Ecofiltros Tarija. Fotos: Cortesía Vannessa Alarcón
En respuesta a los altos niveles de contaminación microbiológica del agua en el municipio de San Lorenzo, la Fundación Ivi Maraei y el Movimiento de Justicia Socioambiental de Tarija desarrollaron un innovador proyecto que logró dotar de 20 filtros ecológicos de agua, hechos de arcilla, aserrín y plata coloidal. Estos fueron distribuidos en cinco unidades educativas y se beneficiaron 632 niños y niñas que antes bebían agua no apta para el consumo humano.
La iniciativa nació en 2023, tras identificar que los escolares enfermaban continuamente por consumir agua no tratada extraída de pozos o vertientes. “Los niños sufrían enfermedades como hepatitis A debido al consumo de agua de vertientes y pozos sin tratamiento”, explica Vanessa Alarcón, representante del Movimiento Justicia Socioambiental, entidad ejecutante del proyecto. Ante esta realidad, las organizaciones decidieron impulsar una alternativa basada en tecnologías apropiadas y saberes ancestrales.

El ecofiltro, inspirado en una técnica colombiana —que aprendieron en un webinar—, consiste en una mezcla de arcilla, aserrín (que al ser horneado se convierte en carbón activado y quita los malos olores) y plata coloidal (que actúa como bactericida). Todo el proceso de elaboración fue adaptado a recursos locales, aprovechando la abundante arcilla tarijeña y el conocimiento de mujeres artesanas de San Lorenzo, expertas en la elaboración de vasijas y ollas de barro.
“El municipio de San Lorenzo se caracteriza por tener mujeres artesanas que hacen ollas o vasijas de barro (…), es una práctica ancestral que se estaba perdiendo, las mayores (tercera edad) eran las únicas que conservaban esa práctica ancestral», cuenta Helga Corrillo, directora de Ivi Maraeí, entidad que avaló el proyecto. Agrega que decidieron revalorizar esa práctica y capacitar a nuevas generaciones con el apoyo de la institución Barro Colorado.
Esta iniciativa se hizo realidad gracias al financiamiento de alrededor de 30 mil bolivianos del Fondo de Pequeños Proyectos (FPP), de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (UNITAS), con apoyo de Pan Para el Mundo. El proyecto superó varios desafíos técnicos, como la búsqueda de la mezcla ideal o el diseño de moldes adecuados. “Las primeras muestras salieron macetas, no filtraban nada”, recuerda Corrillo entre risas. Finalmente, se lograron producir 20 filtros funcionales de 40, 50 o hasta 70 centímetros de alto, con una vida útil de entre cinco y siete años, que pueden filtrar hasta 10 litros diarios de agua.
Los días 25 y 26 de junio, en Sucre, Helga Corrillo y Vanessa Alarcón participaron del Encuentro de Intercambio de Proyectos FPP 2022 – 2025 organizado por la Red UNITAS, donde participaron casi 60 representantes de distintos proyectos financiados por el Fondo de Pequeños Proyectos (FPP) de Pan Para el Mundo.
Los ecofiltros fueron entregados a colegios del municipio, junto con capacitaciones en educación ambiental. A pesar de cierta resistencia inicial de algunos profesores, los resultados de laboratorio de la Cooperativa de Servicio de Agua y Alcantarillado de Tarija (Cosaalt) demostraron que el agua filtrada era segura para el consumo.
«El Movimiento de Justicia realizó un análisis de la calidad del agua, el cual evidenció que es significativamente más adecuada y segura que la que consumían antes. Esto nos permite afirmar con base en evidencia que el acceso a esta agua de mejor calidad contribuye a reducir la incidencia de enfermedades y afecciones en niños y niñas. Si bien no realizamos un estudio específico sobre salud, la mejora en la calidad del agua es un factor clave para la prevención de enfermedades gastrointestinales y otras afecciones comunes en la infancia», informa Alarcón.
Actualmente, los ecofiltros siguen siendo utilizados en algunas escuelas y su modelo ha comenzado a replicarse en municipios como Villamontes y Yacuiba de Tarija.





Aunque el filtro no sirve para aguas altamente contaminadas con metales pesados o aguas servidas, sí es efectivo para eliminar microorganismos y mejorar la calidad del recurso hídrico obtenido de lluvia, vertientes o pozos. Estas organizaciones ahora esperan conseguir nuevos financiamientos para perfeccionar el diseño, ampliar la producción y llegar a más comunidades en situación de vulnerabilidad.
Este proyecto no solo resuelve una necesidad básica, también recupera saberes indígenas y empodera a mujeres artesanas, concluye Corrillo. “Queremos que haya agua para beber en todas partes, no solo agua por todas partes y ni una gota para tomar”.
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