Experta señala que por cada dólar invertido en turismo, se generan 92 dólares de retorno

Desarrollo

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Yenny Escalante

Likke E. Anderson durante su exposición en el conversatorio. Foto: Sumando Voces

El turismo en Bolivia es uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento y de retorno económico, pese a ser uno de los menos atendidos por la inversión estatal. Según la economista danesa-boliviana Lykke E. Andersen, directora de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible Bolivia, por cada dólar invertido en turismo se generan 92 dólares en retorno, lo que convierte a esta actividad en una de las más rentables para el país.

«El sector del turismo es un sector muy marginal para el Gobierno», sostuvo la especialista y mostró un cuadro comparativo en el que se observa el retorno de divisas por cada dólar invertido. «El sector agropecuario, por cada dólar genera cuatro; los hidrocarburos, nueve; la minería, 27; pero el turismo, 92. Así que para el sector público realmente es una buena inversión», dijo Andersen durante su exposición en “La conservación como alternativa al extractivismo”, evento organizado por la Plataforma Multiactor para la Implementación de la Meta 30×30 del Convenio sobre la Diversidad Biológica.

En contraste, otros sectores estratégicos como la minería o los hidrocarburos reciben inversiones muy superiores, pero generan retornos menores: 27 dólares en el caso de la minería y 9 dólares en hidrocarburos. Entre 2016 y 2019, el promedio de inversión pública en turismo apenas llegó a 8 millones de dólares por año, frente a los 290 millones destinados a hidrocarburos y más de 200 millones al agro.

A pesar de ello, el turismo representa una fuente de empleo en constante crecimiento. El sector de restaurantes y alojamiento, vinculado directamente a esta actividad, es el que más ha aumentado en generación de trabajo en los últimos años, superando incluso a rubros tradicionales como la minería.

Otro factor clave es el bajo impacto ambiental. Estudios comparativos muestran que la huella de carbono y de agua del turismo en Bolivia es mínima frente a la minería y los hidrocarburos, lo que refuerza su perfil como actividad estratégica para un desarrollo sostenible.

«También hemos calculado la huella de agua del turismo en Bolivia. En comparación con otros sectores en Bolivia, consume por año más o menos 18 millones de metros cúbicos, mientras que la minería, 23.000 millones de metros cúbicos, casi 1.000 veces más», enfatizó Andersen.

A nivel global, el turismo representa el 10% del empleo y el 7% del PIB, pero Bolivia solo concentra el 0,3% del mercado sudamericano. El año pasado el país recibió 740 millones de dólares por gasto turístico, una cifra aún por debajo de los niveles prepandemia, cuando se registraba un crecimiento anual sostenido del 8,3%.

Para Andersen, el reto es aprovechar ese potencial con medidas concretas: facilitar medios de pago a turistas, incentivar estancias más largas (al menos tres semanas en Bolivia), atraer visitantes bolivianos residentes en el exterior y promover el turismo interno. “No es nada fuera de este mundo, pero hay que hacer pequeños ajustes para lograrlo”, afirmó.

El objetivo es que, hasta 2030, el turismo pueda generar al menos 3.000 millones de dólares anuales, equivalente a los ingresos récord alcanzados por el oro o la soya en su mejor momento.

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