis Arce, que disputan la candidatura 2025 y la sigla del MAS. En ese afán, el evismo ha realizado un congreso en el Chapare y el arcismo está convocando a un cabildo multitudinario en El Alto, con la acusación de estar instrumentalizando a las organizaciones sociales, los funcionarios públicos y la militancia en general, como telón de fondo.
Lo que no toma en cuenta esta pugna interna es el interés ciudadano y los grandes desafíos del país, entre ellos, la crisis económica que, según la encuesta de UNITAS de este 2023, es el principal problema de Bolivia.
Asociados a la crisis económica, existen otros problemas de urgente atención como la sequía, el empleo precario, las desigualdades sociales y la pobreza.
Y, en el plano político, la crisis interna del MAS crea un nuevo elemento de tensión en el país y, lejos de resolver los actuales problemas, los agrava, acentuando la polarización política, la persecución a los opositores, la impunidad, la manipulación de la justicia, entre otros.
Tal vez la única ganancia que pueda dejar esta confrontación del MAS es que se abran nuevas opciones para nuevos proyectos políticos alternativos, aunque hasta ahora nada se avizora en el horizonte y la agenda está copada por la guerra azul. Entre tanto, el país mira de palco, mientras trata de resolver sus problemas y necesidades sentidas como puede.