Claudia Terán
La democracia, como sistema de gobierno, puede manifestarse en diversas formas, cada una con sus propios mecanismos para permitir la participación ciudadana y asegurar que las decisiones reflejen la voluntad del pueblo.
La democracia comunitaria es una forma de autogobierno que se basa en la libre determinación y el ejercicio de derechos colectivos, especialmente entre las naciones y pueblos indígenas originario campesinos. Esta forma de democracia se ejerce mediante normas y procedimientos propios, respetando las tradiciones y estructuras de gobierno de estas comunidades. La representación en la democracia comunitaria es cualitativa, enfocándose en la cohesión social y el consenso dentro de la comunidad.
La democracia representativa es quizás la forma más conocida y extendida en el mundo. En este modelo, las y los ciudadanos eligen a sus representantes mediante el voto individual, libre y secreto, para que tomen decisiones en su nombre en diferentes niveles del Estado. Este tipo de democracia se basa en el principio del sufragio universal y asegura que las decisiones del gobierno sean un reflejo de la voluntad popular, aunque de manera indirecta. Las y los representantes electos son responsables de legislar y gobernar, con la obligación de rendir cuentas a sus electores.
La democracia directa y participativa, en cambio, permite una participación más activa de la ciudadanía en la toma de decisiones. Las y los ciudadanos no solo eligen a sus representantes, sino que también participan directamente en la formulación y decisión de políticas públicas. Este modelo incluye mecanismos como la iniciativa popular, la deliberación democrática y el control social sobre la gestión pública. Uno de los mecanismos más poderosos de esta forma de democracia es el referendo, que permite a la ciudadanía decidir, a través del voto, sobre normas, políticas o asuntos de interés público.
El referendo, como mecanismo de la democracia directa y participativa, tiene un papel crucial en la expresión de la voluntad popular. Este proceso decisional es directo, lo que significa que no requiere de intermediarios ni representantes que deliberen o negocien; simplemente se somete una cuestión a votación y se respeta la decisión mayoritaria. Las decisiones adoptadas mediante referendo tienen vigencia inmediata y son vinculantes, es decir, deben ser implementadas obligatoriamente por las autoridades.
La característica esencial del referendo es que se utiliza en situaciones de gran interés público, complementando, pero no reemplazando, a la democracia representativa. Es un medio para empoderar a la ciudadanía, asegurando que sus opiniones y preferencias sean consideradas en la toma de decisiones.
El referendo ha sido utilizado en diversos contextos históricos y políticos. Aunque fue empleado desde el siglo XIX, su uso ha sido controvertido en algunos casos, como en regímenes dictatoriales que lo utilizaron para legitimar su poder. Sin embargo, en democracias consolidadas como Suiza, el referendo es una práctica habitual que forma parte de la cultura política del país.
En Latinoamérica, ha sido un instrumento tanto para legitimar liderazgos personalistas como para resolver problemas sociales. Ejemplos incluyen a Alberto Fujimori en Perú y Hugo Chávez en Venezuela, quienes usaron referendos para consolidar su poder. No obstante, el referendo también ha sido utilizado por movimientos sociales para frenar políticas impopulares, como en Uruguay en 2003, cuando se consultó sobre la derogación de una ley que permitiría la asociación de la refinería estatal con petroleras transnacionales.
El referendo, en su esencia, es una manifestación de la soberanía popular, permitiendo que la ciudadanía tome decisiones directas sobre cuestiones importantes. Este mecanismo, previsto en muchas constituciones, incluida la nuestra, refuerza la participación ciudadana y complementa las formas tradicionales de democracia representativa.
Sin embargo, para que el referendo cumpla con su propósito democrático, es fundamental que las y los ciudadanos estén bien informados sobre cómo funciona y las implicaciones de su aplicación. Conocer este mecanismo es clave para ejercerlo de manera responsable, asegurando que refleje verdaderamente la voluntad popular. Solo una ciudadanía consciente y activa puede garantizar que el referendo sea un medio efectivo de participación y control democrático, protegiendo así el poder que reside en el pueblo.
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Claudia Terán es abogada especialista en Derechos Humanos.
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