Entre el desastre y la esperanza

Opinión

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Sumando Voces

Hernán Avila Montaño

Mientras algunos sectores se dedican a quemar y destruir la naturaleza y otros como los campesinos de Santa Cruz que, en absoluta irracionalidad anuncian bloqueo en contra de medidas que buscan detener la catástrofe ambiental, tuve la oportunidad de visitar San José del Cabitu, una comunidad sede del gobierno de la autonomía indígena del Territorio Indígena Multiétnico (TIM), que está ubicado en la Amazonía sur de Bolivia, quienes acaban de aprobar una Ley de creación de un Área de Conservación para preservar el agua, la vida y la esperanza de los cinco pueblos indígenas que habitan su territorio: Mojeños Trinitarios, Mojeños Ignacianos, Tsimanes, Yuracaré y Movimas.

Las comunidades del Territorio Indígena Multiétnico (TIM), después de más de 12 años de trámites para acceder a su derecho a la autonomía indígena, han adquirido a finales del año pasado (2023) el estatus de Entidad Territorial Autónoma sobre la cual han constituido su Gobierno propio en el marco del ejercicio de la autonomía indígena establecida en la CPE. Esta cualidad le otorga, entre otras, competencias legislativas sobre su territorio a través de las cuales ha creado un área de Conservación al sur de su territorio con aproximadamente 196.000 hectáreas, cuya finalidad será proteger las nacientes de agua que cursan su territorio, el bosque, la biodiversidad terrestre, marina y aérea y sobre todo a las comunidades Tsimane que habitan esta área.

El Área de Conservación denominada Área de Conservación del patrimonio histórico cultural social y espiritual “Loma Santa” del gobierno indígena autónomo del territorio indígena multiétnico (GIATIM) fue una demanda de las 28 comunidades indígenas que habitan el territorio quienes en su máxima instancia de toma de decisiones (Encuentro de Corregidores) determinaron crearla con el propósito de preservar la vida para las generaciones futuras, no solo pensando en los cinco pueblos que habitan su territorio sino, en el país y la humanidad. Este mandato fue asumido por la Asamblea Legislativa Territorial que aprobó la Ley y el 4 de octubre fue promulgada por su ejecutivo.

Las comunidades indígenas que habitan el TIM son herederas de pueblos buscadores de la “Loma Santa”, esas milenarias movilizaciones que emprendían sus abuelos en busca de un lugar sagrado en el bosque destinado solo para ellos, un lugar donde, -en palabras de sus abuelos – “no habrá maldad, ni envidia, ni codicia, sino abundancia y paz, donde nadie los molestará porque estarán protegidos por fieras”, en ese espíritu, estos pueblos ahora en ejercicio de gobierno en su territorio han creado su área de Conservación con ese nombre “Loma Santa”, como un refugio de vida y de preservación de sus bienes naturales comunes y como una respuesta a las constantes amenazas de intereses mezquinos que en complicidad a autoridades públicas nacionales asechan la unidad de su territorio en los últimos tiempos.

Con esta medida, los pueblos indígenas del TIM buscadores de Loma Santa empiezan a reconstruir su espacio sagrado, donde ellos coexistan con sus amos del bosque y del agua y lanzan un fuerte mensaje de cordura y esperanza al país, un llamado a la reflexión nacional ante el desastre socio-ambiental que vivimos por la codicia y la ambición desmedida de sectores que en complicidad con autoridades públicas y a so pretexto de ampliación de la frontera agrícola y minera promueven la quema de los bosques, la contaminación de los ríos y la destrucción de la biodiversidad y la vida.

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Hernán Ávila es sociólogo, trabaja con pueblos indígenas y es integrante de la Organización de Apoyo Legal y Social (ORE)

Las opiniones de nuestros columnistas son exclusiva responsabilidad de los firmantes y no representan la línea editorial del medio ni de la red.

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