Una investigación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), que hizo un relevamiento de datos comparativos entre 2010 y 2022, estableció que el 57% del bosque deforestado fue destinado a la ganadería, 33% a la agricultura mecanizada y un 10% a la agricultura a pequeña escala.
El documento establece que en ese tiempo se perdieron 3 millones de hectáreas de bosque y que el 76% de la deforestación ocurrió en el departamento de Santa Cruz.
El informe titula “Causas, actores y dinámicas de la deforestación en Bolivia 2010-2022” y fue elaborado por los investigadoresRobert Müller, Juan Carlos Montero y Gustavo Mariaca.
“Como resultado generalizado, el análisis muestra que, de las aproximadamente 3 millones de hectáreas de bosque perdidas entre el 2010 y 2022, un 57% se destinó a usos ganaderos, un 33%, a usos de agricultura mecanizada y un 10%, a agricultura a pequeña escala”, señala el documento.
Citando datos de la Fundación Amigos de la Naturaleza, agrega que en los últimos años, Bolivia ha registrado tasas de deforestación muy por encima de las observadas en el pasado, superando las 350 mil hectáreas anuales en 2021 y 2022.
Dinámicas detrás de la deforestación
Pero, ¿qué está detrás del crecimiento de la deforestación? El documento señala varios aspectos, entre ellos el auge de la ganadería y la exportación de carne, las nuevas colonias menonitas, la expansión agroindustrial en suelos pobres de la Chiquitania, los nuevos asentamientos de colonizadores mecanizados e interculturales, y la legalización de la deforestación.
Respecto al auge de la ganadería, indica que si bien la producción de carne en el pasado solo abastecía el mercado nacional, desde 2019 se exporta también a China. “Actualmente, la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz) estima que la producción de carne bovina tiene un potencial saldo exportable de unas 500 mil toneladas por encima de la demanda nacional, lo que implica un aumento del área de producción de 0,5-1 millón de hectáreas. Las exportaciones actuales alcanzan aproximadamente a la mitad de este saldo”.
Respecto a los menonitas, menciona que la mayor parte de la deforestación provocada por este sector ocurre en colonias nuevas, creadas en los últimos 15 años. “Los menonitas obtienen altos ingresos por la producción agrícola, principalmente de soya”, señala el reporte.
Otro de los aspectos es que en la última década se empezó a habilitar suelos pobres ferralíticos en la Chiquitania, lo que se vio facilitado por la producción nacional de úrea.
Respecto a los colonizadores, indica que en los últimos años, solamente en la Chiquitania se otorgaron títulos por encima de los 1,5 millones de hectáreas de tierras para nuevos asentamientos de colonizadores nacionales e interculturales. “También se observa la expansión en tierras restringidas, como en la Reserva Forestal El Choré, entre otras”, añade.
Finalmente, el documento apunta a las políticas gubernamentales que favorecen este escenario. Bajo la agenda patriótica, el Gobierno boliviano promueve la expansión de la frontera agrícola, por ejemplo, proponiéndose triplicar el hato ganadero, indica y agrega que, desde 2013, las políticas de Estado “han fomentado la deforestación mediante la legalización de desmontes que anteriormente habrían sido ilegales, por ejemplo, en tierras de producción forestal permanente (TPFP)”.
En ese marco, el estudio encontró que un 41% de la deforestación entre 2010 y 2022 ocurrió en esas tierras (TPFP), realizada en su mayor parte por ganaderos y colonizadores mecanizados.
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