Roberto Méndez
Eran las 2 de la mañana del 23 de junio del 2004, cuando la adrenalina que recibimos del primer cabildo realizado a los pies del monumento a El Cristo, se encontraba en el máximo nivel y nosotros en la sala de redacción del periódico El Día no sabíamos cómo resumir esa jornada histórica, y traducirla en un titular, hasta que entre todos llegamos al consenso de registrar una frase coreada por todo el pueblo cruceño: Le pusimos “Autonomía carajo…”
Y vimos esa mañana una fotografía que cubría las dos carillas del tabloide con ese titular fuerte, vigoroso, que orgullosamente fue asumido por el pueblo de Santa Cruz, como un grito de guerra en la que fijábamos el clamoroso pedido de consolidar el proceso de descentralización que no obstante haber sido aprobado en el referéndum de 1931, siempre fue combatido por el gobierno central.
Fueron célebres las frases de los líderes cruceños que hicieron alusión al despertar del león que se encontraba dormido para hacer escuchar el clamor del pueblo por una autonomía que permitía mayor descentralización y asignación de los recursos económicos en todos los municipios, principalmente de Santa Cruz, donde se concentra el grueso de la migración tanto nacional como extranjera.
De ese modo se realizó la primera concentración masiva del Siglo XXI que siguió con otros cabildos que van a terminar por consolidar la autonomía en la nueva Constitución Política del Estado del 2009 y la elección por primera vez de los nueve gobernadores y complementada con la elección también de alcaldes.
“El Estado adopta para su gobierno la forma democrática participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres. II. La democracia se ejerce de las siguientes formas: Directa y participativa, por medio del referendo, la iniciativa legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa, entre otros”, dice el artículo 11 de la CPE.
Autonomía que fue combatida en un Referendum por el gobierno central a la cabeza del entonces presidente Evo Morales y por autoridades como el vicepresidente Alvaro García Linera, hasta admitir que se equivocaron.
Mientras tanto, El Cristo, enfundado en su icónico monumento parecía sonreir en cada concentración que se realizaba a sus pies y con sus manos tendidas inspiraba las luchas del pueblo cruceño que datan desde que la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz gritó en su famoso memorándum de 1904, que nosotros, es decir el oriente, existimos, para interpelar a una rosca minera que solo pensaba que Bolivia era solo el occidente y que ignoraba a los pueblos del oriente, sin carreteras, polos de desarrollo y sin los servicios mínimos de salud y educación.
Pero ahora, en el 2023, hace 19 años, el primer cabildo del siglo ha quedado en la historia y nos queda recordar las 11 tareas: por libertad, autogestión, solidaridad, unidad, trabajo, reducción de la pobreza, respeto al medio ambiente, a la identidad de los pueblos, planificar el futuro y la décima fue la integración y encomendar la ejecución al liderazgo joven.
Hoy, los cabildos se han consolidado como una forma de expresión popular, al extremo que nuestro principal detractor, el Movimiento al Socialismo, de la mano del presidente socialista Luis Arce, acaba de realizar una concentración el pasado 18 de octubre del 2023, en el Alto, La Paz, para contrarrestar a un congreso organizado en Lauca Ñ, Cochabamba, el 3 de octubre, por su ex aliado y hoy contrincante, Evo Morales, de cara a las elecciones del 2025.
Mientras tanto en Santa Cruz tenemos preso al gobernador Luis Fernando Camacho, acaban de imputar a las autoridades que convocaron a las movilizaciones por el censo a fines del 2022, el gobierno central insiste en construir una carretera que nos puede dejar sin agua, amen de los incendios provocados y de la coca que se ha descubierto en los parques.
Y el Cristo ha quedado solo, extrañando el rugido de los leones que este 2023 nunca fueron convocados y que nos hacen pensar que es verdad que las logias y grupos secretos mandan en Santa Cruz, cuando todos sabemos que no es así…
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Roberto Méndez es periodista.
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